Artículos de opinion
A principios de los años 70 tuvo lugar en la Universidad de California una conferencia que fue recordada durante mucho tiempo, el mismísimo Dr Fox (alumno de John von Neumann y autor de varios libros) dio una épica charla sobre la “Teoría matemática de juegos y su aplicación a la educación médica”. Los asistentes, que incluían estudiantes, profesores y doctores quedaron encantados y en el aula magna todavía resuenan los aplausos de aquél día.
Sin embargo, el Dr Fox era en realidad un actor cuya única relación con la teoría de juegos había sido la de las partidas de cartas que se echaba con los amigos. Todo se trataba de una investigación realizada por 3 profesores (Donald Naftulin, John Ware y Frank Donnelly) que querían conocer cómo la importancia de la puesta en escena y las dotes comunicativas a la hora de presentar cualquier tema.
Eligieron a un buen actor (Alex Seigel) que no fuese lo suficientemente conocido para que ningún asistente se diese cuenta del engaño, se inventaron un buen curriculum (doctor de la prestigiosa Albert Einstein College of Medicine en Estados Unidos) y un título atractivo para los potenciales oyentes (la teoría de juegos siempre vende, si no que se lo digan a Varoufakis). Así que le soltaron al escenario y empezó a dar su charla cargada de neologismos, dobles sentidos, contradicciones, datos inventados, bastante humor y sobretodo una excelente puesta en escena e interactividad con los oyentes.
Tras la conferencia, los participantes rellenaron un cuestionario de evaluación del profesor que proporcionaba respuestas afirmativas o negativas sobre el desempeño del orador, como “¿El orador mostró su interés en el tema?”¿Presentó su material de una manera interesante?”y “¿Fue bien organizado su material?”.
Tras evaluar los resultados de los 55 encuestados que respondieron a los cuestionarios, Naftulin y sus colegas concluyeron que la abrumadora mayoría de las personas que respondieron al cuestionario describieron favorablemente al orador. En el artículo de 1973 que escribieron sobre el experimento titulado:”The Doctor Fox Lecture: A Paradigm of Educational Seduction”, Naftulin et. Al. llegó a la conclusión de que el estilo de conferencia expresivo del actor básicamente “sedujo” a la gente que escuchaba la conferencia a creer que había aprendido algo sustancial.
El experimento se repitió varias veces en otras universidades con resultados similares. Este efecto se produce con mayor frecuencia en temas muy nuevos y complicados. El caso extremo quizás sea el de Alan Sokal que escribió en el año 1996 el libro titulado “Transgredir las fronteras: hacia una hermenéutica transformadora de la gravedad cuántica” en el que no decía nada más que absurdeces (se trataba de una parodia) y fue ámpliamente aplaudido por la élite intelectual y publicado por una prestigiosa editorial.
Seguramente hayas visto este efecto en innumerables ocasiones (siempre vestidos con traje o bata de médico) pero es quizás en lo económico, en donde casi nada se puede demostrar con certeza donde mejor funciona, ya sea vendiendo preferentes, inversiones en FOREX, NTFs o criptomonedas.