La hipoteca aeronáutica, aunque poco conocida, es una alternativa financiera interesante para quienes necesitan comprar, renovar o financiar aviones, helicópteros u otras aeronaves de carácter comercial o privado. Al igual que una hipoteca tradicional sobre bienes inmuebles, en este tipo de préstamo el bien adquirido —en este caso, una aeronave— queda como garantía de pago para el prestamista, generalmente una entidad bancaria o un fondo especializado.
¿Cómo funciona la hipoteca aeronáutica?
El proceso es similar al de las hipotecas inmobiliarias, pero tiene sus propias particularidades. La entidad financiera evalúa la aeronave y determina el valor de tasación en función de sus características, antigüedad y uso. Una vez acordado el préstamo, el propietario registra la hipoteca en el Registro de Bienes Muebles, donde se llevan a cabo todos los trámites de inscripción y derechos asociados a aeronaves. Esto da seguridad al acreedor en caso de impago, permitiéndole proceder con una ejecución de la garantía, es decir, la aeronave.
Las hipotecas aeronáuticas suelen tener un interés que reflejan la volatilidad y el riesgo asociado a este tipo de bienes, así como la complejidad de su mantenimiento y operación. No obstante, ofrecen la ventaja de permitir una financiación elevada, pudiendo cubrir desde aviones comerciales hasta jets privados de alto valor. Aunque algunas condiciones pueden variar en función de la institución y del tipo de aeronave, las hipotecas aeronáuticas suelen tener plazos largos y condiciones de pago personalizables, adaptadas a la naturaleza de la industria de aviación.
Perfil del cliente y requisitos
Los solicitantes de hipotecas aeronáuticas suelen ser empresas de aviación, firmas de alquiler de jets privados o propietarios individuales con una capacidad económica notable. Los requisitos son bastante estrictos: la mayoría de las entidades exige garantías adicionales y, a menudo, avales personales, así como un historial financiero sólido.