Artículos de opinion
El pasado 16 de septiembre, poco después de que el BCE decidiese bajar los tipos de interés, su vicepresidente Luis de Guindos avisó que todavía había un “nivel de incertidumbre” porque “hay una parte de la inflación que muestra resistencia a bajar”. Sus palabras parecían descartar una nueva bajada de tipos en la reunión de octubre.“No tenemos ninguna senda de bajada de tipos predeterminada, vamos a ir reunión a reunión y dependiendo de cómo se van produciendo los datos y el análisis que vamos realizando” concluyo.
El mensaje parecía claro, el BCE iba a ir pasito a pasito y era muy probable que esperase hasta la reunión de diciembre para volver a bajar los tipos de interés. Al menos eso es lo que descontaron los mercados y lo que provocó una pequeña subida del Euribor que pasó del 2.929% del jueves 12 (día en el que se reunió el BCE) hasta el 2,975% del martes 17.
Pero empezaron a conocerse los datos de inflación de varios países de la zona euro y eran más bajo de lo esperado, cayendo en algunos países por debajo del objetivo del 2%, a esto tenemos que sumarle el derrumbe en el precio del petroleo y la energía, uno de los principales culpables de la inflación.
Ayer mismo Christine Lagarde reafirmó que el objetivo de reducir la inflación al 2% está en camino. Ante los eurodiputados de la comisión de Asuntos Económicos y Monetarios, Lagarde subrayó que los recientes datos económicos refuerzan la confianza en alcanzar esta meta “en el momento oportuno”. “Seguiremos aplicando un enfoque dependiente de los datos para determinar el nivel y la duración adecuados de la restricción, centrándonos en las perspectivas de inflación, la dinámica de la inflación subyacente y la fortaleza de la transmisión de la política monetaria”.
La presidenta del BCE explicó que “la desinflación se ha acelerado durante los últimos dos meses”, con la tasa nominal cayendo al 2,2 % en agosto, en la antesala de una nueva bajada que el BCE espera para octubre “principalmente por el descenso de los costes energéticos”.
“Tendremos esto en cuenta en nuestra reunión sobre política monetaria de octubre”, recordando que las últimas previsiones del BCE apuntan a una inflación media del 2,5% en 2024, del 2,2% en 2025 y del 1,9% en 2026.
Como viene siendo habitual Lagarde no se ha mojado mucho pero ya recalca la palabra “desinflación” y cierta preocupación por el crecimiento económico de la zona euro (Lagarde ha recordado que las expectativas del supervisor son que la economía europea crezca un 0,8% este año) con lo que parece claro que los datos actuales llevarán a más rebajas de tipos este año.
A día de hoy los mercados dan cerca de un 80% de probabilidades a una bajada de tipos en occtubre y para diciembre descuentan otra de más de 50 puntos básicos.