El economista jefe del Banco Central Europeo (BCE), Philip Lane, ha encendido las alarmas sobre los efectos de una política monetaria excesivamente restrictiva en la zona euro. En una entrevista con el diario francés Les Echos, Lane afirmó que mantener altos los tipos de interés por un periodo prolongado podría sofocar el crecimiento económico y arrastrar la inflación por debajo del objetivo del 2% fijado por la institución. “La política monetaria no debería seguir siendo demasiado restrictiva durante demasiado tiempo”, aseguró Lane, señalando la necesidad de reducir los tipos en el futuro.
El desafío del equilibrio económico
Lane reconoció que la inflación está actualmente cerca del objetivo del BCE, pero este dato esconde un panorama más complejo. Por un lado, la caída de los precios de la energía ha contribuido significativamente a moderar la inflación. Por otro, los servicios siguen mostrando una inflación elevada. Según el economista irlandés, este desequilibrio podría comenzar a corregirse hacia 2025, con un descenso en la inflación de los servicios que compensaría posibles aumentos en los precios de la energía, los alimentos y los bienes.
Sin embargo, Lane advierte que el ajuste necesario para estabilizar la inflación en niveles sostenibles aún no ha concluido. “Gran parte del tramo final para llevar la inflación de nuevo al objetivo del 2% podría efectivamente cubrirse el año que viene, siempre que no haya nuevos shocks económicos”, indicó el economista. Esta perspectiva refuerza la idea de que el BCE podría flexibilizar su política monetaria en 2024, evitando riesgos innecesarios para la economía.
Impacto del proteccionismo global
Más allá de los desafíos internos, Lane también subrayó los riesgos externos, en particular el impacto del proteccionismo en la economía global. En este sentido, expresó su preocupación por las políticas anunciadas durante la campaña de Donald Trump en Estados Unidos, que podrían implicar una mayor restricción comercial. Según Lane, el proteccionismo tiene un efecto netamente negativo sobre la economía mundial, aunque destacó que la eurozona, con su tamaño y diversidad comercial, no depende exclusivamente de Estados Unidos.
No obstante, un entorno global más proteccionista podría ralentizar el crecimiento de la economía europea y disminuir las presiones inflacionarias. Al mismo tiempo, este escenario podría traducirse en precios más altos para las importaciones, complicando aún más el balance inflacionario en la región. “Tendremos que equilibrar nuestra evaluación entre las presiones externas e internas sobre la inflación”, resumió Lane.
Un 2024 vital para el BCE
El próximo año se perfila como un periodo clave para el BCE en su búsqueda de un equilibrio entre estimular el crecimiento económico y mantener bajo control la inflación. Con el horizonte de un posible reajuste en los tipos de interés, la institución afronta un delicado balance en un contexto de crecientes incertidumbres geopolíticas y económicas.