Desde julio de 2024, las botellas de plástico han cambiado en toda Europa con la introducción de los tapones no desprendibles. Esta medida, enmarcada dentro de la Directiva Europea 2019/904, busca reducir la contaminación causada por plásticos de un solo uso, que representan el 80% de los desechos en mares y océanos. Aunque los tapones de plástico son reciclables, aparecen en los residuos marinos hasta tres veces más que las botellas, según la Comisión Europea.
El objetivo de esta nueva normativa es simple: evitar que los tapones se pierdan durante el proceso de reciclaje y fomentar su recuperación junto con la botella. Puede parecer un pequeño cambio, pero su impacto ambiental es considerable, ya que impide que millones de tapones terminen en ríos, playas y océanos.
El siguiente paso: botellas con más plástico reciclado
Sin embargo, la transformación no se queda ahí. A partir de enero de 2025, todas las botellas de plástico fabricadas con tereftalato de polietileno (PET) deberán contener al menos un 25% de plástico reciclado. Este requisito, establecido en el artículo 6 de la Directiva 2019/904, obligará a los fabricantes a reducir su dependencia del plástico virgen, alineándose con los principios de la economía circular.
El compromiso no se detiene en 2025: para 2030, el porcentaje mínimo de plástico reciclado aumentará al 30%. Con esta medida, la Unión Europea busca reducir la huella ambiental de la industria del embalaje y hacer que el reciclaje sea más eficiente.
Más reciclaje y menos residuos
Junto con la incorporación de plástico reciclado, la normativa también establece objetivos ambiciosos para la recogida selectiva de residuos plásticos. Según el artículo 9 de la directiva, los Estados miembros deberán garantizar que al menos el 77% de los envases de plástico de un solo uso sean recogidos de manera separada para su reciclaje en 2025. Esta cifra subirá al 90% en 2029.
Estos cambios responden a una necesidad urgente de reducir la contaminación plástica y fomentar modelos de producción más sostenibles. Con la obligación de incorporar plástico reciclado y mejorar la recogida selectiva, la UE busca transformar la industria del envasado y avanzar hacia un futuro donde los residuos plásticos sean cada vez menos un problema ambiental.