El oro ha recuperado un papel clave para los inversores en 2024, alcanzando nuevos máximos históricos con un valor que supera los 2.500 dólares por onza y registrando un repunte de alrededor del 30%. Históricamente considerado como el “activo refugio” por excelencia, ha protagonizado una fuerte subida, impulsada por una combinación de factores económicos, políticos y geopolíticos que están marcando el rumbo de los mercados financieros.
Según el análisis de Renta 4 Banco, este incremento en el precio del oro responde, en gran medida, a la creciente acumulación de este metal por parte de los bancos centrales. En un contexto de incertidumbre económica global, los bancos, especialmente en países no occidentales como China, Rusia, Turquía o India, han incrementado sus reservas de oro con el fin de proteger sus economías de la volatilidad del dólar y de posibles sanciones internacionales. Durante 2023, los bancos centrales compraron más de 1.000 toneladas de oro, lo que representó el segundo volumen anual más alto registrado hasta la fecha.
Otro factor que ha impulsado el precio del oro es la persistencia de la inflación, particularmente en la economía de Estados Unidos. A pesar de que los tipos de interés han experimentado un aumento notable en los últimos años, la relación inversa histórica entre el oro y los tipos de interés reales parece haberse roto. Tradicionalmente, cuando los tipos de interés suben, el precio del oro tiende a bajar, y viceversa. Sin embargo, en los últimos meses, esta tendencia ha cambiado. Como explica Jesús Sánchez-Quiñones, director general de Renta 4 Banco, “aunque los tipos de interés han estado subiendo, el precio del oro ha subido todavía más”. Esta situación se debe, en parte, al temor de una futura monetización de la deuda en Estados Unidos, que podría devaluar el dólar y aumentar la inflación, factores que históricamente han impulsado la demanda de oro como refugio seguro.
La inestabilidad geopolítica también ha jugado un papel clave en la subida del precio del oro. Los conflictos internacionales abiertos, junto con el creciente temor a sanciones económicas, han hecho que muchos países, especialmente fuera de Occidente, reconsideren sus políticas de reservas. El congelamiento de las reservas en dólares y euros de Rusia tras la invasión de Ucrania ha sido un claro ejemplo de cómo las sanciones pueden alterar las dinámicas económicas globales. En este sentido, Sánchez-Quiñones apunta que “el dólar y los bonos del tesoro americano han dejado de ser considerados activos sin riesgo para una gran parte del mundo”, lo que ha llevado a muchos países a ver el oro como un sustituto más seguro.
Por su parte, Antonio González, responsable de gestión de Activos de Renta 4 Banco, subraya que el contexto geopolítico actual es determinante en esta ruptura de la correlación inversa entre el oro y los tipos de interés. Según él, el entorno “tan turbulento” ha empujado a los inversores a buscar activos refugio como el oro, lo que ha impulsado su precio.
Finalmente, la directora de Análisis y Estrategia de Renta 4 Banco, Natalia Aguirre, ha señalado que la deuda pública global sigue aumentando a niveles históricos. En este sentido, es probable que los déficits públicos continúen por encima del 5% del PIB en los próximos años, lo que podría aumentar aún más la demanda de oro, no solo como cobertura frente a la inflación, sino también como respuesta a un posible debilitamiento del dólar.