El BCE podría darnos una sorpresita el jueves de la semana que viene

por Carlos Lopez

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El Banco Central Europeo (BCE) podría dar un giro en su política de tipos de interés durante la reunión del jueves 17 de octubre, según indicó François Villeroy de Galhau, miembro del Consejo de Gobierno del BCE y gobernador del Banco de Francia. En una entrevista reciente, Villeroy explicó que la inflación en la zona euro ha comenzado a moderarse, situándose por debajo del 2% en septiembre, y que la inflación subyacente (sin tener en cuenta precios volátiles como la energía y los alimentos) podría alcanzar este objetivo en 2025. Ante este contexto, los mercados esperan una rebaja de 25 puntos básicos en el tipo de referencia, que actualmente se sitúa en el 3,5%.

Las palabras de Villeroy han impulsado las expectativas de los mercados, que estiman con una probabilidad del 90% que el BCE reducirá los tipos en su próxima reunión. Esta posibilidad es relevante para los prestatarios, ya que una disminución del tipo de interés podría reflejarse en el Euríbor, que afecta a millones de hipotecas variables en Europa. Actualmente, el Euríbor está cotizando a la baja, con una de las caídas más importantes de los últimos años, situándose ya por debajo del 2%. Para los hogares que poseen hipotecas vinculadas a este índice, una bajada en los tipos podría aliviar el peso de las cuotas mensuales, aunque habrá que esperar para ver cómo reacciona el Euríbor en los próximos meses.

La decisión de mantener o reducir los tipos no es sencilla. Durante los dos últimos años, el BCE ha estado enfocado en contener una inflación que se disparó debido a problemas de oferta y al encarecimiento de la energía. Sin embargo, con la inflación ya bajo control, el BCE comienza a preocuparse por un posible enfriamiento de la economía. De hecho, la ralentización económica en Europa ha sido más pronunciada de lo esperado, y sectores clave como la manufactura y los servicios han mostrado señales de contracción en las encuestas recientes. El riesgo ahora, según Villeroy, es que una política monetaria demasiado restrictiva lastre aún más el crecimiento económico y dificulte el objetivo de mantener la inflación en torno al 2%.

Además, el mercado de futuros ya se está adelantando a posibles recortes de tipos en las reuniones de diciembre, enero y marzo, con estimaciones que sitúan el precio del dinero en el 2,5% a mediados del próximo año. Esta postura refleja el cambio en la política del BCE, que se ha comprometido a revisar la situación económica en cada reunión y ajustar los tipos según los datos disponibles. La presidenta del BCE, Christine Lagarde, también ha sido cautelosa al señalar que los recortes dependerán de un análisis exhaustivo de las condiciones económicas y de la actualización de las previsiones macroeconómicas que se hará en diciembre.

Otro factor relevante en este escenario es el precio del petróleo. Las tensiones en Oriente Medio han elevado la cotización del crudo, un recurso cuya volatilidad puede tener repercusiones sobre los precios generales y, en consecuencia, sobre la inflación. Sin embargo, Villeroy minimizó los temores de que un repunte en el precio del petróleo tenga un huella duradero sobre la inflación subyacente. Según el gobernador, un aumento temporal en los precios energéticos no debería influir en la política del BCE mientras no se traslade a otros bienes y servicios de forma generalizada.

Por otro lado, Villeroy también se refirió a la reciente operación de Unicredit, que ha adquirido un 21% del banco alemán Commerzbank. La transacción ha generado fricciones políticas, especialmente en Alemania, donde el Ejecutivo ha expresado su oposición a la operación. Sin embargo, el gobernador del Banco de Francia insistió en que la supervisión bancaria y la competencia deben quedar al margen de decisiones políticas. Según Villeroy, es el BCE, a través del Mecanismo Único de Supervisión, quien debe evaluar la operación y decidir sobre su viabilidad en función de los criterios económicos y financieros.

Este posible recorte de tipos y los movimientos en la banca europea indican que el BCE sigue ajustando su política en respuesta a un panorama económico cada vez más complejo, buscando un equilibrio que permita estimular la economía sin comprometer el control de la inflación.

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