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Actualizado el 21 de marzo de 2025
La idea de que alquilar es “tirar el dinero” ha sido un mantra repetido durante décadas en España. Una frase que casi se aprende por tradición familiar. El razonamiento es sencillo: si puedes permitirte pagar un alquiler, ¿por qué no dedicar ese mismo dinero a la hipoteca de una vivienda que algún día será tuya? Y más aún si, como muchos piensan, los precios de la vivienda siempre suben y comprarse una casa es una especie de seguro de estabilidad a largo plazo.
Sin embargo, ese discurso se tambalea cada vez más. Con un mercado inmobiliario lleno de incógnitas, precios de la vivienda que se resisten a bajar y un alquiler que tampoco da tregua, no son pocos los que vuelven a preguntarse si merece la pena dar el paso de inquilino a propietario… o si, en realidad, es mejor seguir alquilando.
El economista Robert J. Shiller, premio Nobel en 2013 y una de las voces más autorizadas en el análisis de los ciclos de precios, lleva años advirtiéndolo: comprar una casa no siempre es la mejor inversión. Según Shiller, el boom inmobiliario que se vivió en los primeros años del siglo XXI distorsionó la percepción que muchos tienen sobre el ladrillo. “Se instaló la idea de que los precios de la vivienda suben siempre, pero la realidad es que los retornos de una casa como inversión son mucho más modestos de lo que la gente piensa”, explicó en una entrevista reciente.
El experto recuerda que tras el estallido de la burbuja inmobiliaria en 2008, el valor de muchos inmuebles cayó y tardó años en recuperarse. “Es un error pensar que alquilar es tirar el dinero”, asegura Shiller. “Pagar una hipoteca también es gastar dinero en intereses, impuestos y mantenimiento. Y el valor de la vivienda no siempre sube”.
En el programa Economía de bolsillo de RNE, varios expertos han coincidido en que la decisión no es tan sencilla como parecía antes. Jordi Martínez Llorente, director de Educación Financiera en el Instituto de Estudios Financieros, apunta a que para los jóvenes (y no tan jóvenes) que priorizan la movilidad o que simplemente no tienen claro dónde quieren vivir a largo plazo, el alquiler es una opción lógica.
“El alquiler ofrece flexibilidad”, señala. “Si te surge una oportunidad de trabajo en otra ciudad o en otro país, te puedes mover sin complicaciones. Si has comprado una casa, tienes que pensar en vender, alquilar o en que alguien se encargue de ella mientras no estás”.
José Trecet, divulgador de finanzas personales, y Luis Pita, experto en ahorro, coinciden en esa visión. “Cuando compras, adquieres una deuda importante y un compromiso con el lugar en el que vives”, explican. “Eso limita tus opciones de cambiar de vida o de trabajo”.
El problema es que el alquiler en España no está ofreciendo demasiadas ventajas en cuanto a precios. En algunas ciudades como Madrid, Barcelona o Málaga, los alquileres han alcanzado máximos históricos. Según los últimos datos de Idealista, el precio del alquiler en España subió un 10% interanual en febrero de 2025, y en algunos barrios de grandes ciudades, las rentas ya igualan o superan las cuotas medias de una hipoteca a tipo fijo.
Iñaki Jiménez, consultor en el mercado inmobiliario, lo resume así: “La diferencia entre lo que pagas de alquiler y lo que pagarías por una hipoteca se ha reducido mucho. Si vas a destinar una cantidad importante de tu sueldo a la vivienda, muchos prefieren que al menos ese esfuerzo les lleve algún día a ser propietarios”.
Además, el Banco Central Europeo ha empezado a bajar los tipos de interés, aunque de manera muy gradual. Actualmente, el euríbor se ha moderado por debajo del 3%, lo que ha reactivado la firma de hipotecas, sobre todo de tipo fijo. Para quienes tienen ahorros suficientes para pagar la entrada (y asumir los costes asociados), la compra vuelve a parecer atractiva.
Los expertos coinciden en que no hay una respuesta única. “No es cuestión de si comprar o alquilar es mejor en términos absolutos”, comenta Jordi Martínez Llorente. “La clave es analizar la situación personal: estabilidad laboral, ahorro previo, perspectivas a medio plazo y prioridades personales”.
Comprar puede tener sentido para quienes buscan estabilidad, formar una familia o asegurar un patrimonio futuro. Pero para quienes valoran la movilidad, no quieren atarse a una deuda de varias décadas o no tienen un colchón financiero sólido, el alquiler sigue siendo una opción razonable.
Robert Shiller añade un matiz importante: “La decisión de comprar una vivienda no debe basarse en la expectativa de que el precio siempre va a subir. Es una decisión de vida, no de especulación”.
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