La economía española sigue mostrando un notable dinamismo, al crecer un 0,8% en el tercer trimestre de 2024, repitiendo el mismo avance que en el trimestre anterior. Este crecimiento ha estado impulsado principalmente por el gasto público, que registró un incremento del 2,5% trimestral, una cifra histórica que marca la tasa más elevada desde que existen registros, en 1995, según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
El comportamiento del gasto público ha sido clave en este periodo, ya que su aumento supera en dos puntos el ritmo registrado en el segundo trimestre. El consumo de los hogares también ha contribuido positivamente, con un crecimiento trimestral del 1,2%, una décima más que en el periodo anterior, reflejando una relativa estabilidad en la confianza de los consumidores pese al contexto de incertidumbre económica global.
En términos interanuales, el Producto Interior Bruto (PIB) español creció un 3,3%, una décima más que en el trimestre anterior, aunque ligeramente por debajo de la previsión inicial del 3,4% anunciada en octubre. Aun así, esta cifra representa la tasa interanual más elevada desde el primer trimestre de 2023.
El Ministerio de Economía ha subrayado que estos resultados confirman el liderazgo de España en crecimiento económico dentro de las grandes economías de la Unión Europea. Además, han destacado que el país acumula ya 17 trimestres consecutivos de crecimiento trimestral y 14 trimestres de aumentos interanuales, consolidando una recuperación sólida tras los efectos de la pandemia y la crisis energética.
El crecimiento económico del tercer trimestre se ha sustentado principalmente en la demanda interna, que aportó un punto al avance trimestral del PIB, mientras que el sector exterior presentó una aportación negativa de dos décimas.
En el ámbito de la demanda nacional, el aumento del consumo privado y el gasto público compensaron la caída de la inversión, que retrocedió un 1,3% trimestral. Este descenso se explica, sobre todo, por una caída del 1,8% en la inversión en vivienda, rompiendo una tendencia de tres trimestres consecutivos al alza. Este dato refleja las dificultades que sigue enfrentando el sector inmobiliario, marcado por el aumento de los tipos de interés y el encarecimiento de los créditos hipotecarios.
El consumo de los hogares ha resistido con un crecimiento estable, impulsado por una mejora en el mercado laboral y la contención de los precios en algunos bienes esenciales. Sin embargo, la persistencia de una inflación subyacente elevada y la incertidumbre internacional podrían frenar este impulso en los próximos meses.
En contraste, el gasto público ha sido el gran catalizador del crecimiento, algo que, si bien resulta positivo para mantener el dinamismo económico, plantea dudas sobre su sostenibilidad a medio plazo si no viene acompañado de un mayor impulso en la inversión privada.
Con estos datos sobre la mesa y a falta de conocer el comportamiento de la economía en el último trimestre de 2024, todo apunta a que España cerrará el año con un crecimiento por encima de la media europea, consolidando su posición como una de las economías más resilientes del bloque comunitario.
No obstante, será importante observar la evolución de factores como la inversión privada, la demanda exterior y la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE) para determinar si este crecimiento puede mantenerse en 2025 o si, por el contrario, comenzará a mostrar signos de fatiga.
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