Artículos de opinion
Hoy rescato un artículo de Droblo de hace 8 años que analizaba la actualidad económica de entonces y sigue con plena vigencia.
Filipinas es el único país del mundo que utiliza dos banderas (en tiempo de paz y en caso de encontrarse en guerra). Pero en realidad es la misma bandera en una y otra ocasión, lo que ocurre es que si Filipinas entra en guerra se coloca de manera invertida.
Creo es una metáfora de la gestión que los dirigentes mundiales han hecho con el mayor problema que tenemos desde que empezó la crisis: la deuda. La pasaron de los bancos y de algunas grandes empresas a los estados, y creyeron que así, dada la vuelta, el problema sería diferente…cuando es el mismo, sólo que ahora distribuida de forma más injusta. Los gestores y dueños privados de los bancos, así como los reguladores públicos deberían haber pagado por sus errores con su capital y no con el de todos, que debería haberse destinado a impulsar la economía real. En lugar de eso, las mayores empresas del mundo están en beneficios récords y la situación económica de los ciudadanos a nivel general está muy lejos del nivel de 2007.
Uno de los espías más famosos de la “Guerra Fría” fue Hans Tiedge que, entre otros “méritos”, trabajaba para la RDA desde su puesto como jefe de los servicios de contrainteligencia de la RFA. Es decir, el mismo que debía perseguir a las “manzanas podridas” era la más importante manzana podrida. Por supuesto, Tiedge dejaba que los agentes infiltrados en su cuerpo trabajaran sin problemas para el enemigo, y además, como persona con acceso a todos los informes, delataba a los agentes occidentales que operaban en el otro lado. Es un hecho histórico más que nos plantea la gran cuestión: ¿Quién vigila a los vigilantes?
En esta crisis nos hemos preguntado lo mismo de las agencias de rating, de los bancos “demasiado grandes para caer”, de los analistas, del BCE, de la FED, de los políticos…¿Quién es de fiar?
Hace unos años tuve una época en la que viajaba en avión mínimo una vez por semana y como soy un lector compulsivo a veces se daba la circunstancia que alguien que se sentaba a mi lado me hablaba acerca de lo que me veía leer. Como a veces eran informes de mercados financieros no podía evitar que me preguntaran sobre la bolsa, aunque lo que tuviera en las manos fuera sobre futuros de tipos de interés. Una vez en un puente aéreo una mujer me dijo que si tenía tiempo durante el vuelo para explicarle lo que eran los warrants porque quería invertir en ellos.
Es decir, no sabía lo que eran pero sabía que quería meter dinero ahí porque había leído o alguien le había comentado que eran muy rentables. ¿Habremos aprendido algo de las preferentes, Pescanovas, Gowex etc.?
Hace 150 años la fiebre por el oro encontrado en California provocó una estampida de personas que recorrían medio mundo para llegar allí motivados por las noticias de prensa que exageraban la facilidad con la que alguien se podía hacer millonario. Incluso norteamericanos de la zona este del país, no precisamente desharrapados, se lanzaban a la aventura yendo por el Atlántico –la ruta terrestre por lo visto era bastante peor- con un barco de vapor hasta la zona donde hoy está el Canal de Panamá, cruzando por una zona selvática a la orilla pacífica y esperando allí que otro navío les llevara hasta California. Para colmo, muchos barcos destino California procedían de pasar el Cabo de Hornos y llegaban llenos de peruanos que se habían subido en el puerto del Callao por lo mismo. Estamos hablando de un viaje de meses lleno de penalidades por la esperanza de conseguir ser un poco más ricos. Hasta los marineros, una vez en California, solían abandonar su trabajo trocándolo por la minería provocando que docenas de naves no pudieran iniciar el viaje de regreso.
Así es el ser humano, por dinero (y por supuesto por motivos más nobles como el amor) es capaz de cualquier cosa, a la hora de la verdad en los momentos impulsivos no somos capaces de racionalizar demasiado. Y si hace siglo y medio por la promesa del oro éramos capaces de pasarlo mal durante muchas semanas, no es de extrañar que en los últimos años muchos confiaran en comprar Terras, endeudarse con pisos sobre plano o confiar en una inversión en sellos que ni siquiera entendían, riesgos económicos que no suponían ni una centésima parte del riesgo físico que supuso la fiebre del oro. Si a nivel individual se asumieron muchos riesgos, los humanos que dirigían las inversiones de las entidades financieras en los años del boom inmobiliario, bursátil y crediticio, también se vieron obnubilados por los bonus y el prestigio profesional y no racionalizaron, lanzándose a una aventura peligrosa que, debido al paraguas protector de los estados sobre la banca, derivó en una crisis de solvencia en muchos países.
