20 quintillones de dólares. La absurda multa a Google

por Carlos Lopez

20 quintillones de dólares. La absurda multa a Google 4

Una demanda sorprendente y sin precedentes ha irrumpido en el mundo de la tecnología y la geopolítica: el gobierno ruso ha interpuesto una demanda millonaria contra Alphabet, la matriz de Google, por el cierre de varios canales de medios de comunicación rusos en YouTube, exigiendo una compensación de veinte quintillones de dólares. La cifra, equivalente a 20.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000 dólares, ha captado la atención mundial no solo por su magnitud, sino también porque supera, con creces, la riqueza monetaria total existente en el planeta.

Una cifra irreal en un conflicto sin precedentes

La Federación Rusa argumenta que el cierre de cuentas de medios como Russia 1 y RT News en la plataforma de YouTube constituye una “sanción internacional injusta” y que estos cierres limitan la libertad de información para los ciudadanos rusos. Según el Daily Mail, el Kremlin considera que se trata de una acción motivada políticamente por empresas estadounidenses y ha decidido emprender acciones legales para exigir esta desorbitada cifra. Un juez ruso, refiriéndose al monto demandado, lo calificó como “un caso con muchos ceros”, reflejando lo fuera de proporción de esta demanda en comparación con el valor financiero de Google, que actualmente ronda los 88.200 millones de dólares.

Para entender la magnitud del reclamo, es interesante observar que el PIB mundial se sitúa en aproximadamente 100 billones de dólares, mientras que el dinero impreso y en circulación ronda los 95 billones de dólares y las reservas de oro del mundo se estiman en 12 billones. En este contexto, la cantidad solicitada resulta imposible de pagar, lo que convierte la demanda en una declaración de intenciones más que en una búsqueda de resarcimiento financiero real.

Las tensiones en aumento entre el Kremlin y las grandes tecnológicas estadounidenses

Esta demanda se enmarca en un contexto de creciente presión de Rusia sobre Google y otras empresas tecnológicas de Estados Unidos, sobre todo desde la invasión rusa a Ucrania en 2022. Poco después de este acontecimiento, Google cerró sus oficinas en Rusia, dejando la mayoría de sus operaciones digitales activas pero bajo constante escrutinio del gobierno ruso, que exige mayor control sobre el contenido disponible para sus ciudadanos. Aunque plataformas como X (anteriormente Twitter) y Facebook han sido bloqueadas en Rusia, Google y YouTube continúan siendo accesibles, aunque con restricciones en cuanto al contenido que pueden ofrecer.

Por ejemplo, canales como Tsargrad TV, ligado al oligarca ruso Konstantin Malofeev, han sido eliminados de YouTube por la plataforma al considerar que violaban sus políticas de contenido. Esta decisión ha provocado múltiples multas por parte de Rusia, incluyendo una sanción inicial de 100.000 rublos (unos 1.030 dólares), cuyo valor ha sido programado para duplicarse cada 24 horas mientras Alphabet se mantenga en desacato a las órdenes del Kremlin. Esta multa, que ya se ha disparado a una cantidad teórica con 36 ceros en rublos, es una muestra más de la presión que el gobierno de Putin ejerce sobre las empresas tecnológicas occidentales.

El trasfondo: libertad de expresión vs. control gubernamental

La desorbitada demanda de veinte quintillones de dólares puede interpretarse como una movida del Kremlin para reforzar su postura de control sobre el contenido que considera “problemático” y para enviar un mensaje claro a otras corporaciones occidentales: el control informativo es una prioridad en Rusia. Mientras que Alphabet continúa sin ceder ante las presiones rusas, esta disputa resalta el dilema ético y legal que enfrentan las grandes tecnológicas: garantizar la libertad de expresión de sus usuarios frente a las demandas de gobiernos que buscan limitar el acceso a la información crítica.

Esta demanda, que parece destinada a ser simbólica más que práctica, marca un nuevo capítulo en las relaciones entre Rusia y las empresas tecnológicas de Estados Unidos, y es un recordatorio del huella de las sanciones internacionales y de la creciente influencia de las redes digitales en los conflictos globales.

Deja un comentario

Change privacy settings