Lo que es malo para la economía, es bueno para los hipotecados ya que presiona al BCE para bajar los tipos de interés con más fuerza.
Ayer conocimos que la actividad del sector privado en la zona euro continúa deteriorándose, según el índice PMI compuesto de noviembre, que cayó a 48,1 puntos desde los 50 registrados en octubre. Este dato marca el peor desempeño en diez meses, reflejando la contracción simultánea del sector manufacturero y de servicios. Este deterioro, unido a un entorno de incertidumbre política y económica, ha llevado al euro a tocar mínimos frente al dólar no vistos desde 2022.
El sector servicios, que hasta ahora había mostrado mayor resistencia, entró en territorio de contracción con un índice de 49,2 puntos, su nivel más bajo en casi un año. Por su parte, el PMI manufacturero se desplomó aún más, alcanzando 45,2 puntos frente a los 46 de octubre, consolidando su recesión. Es la primera vez desde enero que ambos sectores muestran simultáneamente una caída en la actividad, un reflejo del debilitamiento de la demanda, con los nuevos pedidos acumulando seis meses consecutivos a la baja.
Este contexto ha forzado ajustes en el empleo. Aunque las contrataciones en servicios han mostrado cierta fortaleza, el sector manufacturero redujo plantillas intensamente por cuarto mes consecutivo. Al mismo tiempo, los costes de insumos aumentaron al ritmo más alto en tres meses, presionando los márgenes de las empresas.
El euro cede terreno ante un BCE bajo presión
La debilidad económica ha tenido un impacto directo en los mercados. El euro cayó por debajo de 1,04 dólares, alcanzando 1,0333, un nivel no visto desde noviembre de 2022. Desde principios de noviembre, la moneda europea acumula una caída superior al 5% frente al dólar, en medio de crecientes expectativas de que el Banco Central Europeo (BCE) adopte medidas más agresivas para enfrentar esta crisis.
El deterioro económico coincide con un entorno político complicado. La incertidumbre en Alemania y Francia, junto con los temores sobre las políticas comerciales del presidente electo de EE.UU., Donald Trump, han minado aún más la confianza. Analistas de JPMorgan y Ebury advierten que un recorte de 50 puntos básicos en los tipos de interés podría estar sobre la mesa en la reunión del BCE en diciembre, aunque algunos economistas, como Paolo Grignani de Oxford Economics, consideran que el umbral para una medida de esa magnitud sigue siendo alto.
El panorama para 2024: riesgos en aumento
La combinación de estanflación —un escenario de bajo crecimiento y alta inflación— y la incertidumbre económica plantea serios desafíos para la eurozona. Alemania, la mayor economía del bloque, revisó a la baja su crecimiento del tercer trimestre, destacando su frágil recuperación. Además, la posibilidad de aranceles estadounidenses podría lastrar aún más las exportaciones europeas, que representan el 4% del PIB del bloque.
Aunque algunos bancos como JPMorgan creen que el BCE podría reducir los tipos en cada reunión hasta el verano de 2024, la debilidad de los datos actuales pone en duda incluso esta estrategia, y los analistas advierten que las proyecciones a corto plazo siguen siendo sombrías.