Artículos de opinion
Si hablamos de gestores de fondos de reconocido prestigio a todos nos vienen nombres como Warren Buffett, Bill Gross, Brian Hall, Francisco García Paramés, etc. figuras cuya calidad ha permitido superar al mercado en varias ocasiones. A la larga lista de nombres de gestores estrella, quizá podríamos sumarle uno más, Jacko, un gorila del zoológico de Artis de Amsterdam al que se le daba muy bien la bolsa.
Jacko era un gorila de llanura occidental, una especie en peligro de extinción nativa de África central. Nació en 2015 en un centro de conservación y en 2020 fue adoptado por un ex corredor de bolsa y amante de los animales, Andrew Sullivan.
Sullivan era un veterano de Wall Street con un interés particular en la enseñanza y la divulgación de conocimientos financieros. Cuando adoptó a Jacko, nunca imaginó que su pasión por las inversiones se fusionaría de manera tan inesperada con su amor por los animales.
Todo comenzó como un juego. Sullivan colocó una serie de gráficos de acciones en el suelo del hábitat de Jacko. El gorila parecía atraído por los colores y formas de los gráficos y a menudo apuntaba a ellos. Sullivan comenzó a tomar nota de las empresas a las que Jacko apuntaba y, para su asombro, descubrió que la mayoría de las acciones “seleccionadas” por el gorila superaban al mercado en general.
Sorprendido por este fenómeno, Sullivan decidió realizar un experimento. Creó una cartera simulada basada en las “selecciones” de Jacko, y durante varios meses siguió su rendimiento. El resultado fue asombroso: la cartera de Jacko superó sistemáticamente a los índices de referencia, y varias de sus elecciones incluso duplicaron su valor.
Este planteamiento no es nuevo, ya en el libro “Un paseo aleatorio por Wall Street”, Burton Markiel afirmaba que “Un mono con los ojos vendados lanzando dardos a páginas financieras de un periódico podría seleccionar una cartera que lo haría tan bien como uno cuidadosamente seleccionados por expertos “.
La historia de Jacko se hizo viral cuando Sullivan compartió su experimento en un blog de finanzas. Pronto, los medios de comunicación se apresuraron a cubrir la increíble historia del gorila inversor. Jacko apareció en programas de televisión, podcasts de finanzas y hasta se convirtió en meme en las redes sociales.
Sus resultados fueron sorprendentemente buenos. En el primer año de su cartera simulada, superó al S&P 500 en un 20%. Jacko mostró una extraña afinidad por las acciones de tecnología y biotecnología. Por ejemplo, seleccionó acciones de una empresa de biotecnología emergente que posteriormente anunció un avance médico relevante, lo que hizo que se disparase su precio. Del mismo modo, señaló varias veces una pequeña empresa de tecnología que fue adquirida meses después por un gigante de la industria, dando lugar a otro gran retorno.
A pesar del escepticismo inicial de algunos expertos, que argumentaban que los resultados de Jacko no eran más que el producto de la casualidad, la consistencia de su rendimiento en el tiempo fue ganando a más y más observadores. Con el tiempo, el gorila llegó a ser visto por algunos como un indicador financiero de nicho, e incluso se produjo un breve pero notable efecto de “Jacko” en las acciones que seleccionaba.
El caso de Jacko es una curiosidad, una interesante anécdota que nos recuerda lo impredecible y a veces absurdo que puede ser el mundo de las inversiones.
Sin embargo, hay algo valioso que podemos aprender de esta historia: la importancia de cuestionar nuestras suposiciones y mantener una mente abierta. Después de todo, si un gorila puede seleccionar acciones que superen al mercado, quizás nosotros también debamos reconsiderar nuestras propias estrategias de inversión.