Miles de pequeños ahorradores se enfrentan cada día a la misma pregunta: ¿cómo recuperar el dinero de las participaciones preferentes? Un producto híbrido entre un bono y una acción que se colocó masivamente entre los pequeños inversores hace 3 años en pleno estallido de la crisis financiera, con un gancho claro: intereses suculentos de entre el 7 y el 8% durante el primer año y euribor más diferencial, los siguientes. Con estas participaciones preferentes, las entidades financieras reforzaron sus recursos propios básicos (Tier 1) sin la necesidad de tener que ampliar capital.
Un producto, sin duda, destinado a un inversor de perfil arriesgado y no al tipo de cliente al que se le vendió. Muchos de estos pequeños ahorradores compraron preferentes como si de un depósito a plazo fijo se tratara cuando en verdad lo que estaban comprando era una deuda perpetua con el banco. Un producto mucho más opaco y menos líquido de lo que en un principio se imaginaban o les contaron.
El funcionamiento de las participaciones preferentes es bastante sencillo en principio; el cliente compra a un determinado precio, cobra una rentabilidad anteriormente pactada con el banco, como si de un dividendo se tratara, y cuando quiere, vende recuperando el 100% del principal y llevándose los intereses.
Una fórmula que funciona a la perfección en época de bonanza económica pero que en plena crisis financiera se convierte en una trampa mortal para los ahorradores. Lo primero porque las empresas no tienen obligación de pagar dividendo si entran en pérdidas y, lo segundo porque las preferentes cotizan en el AIAF, mercado español de referencia para la deuda corporativa o renta fija privada, integrado en Bolsas y Mercados Españoles (BME). Un mercado donde la liquidez brilla por su ausencia. Es decir, si el inversor cansado de no cobrar el cupón decidiese vender sus participaciones en este mercado secundario se encontraría con unas minusvalías latentes del 50%. De esta forma, quien invirtió 10.000 euros en preferentes tendría que asumir unas pérdidas de 5.000 euros.
En la actualidad, el saldo vivo de participaciones preferentes es de 8.500 millones de euros. Una cantidad que se ha reducido sustancialmente, ya que en mayo del año anterior esta cifra alcazaba los 22.500 millones de euros. Y es que, a finales de 2011, las entidades financieras se lanzaron a hacer ofertas de canje, para adaptarse a la normativa Basilea III, que entrará en vigor el próximo 1 de enero de 2013. Según esta nueva norma, las preferentes dejarán de contar en el Tier 1, es decir, no servirán para reforzar el capital.
Canje de preferentes
Por lo tanto, como decimos, muchas entidades ya han puesto sobre la mesa sus ofertas de canje. Lo más común es el canje por acciones, por bonos convertibles en acciones y por bonos a largo plazo aunque también hay entidades que están ofreciendo el canje de las preferentes por depósitos a plazo fijo.
Este sería el caso de Bankia que estudia, a la espera del visto bueno de la CNMV, el canje de sus preferentes por depósitos a 4 años, por un importe de hasta el 100% del nominal. Unos depósitos con una rentabilidad del 5%. Esta opción también ha sido la elegida por Caja España-Duero que canjea sus preferentes por depósitos a plazo fijo que no se puede cancelar en 5 años y con una rentabilidad de entre el 1,5 y el 2%.
Sin embargo, lo más común es el canje de preferentes por acciones. Esta ha sido la opción elegida por Santander -ofertó canje por acciones por un importe equivalente de hasta el 100% de su valor nominal- Banc Sabadell -en este caso por un importe del 90% del nominal- y por Bankinter que lo ha anunciado recientemente. Los titulares de preferentes de esta entidad que acepten la oferta por un importe equivalente de hasta el 100% de su valor nominal -50 euros por preferente- recibirán el 70% del valor nominal en acciones de Bankinter y el abono del 30% del nominal restante en metálico. Además, el banco abonará la remuneración devengada en un único pago.
El canje de preferentes por acciones es la opción más recomendada por los expertos ya que permite a los inversores recuperar su dinero de manera más rápida. Con esta fórmula quienes salen perdiendo son los accionistas de la entidad ya que ven diluidos sus títulos en el mercado. La única pega para el tenedor de las preferentes es que si el inversor desea vender las acciones ofertadas en el canje en el mismo día de su inicio de cotización las órdenes de venta de los minoristas harán que baje un poco el valor de la acción.
BBVA, Caixabank y Banca Cívica han decidido canjear sus preferentes por bonos convertibles. Las tres entidades lo han hecho por un importe equivalente de hasta el 100% de su valor nominal. En los bonos convertibles en acciones se estipula la posibilidad u obligatoriedad de conversión del bono en acciones en un determinado momento. Los inversores que acepten este canje deben tener en cuenta que el castigo que está sufriendo la banca en bolsa está llevando a sus bonos convertibles a cotizar con importantes descuento de hasta el 60%. En este sentido, Caixabank ha dilatado hasta el 2015 la conversión en acciones de sus bonos para que los inversores de preferentes puedan sortear las caídas bursátiles.
Qué más se puede hacer
Si usted es de los que decide no aceptar ninguno de estos canjes o directamente la entidad que le vendió las preferentes no cotiza y no le dan ninguna solución, existen otras vías para intentar recuperar el dinero.
Si la opción elegida es la de denunciar al banco tenga en cuenta que deberá demostrar mala praxis por parte de la entidad. Teniendo en cuenta que si usted compró después del 2007, cuando entró en vigor la directiva Mifid, seguramente el banco le hizo firmar un documento en el que reconocía conocer todos los detalles del producto.
La Asociación de Usuarios de Bancos, Cajas y Aseguradoras (Adicae) ya ha anunciado que acudirá a los tribunales a principios de septiembre si no hay una devolución antes de esa fecha a las personas afectadas por las participaciones preferentes. Además, Adicae apuesta porque los usuarios afectados acudan a los tribunales de modo colectivo.
Si la vía judicial tampoco le convence, puede intentar o bien quedarse como está y seguir cobrando el cupón si la entidad se lo sigue abonando o bien intentar vender sus preferentes en el mercado secundario. En este caso deberá asumir unas pérdidas muy importantes.