Una de las leyendas más conocidas de la historia de España es la de la batalla que el Cid ganó una vez muerto y aunque aquello tenga más de mito que de realidad si es cierto que hay alguna guerras que puedes vencer desde la tumba, por ejemplo desde allí puedes ganar más en bolsa que el típico fanfarrón de Twitter. Lo que lees.
Fidelity Investment hizo un análisis interno del rendimiento de las cuentas de sus clientes para determinar qué tipo de inversores recibieron los mejores rendimientos durante 10 años. La auditoría de las cuentas de los clientes reveló que los mejores inversores estaban muertos o inactivos (básicamente que se olvidaron de sus cuentas) y dejaron las inversiones sin tocar durante muchos años.
Una razón por la que los muertos invierten mejor que los vivos es que no tienen la tentación de vender una acción simplemente porque su precio bajó ni tienen expectativas negativas para el muy largo plazo, digamos que los muertos tienen los nervios de acero. Además los muertos no suelen leer las noticias ni conectarse a redes sociales, por ejemplo los inversores de este estudio no se enteraron de las quiebras de Enron, Worldcom o Lehman Brothers y por tanto no pensaron en ningún momento que su dinero estaba en peligro en las grandes empresas. Porque aunque haya escándalos muy sonados de enormes empresas que se han ido a la quiebra eso es la excepción a la regla. Por ejemplo si compras una acción en el S&P 500 hoy, sólo hay un 1,5% de posibilidades de que quiebre en los próximos cinco años.
Con todo eso en mente, no es de extrañar que los inversionistas muertos sean los mejores de Fidelity. Cuando estás muerto, no puedes vender barato ni vender futuros ni hacer trading intradiario que te fría a comisiones. Algunas personas parecen pensar que poseer una acción se supone que es una subida implacable, con beneficios en constante crecimiento, dividendos y precios de acciones en alza. No hay nada mejor que una inversión aburrida, de esas que no dan sustos y suben un poquito cada año.
Quizás en las inversiones tendríamos que aplicar la máxima que funciona en la informática, si funciona, no lo toques y si lo tocas es posible que lo rompas.