El 17 de octubre será una fecha importante para los hipotecados ya que el Banco Central Europeo (BCE) se reúne de nuevo y lo que , inicialmente parecía un mero trámite antes de la rebaja prevista para diciembre, ha ganado protagonismo debido a los fuertes recortes en los tipos de interés realizados por la Reserva Federal.
En una entrevista con el semanario portugués *Expresso*, publicada recientemente, Luis de Guindos, vicepresidente del BCE, mencionaba que el banco central mantenía “la puerta totalmente abierta” de cara a una posible rebaja de 25 puntos básicos en octubre. Sin embargo, también advertía que en diciembre se dispondría de más datos y una nueva ronda de proyecciones, lo que podría influir en una decisión más informada.
El BCE ha estado adoptando un enfoque basado en los datos, ajustando sus decisiones reunión a reunión, pero el poco tiempo desde la última reunión de septiembre podría complicar un nuevo recorte. De hecho, el Banco de Inglaterra, otro actor clave, no cedió a la presión tras el movimiento de la Fed y decidió mantener sus tasas sin cambios en el 5%.
Por otro lado, un factor que podría inclinar la balanza hacia un recorte adicional es el dato de inflación de septiembre, que se prevé sea muy positivo, aunque tanto la presidenta Christine Lagarde como De Guindos han advertido que el último trimestre del año no será tan favorable. En sus declaraciones a *Expresso*, el vicepresidente del BCE afirmó que aunque los datos de septiembre sean alentadores, en el último trimestre la inflación podría volver a subir debido a efectos estacionales.
En cuanto a la economía, Guindos se muestra moderadamente optimista, destacando que la caída de la inflación debería aumentar los ingresos reales de los hogares, lo que eventualmente podría fortalecer el consumo. Además, subraya la mejora del mercado laboral y el aumento de las exportaciones netas como elementos clave para el crecimiento. No obstante, también señala que la incertidumbre política y otros factores fuera de su control pueden seguir afectando la confianza de los consumidores.
Uno de los principales desafíos para el BCE sigue siendo la inflación en los servicios y el aumento de los salarios. Guindos se refirió a la inflación en el sector servicios como “el punto débil”, pero confía en que la moderación en los acuerdos salariales y un aumento en la productividad ayudarán a controlar este problema.
El euríbor, por debajo del 3% de media en lo que va de septiembre, ya está reflejando el cambio en la política monetaria. De Guindos espera que las familias en el sur de Europa, especialmente aquellas con hipotecas a tipo variable, pronto noten una mejora en su poder adquisitivo a medida que los tipos de interés sigan bajando. En países como Portugal y España, donde predominan las hipotecas variables, el efecto será más rápido, mientras que en otras regiones con más préstamos a tipo fijo el impacto tardará más en llegar.
En cambio, los ahorradores y los bancos podrían enfrentar noticias menos favorables. De Guindos prevé que la rentabilidad de los depósitos irá disminuyendo a medida que bajen los tipos de interés, lo que podría reducir también los márgenes de las entidades financieras. En cuanto a la posibilidad de volver a tasas de interés cero o negativas, el vicepresidente del BCE fue claro: “No creo que las volvamos a ver en el futuro cercano”.
Sobre el mercado inmobiliario, Guindos descartó el riesgo de una burbuja similar a la de 2008. La solución, según él, pasa por promover la construcción de viviendas asequibles y un mercado de alquiler eficiente, señalando que la política monetaria no es el principal culpable de la actual escasez de viviendas asequibles.