¿Se ha hecho algo para que algo así jamás vuelva a suceder?
Jack Strauss fue un jugador de póker profesional que tras ganar el campeonato mundial en 1973 no había vuelto a destacar. En el de 1982 perdió todo lo que tenía y cuando se iba a retirar de la mesa encontró debajo de una servilleta una ficha de 500$ y siguió jugando, cambió su racha y dos días después volvió a ser campeón mundial. Esa jugada fue tan famosa que en el mundo del póker se cita cuando se quiere decir “mientras hay vida hay esperanza”.
También es un símil aplicable a nuestras inversiones: un buen año no garantiza que los siguientes 9 vayan a ser iguales, tener oficio y perseverancia son imprescindibles pero a veces necesitamos un poquito de suerte para obtener lo que buscamos y, por si la suerte no aparece, es recomendable tener siempre una reserva de dinero, aunque sea bajo la servilleta.
Patrice Maurice Mac-Mahon (1808-1893), mariscal de Francia y presidente de la República, era un hombre enérgico y de mucho carácter, pero que no brillaba precisamente por su inteligencia. Un día, visitando un hospital, se paró frente a la cama de un soldado enfermo y preguntó qué tenía. Cuando respondieron que tenía fiebre tifoidea tropical, exclamó: “Mala cosa, mala cosa. O se muere uno o se vuelve tonto. Lo sé porque la padecí cuando estuve en Argel”
Creo que esta es la prueba de que la falta de perspicacia de los que mandan en Europa no es nueva …
Zbigniew brzezibski fue consejero de seguridad del presidente Carter y entrevistado en 1998 reconoció que la CIA instigó -apoyando a los talibanes- y promovió el que la URSS invadiera Afganistán y así que éstos tuvieran “su propio Vietnam” durante casi 10 años. Y añadió que se mostraba orgulloso del éxito de aquella misión secreta: “¿Qué es más importante para la historia del mundo, los talibanes o el colapso del imperio soviético? ¿Algunos musulmanes agitados o la liberación de Europa Central y el fin de la guerra fría?”.
Creo es un buen ejemplo de lo que puede pasar cuando por vencer a un enemigo creamos otro más peligroso. En la actualidad esto se puede aplicar a la masiva inyección de dinero de los bancos centrales.
La sabiduría popular dice que no hay mal que por bien no venga y puede sea cierto pero también es cierto lo contrario.
Por ejemplo, cuando Charles Goodyear volcó por accidente en una estufa recalentada un recipiente con caucho y azufre y descubrió la vulcanización –origen de la cámara neumática-, no podía imaginar que un invento tan útil para nuestro transporte provocaría un exterminio atroz de indígenas de la selva amazónica motivada por la fiebre del caucho.
Es decir, también es cierto que no hay bien que por mal no venga.
En el mismo sentido que la anécdota anterior…
Newton, considerado el mayor científico de todos los tiempos, descubrió la gravitación universal e inició la teoría de la luz dando paseos por el campo cerca de su casa familiar durante el periodo que tuvo que dejar sus estudios universitarios en Cambridge por culpa de la peste bubónica, conocida como “la gran plaga” (1665-1667). En ese tiempo también construyó un telescopio de reflexión.
Así que parece cierto que también no hay mal que por bien no venga.
En 1920 Alejandro de Grecia, defendiendo a su perro, fue mordido por dos monos; la herida se le infectó y 23 días después murió. Volvió del exilio a tomar el poder su padre, Constantino I, que de forma irresponsable declaró la guerra a Turquía, eso llevó a que Winston Churchill escribiera “un mordisco de mono causó la muerte de 250.000 personas”.
Esto también nos lleva a concluir que cualquier accidente aparentemente sin importancia puede tener consecuencias graves.
Durante una de las crisis económica del siglo XIX, un acreedor ansioso por cobrar una deuda que había contraído el gobierno con él, le dijo a Narváez, Presidente entonces del Consejo de Ministros: “España cuenta con hombres insignes, como Cristóbal Colón, que descubrió América. ¿Por qué nadie del gobierno descubre la manera de pagarnos?”. Y Narváez le contestó: “Mire usted, Colón descubrió América porque había una América que descubrir; nosotros no podemos descubrir dinero porque no lo hay”
Aún no se habían inventado los bancos centrales modernos…