Mucho de lo que creemos conocer y mucho de lo que valoramos es gracias a nuestra capacidad para comparar. Si nunca hemos visto a un malabarista, seguramente nos sorprendamos de la habilidad de alguien que consigue mantener en el aire 3 naranjas a la vez. Sin embargo, si vemos a esa misma persona tras haber asistido a un espectáculo del Circo del Sol es posible que le critiquemos por sus escasas habilidades. En los mercados financieros pasa mucho eso, por ejemplo hay un gran alboroto en España –y con razón- por lo mucho que ha subido la bolsa y bajado la prima de riesgo ya que no hace ni 18 meses el Ibex cotizaba en 6000 –y no hace ni 6 en 7500- y el diferencial con el Bund alemán superaba los 6 puntos (7.5% contra 1.5%). Son datos que muestran una gran mejora de la crisis financiera española pero aunque sean importantes, nos impactan tanto por el gran deterioro anterior. Además, también los datos nos muestran que la crisis económica no ha tenido la misma evolución.
Es evidente que las exportaciones, el turismo, el Euribor, el déficit presupuestario –con la trampa de excluir las ayudas bancarias-, la deuda privada e incluso la situación de nuestro sistema financiero (aunque todos sabemos a costa de qué ha sido y lo que nos ha costado a todos los españoles) están en su mejor momento de los últimos años y está muy bien pero no es suficiente. Si en lugar de comparar con algo más reciente como el verano de 2012 en el que hubo tantos problemas por el estallido de la crisis Bankia y todo lo que derivó de ella (incluida la petición de un rescate internacional) y por ejemplo nos situamos a finales de 2009, hace 4 años, nos encontramos con unas cifras muchísimo mejores que las actuales y con un ritmo de mejora superior tanto en los indicadores de los mercados financieros como en economía:
- El Ibex había subido desde 6700 a casi 12 mil en menos de 9 meses.
- La prima de riesgo no llegaba ni al punto (3.8% contra 2.8%)
- El PIB había mejorado de su negatividad trimestre a trimestre y se esperaba fuera positivo –como ahora- al año siguiente cosa que se cumplió ya que en 2010 el PIB creció (y eso que fue un año horrible para el Ibex y la deuda por la crisis griega, lo que demuestra que no tienen por qué ir en paralelo, ni hacia arriba ni hacia abajo)
- La tasa de paro no llegaba al 18% (ahora está en el 26%) y parecía –como ahora- que se había detenido su crecimiento, y eso que no había tanta emigración como ahora. También había más puestos de trabajo, con mejores contratos y mejor pagados.
- Los impuestos eran más bajos.
- La cifra de créditos era muy superior a la actual, tanto al consumo como hipotecas concedidas. Y a pesar de que los tipos de interés de BCE eran más altos, los tipos de los créditos eran más bajos.
- La inversión extranjera de la que tanto presumen algunos era superior a la actual como se puede apreciar aquí
- La morosidad del sistema financiero no llegaba al 5% cuando ahora está en el 12% y eso que está maquillada por la creación de la Sareb.
- El ratio deuda pública/PIB rozaba el 50%, ahora el 90% y se espera llegue al 100% en 2014
- Podemos seguir: producción industrial, ventas minoristas, precio de la vivienda, situación de la sanidad pública, precio de la electricidad, calificación de las agencias de ráting, matriculaciones de coches, situación financiera de la Seguridad Social, los más de 2 millones de parados que hoy no cobran… miremos lo que miremos y tanto datos macro como micro, tanto economía real como exclusivamente financiera, estamos bastante peor que hace 4 años.