Artículos de opinion
Aunque soy un defensor del modelo europeo del “estado del bienestar” no me da miedo que una “ola neoliberal” acabe con él por dos motivos: una porque el porcentaje de votantes que voluntariamente vayan a aceptar un recorte tal de derechos es mínimo por lo que no hay ningún partido político realmente liberal que tenga la más mínima opción de gobernar, y dos: a los liberales les pasa como a los anarquistas, una vez llegan al poder no van a aplicar literalmente una ideología que les quitaría ese mismo poder que tanto les ha costado obtener. Del neoliberalismo (ideología curiosa, nadie dice practicarla pero para algunos está presente en todas partes) se empezó a hablar con Reagan, un presidente que disparó el gasto y la deuda pública. Sí, bajó impuestos pero también lo hizo Kennedy… Volvió a la palestra con la crisis pero resulta que la respuesta global a la Gran Recesión fue: manipulación monetaria, dinero público destinado a salvar empresas y bancos en quiebra y mayores déficits presupuestarios; es decir, lo contrario de lo que haría el liberalismo.
Es cierto que en 2010 Europa decidió reducir los déficits porque la deuda pública se estaba disparando pero ¿intentar no gastar más de lo que se ingresa es neoliberal? Porque millones de familias lo hacemos cada mes y desde luego no es por ideología sino por sentido común.
En Europa el liberalismo ni está ni se le espera. Ni en España, lo que ocurre es que hay quien dice que es liberalismo acabar con vestigios del franquismo (aún muy numerosos) como se hizo en su día permitiendo que hubiera televisiones privadas, que se liberalizara el tráfico aéreo (lo que popularizó los viajes en avión hasta entonces restringidos a ricos y ejecutivos y que tanto ha ayudado a nuestro actual boom turístico) o que se acabara el monopolio de Telefónica…A eso no le llamaría yo liberalismo –algunas las ejecutó un gobierno socialista- sino acabar con un estatismo trasnochado para beneficio del consumidor.
Entiendo que una máxima básica del márketing político es inventarse un enemigo lo más abstracto posible. En Podemos empezaron con el mantra de “luchar contra la casta”, todos los políticos que no eran ellos –incluida IU- eran casta… hasta que ellos empezaron a coger poder y pasaron a ser casta también. Entonces cambiaron el enemigo a lo neoliberal. Franco fue más constante, se tiró treinta y tantos años hablando de una “conspiración judeo-masónica” de la que nunca se tuvieron pruebas tampoco. Que algunos dirigentes políticos sean como los pitufos -que sólo tenían un verbo- y llamen neoliberal a todo (¿El fascismo? Hijo del liberalismo, ¿La economía colaborativa? Neoliberalismo salvaje etc.) es una estrategia de comunicación simplista pero a todas luces efectiva. Incluso ha calado en algunos participantes de nuestro foro.
Es evidente que hay diferencias entre derechas e izquierdas, hay distintas prioridades tanto políticas como económicas pero llamar neoliberal a todo lo que no sea lo que algunos defienden (o lo que dictan los líderes a los que apoyan) es negar toda la gama ideológica llena de grises que hay entre el blanco y el negro, ignorar lo que es el liberalismo y darle una importancia a esa ideología que en la realidad no tiene porque es muy minoritaria. El único país que se puede llamar liberal es Singapur, que es una ciudad grande que vive del comercio y que tiene una deuda pública respecto al PIB similar a la española por lo que tampoco es que sea un gran ejemplo. A mi juicio hay decisiones buenas, malas, buenas que se ejecutan mal e incluso buenas que a pesar de serlo no funcionan pero tratar de ideologizar cualquier decisión es una simpleza. Por otra parte, las decisiones que se están tomando en Europa que son tachadas como liberales (como el copago sanitario o el aumento de la edad de jubilación) se toman no para acabar con el estado del bienestar –que es lo que querría un supuesto “neoliberal”- sino precisamente para lo contrario: para que pueda sobrevivir financieramente a pesar de nuestra decadencia geopolítica y económica y nuestro grave problema demográfico. Esas sí son amenazas reales.