La inflación en la zona euro ha dado un respiro en septiembre, al registrar un aumento interanual del 1,8%, la cifra más baja desde mayo de 2021. Esta noticia ha sido recibida con optimismo por parte del vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), Luis de Guindos, quien destacó que, aunque estos datos son alentadores, no se debe bajar la guardia en la lucha contra la inflación.
En un evento organizado por Intereconomía, Guindos calificó los datos recientes como “una sorpresa positiva”, pero advirtió que aún queda un largo camino por recorrer. En sus declaraciones, también subrayó que la evolución de la inflación en el sector servicios sigue siendo preocupante y que la situación dependerá de factores como el aumento de los salarios y la productividad. Por ejemplo, si las empresas logran absorber el incremento de los costes laborales sin trasladarlos a los precios, esto podría contribuir a mantener la inflación bajo control.
Las proyecciones del BCE apuntan a que hacia finales de 2025, la eurozona podría alcanzar una estabilidad considerable, con una inflación tanto general como subyacente cerca del objetivo del 2%. Sin embargo, Guindos ha sido claro al indicar que el Consejo de Gobierno del BCE estará vigilante en sus reuniones programadas para octubre y diciembre, donde se discutirán estos indicadores y en función de ellos podrían bajar los tipos de interés, sin duda una buena noticia para los hipotecados.
El vicepresidente también abordó el reto del crecimiento económico en la eurozona, que se presenta muy moderado. Entre los problemas estructurales que enfrenta Europa, destacó la falta de inversión, el estancamiento de la productividad y los problemas demográficos que requieren atención urgente. En este contexto, Guindos mencionó la necesidad de establecer una política de inmigración bien definida, como parte de una solución integral para abordar las preocupaciones demográficas de Europa.
Además, Guindos expresó su inquietud por el proceso de fragmentación económica que podría estar afectando al mundo. Este fenómeno, que no solo se relaciona con tensiones geopolíticas, podría ralentizar la globalización que ha sido un motor de crecimiento en las últimas décadas. En sus palabras, “no creo que vaya a haber una desglobalización, creo que lo que va a haber es una ralentización de la globalización”, lo que podría tener efectos a largo plazo tanto en el crecimiento económico global como en la inflación.
Con todo, mientras la eurozona se enfrenta a retos económicos complejos, la moderación de la inflación ofrece noticias esperanzadoras.
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Se han pasado de frenada con el Euríbor…miles de familias afectadas por.l a subida de hipotecas, sangría de ejecuciones hipotecarios, viviendas embargadas..de eso no hablan.