La última semana de octubre cerró con dos noticias de bancos centrales contrapuestas: por un lado la FED decidía dejar de comprar deuda acabando su programa QE y por otro el BOJ anunciaba una extensión de la QE iniciada en 2013. El impacto de las sucesivas QE de la FED en su balance –hasta que no vayan venciendo todas las adquisiciones no se reducirá la liquidez en el sistema- y el anuncio del mantenimiento de los tipos de interés en niveles históricamente bajos, tranquilizó a los inversores que ya esperaban esa decisión mientras la sorpresiva decisión del BOJ fue acogida con euforia y no sólo en Japón. El motivo ya lo hemos dicho muchas veces los últimos años: la liquidez barata y abundante en el sistema financiero se traduce en más y más compras de activos por lo que la rentabilidad de la deuda baja y la de la bolsa sube. El contagio de tanta euforia por todo el globo es más difícil de explicar ya que Japón está en una dinámica muy diferente a la de las demás zonas económicas, con los EUA dando por acabado su programa y U.K. a punto de hacerlo ¿quizás esperan que BCE haga lo mismo?.
Japón –que ya había utilizado QE´s sin éxito para salir de la crisis financiera en la que entró a comienzos de los ´90- no empezó su nuevo programa QE hasta 2010 (casi dos años más tarde que los EUA) si bien fue discreto en comparación al que inició en abril de 2013 denominado “Abenomics” por ser el primer ministro Abe su impulsor. Esta política tiene 3 componentes: relajación monetaria en gran escala (las QE, algo para lo que utilizó al Bank of Japan, nada independiente del poder político), política fiscal expansionista (es decir, más gasto público a corto plazo) y estrategia de crecimiento a largo plazo (diversos cambios económicos estructurales). Tuvo una gran reacción los primeros meses, tanto en los datos macro como sobre todo en el Nikkei japonés pero la apreciación de la divisa y la reducción de la competitividad de las exportaciones rebajaron la euforia y los resultados económicos a día de hoy resultan discretos si bien su extensión de nuevo ha provocado euforia en el Nikkei y debilidad en el yen.