El Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE) ha cumplido con las expectativas del mercado y ha anunciado una nueva rebaja de 25 puntos básicos en los tipos de interés. Con esta decisión, el tipo de depósito, clave para la política monetaria, baja al 3,25%, mientras que la tasa de refinanciación principal se sitúa en 3,40% y la facilidad de préstamo, utilizada por los bancos para obtener fondos a corto plazo, cae al 3,65%. Este movimiento se alinea con las previsiones de los analistas, que ya habían anticipado un nuevo ajuste a la baja tras la medida adoptada en septiembre, también de 25 puntos básicos.
El BCE ha justificado su decisión en la evolución de la inflación y en la forma en que su política monetaria está afectando a la economía. “El proceso de desinflación sigue avanzando como se esperaba, con sorpresas a la baja en los últimos datos de actividad económica”, señaló el organismo en su comunicado. El objetivo del BCE sigue siendo claro: reducir la inflación y asegurar que la política monetaria se transmita correctamente a la economía real.
Ajustes técnicos en la política monetaria
El 18 de septiembre, el BCE implementó ajustes técnicos previamente anunciados que han modificado la relevancia de sus diferentes tipos de interés. Ahora, el tipo de depósito se ha convertido “de facto” en la tasa de referencia para guiar la política monetaria, en detrimento de la tasa de refinanciación, que anteriormente tenía un mayor peso. Este cambio refleja el exceso de liquidez en el sistema financiero, lo que ha llevado a los bancos a utilizar más los depósitos en el BCE en lugar de recurrir a los fondos de refinanciación.
Con esta nueva estructura, el BCE busca alinear los tipos de interés a corto plazo del mercado monetario con sus decisiones y eliminar la liquidez sobrante del sistema financiero, evitando que interfiera en la correcta transmisión de su política.
La inflación en la zona euro desacelera
El último informe de Eurostat confirma que la tasa de inflación en la zona euro cayó al 1,7% en septiembre, la cifra más baja desde abril de 2021. Este descenso sigue la tendencia observada en agosto, cuando la inflación fue del 2,2%, y refleja principalmente la caída en los precios de la energía, que se redujeron en un 6,1% interanual.
Si se excluyen la energía, los alimentos, el alcohol y el tabaco, la inflación subyacente —que muestra la tendencia más estructural— se moderó al 2,7%, ligeramente por debajo del dato anterior. Este alivio en los precios generales llega en un contexto en el que algunos países como Rumanía, Bélgica y Polonia todavía experimentan incrementos relevantes en el costo de vida, con tasas del 4,8%, 4,3% y 4,2% respectivamente. En contraste, Irlanda, Lituania y Eslovenia vieron las subidas más moderadas, con datos que apenas rozan el 0%.
En España, la inflación también se moderó hasta el 1,7%, reduciendo la diferencia de precios respecto a la media de la zona euro, una noticia favorable para la competitividad de la economía española dentro del mercado común
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