Yo subestimé al coronavirus… y mi dinero me ha costado. Otros han tenido peor suerte y al subestimarlo han perdido la vida o han contagiado a otros que la han perdido. También nuestro gobierno lo subestimó, y no vale la excusa de los “expertos” ni la de no pedir perdón por los errores ni siquiera cuando están solicitando un esfuerzo ímprobo a toda la ciudadanía. Creo que se pudo cerrar antes la frontera con Italia y movilizar al ejército para crear hospitales de campaña, por ejemplo.
Pero es cierto que ahora no es momento de pedir dimisiones (que de hecho me sorprende que no hayan salido motu proprio de personas que o bien han cometido errores desde puestos de responsabilidad o bien de compañeros suyos que han sentido vergüenza ajena) y sólo queda confiar en que las medidas tomadas, aunque tardías, sean las adecuadas, algo que sigue despertando muchas dudas incluso a pesar de lo extremas que son, ya que en Italia no están teniendo el éxito esperado. Lo cierto es que nadie sabe qué es el correcto hacer ahora aunque ahora sabemos lo que se debió hacer hace semanas.
En cuanto a las consecuencias económicas del virus mucha ignorancia ante esta situación tan novedosa. Hemos pasado por dos fases: la primera venía por la falta de suministros de China y la segunda viene por las decisiones gubernamentales para evitar contagios y han pasado de leves (prohibición de espectáculos multitudinarios, reducción de viajes etc.) a graves ya que España está funcionando al ralentí desde hace una semana. ¿Las consecuencias de todo esto? Nadie puede saberlo porque dependerá de la duración. Por de pronto es posible que el primer trimestre salve la cara ya que los datos de enero y febrero han sido buenos y se supone que no ha sido del todo mala la primera mitad de marzo por lo que no creo que una sexta parte del trimestre vaya a llevarnos al negativo, todo dependerá de la incidencia del pésimo dato de paro de marzo (con tantos ERTEs no hay duda que lo será) en el PIB. El segundo trimestre es el problemático ya que casi nadie cree que esto vaya a pasar en días. Se supone que Abril será horrible, con el riesgo de que se dispare aún más el desempleo y sin los ingresos típicos del sector de la Semana Santa.
Aunque abril es sólo un tercio del trimestre y de las crisis temporales (si es lo que lo es) se sale con mucha más alegría de invertir y gastar con lo que mayo y junio podrían ser bastante positivos y dejar el camino para un gran verano, pocos dudan que el segundo trimestre será negativo, especialmente en los EUA que llevan unos días de retraso respecto a Europa. Pero para que haya una recesión deben haber dos trimestres consecutivos de decrecimiento y con esta crisis es evidente que todos los países van a disparar el gasto público y habrá liquidez de BCE y la FED a raudales con lo que en cuanto vuelva la normalidad, la actividad económica tendrá muchos estímulos para crecer. En este escenario, que podemos denominar optimista, no habría recesión (dos trimestres consecutivos de PIB en negativo). La otra alternativa, la llamaremos la mala, es que esto se alargue más tiempo y eso haría que esta situación de parálisis se empeore con medidas aún más duras, y se prolonguen en vez de dos semanas, dos meses con lo que puede que algunos países entren en recesión. Y la última, la llamaremos la peor, es que entremos dentro de la temporada alta turística con la pandemia mundial sin controlar: si es así caeremos en recesión, nosotros y probablemente todo el mundo (salvo quizás curiosamente China).Como digo, nadie sabe qué será lo que pase aunque el consenso a día de hoy es que habrá una caída del PIB de este año porque incluso aunque hubiera tres trimestres en positivo dado lo grave que será el negativo del que está a punto de empezar. Por ejemplo, Goldman Sachs prevé un -1,3% para 2020 pero un +4,3% en 2021. Yo no llego a tanto, mi opinión es que esto se alargará más tiempo del decidido en el estado de alarma (me temo seguiremos al ralentí en abril) pero que, una vez controlada la emergencia sanitaria más grave, se volverá poco a poco a la normalidad y que ésta pueda concretarse la segunda mitad del año, ni idea de si el total del año será negativo o no pero poco importará si recuperamos la tendencia positiva al final. Es decir, dentro de lo malo soy optimista. Ojalá no me equivoque esta vez.
Lo que ha quedado claro que no es un error es el convencimiento de que vivimos en el mejor momento de la historia aquí en Europa: ni en una situación de crisis grave nos falta de nada. Tenemos opciones innumerables de ocio, electricidad, agua, internet, alimentos variados, seguridad en las calles, sanidad accesible incluso en una emergencia sanitaria como la actual… todo lo que en situaciones normales cientos de millones de personas no tienen ni disfrutan en el planeta en pleno siglo XXI. Todo esto relativiza mucho lo que consideramos problema en España y deja en evidencia a los populistas de todos los colores cuando llaman emergencia a cualquier tema para despertar la indignación entre posibles votantes. Ya no se dice “infectados e infectadas”, los emigrantes enfermeros ya no nos roban el trabajo, nadie se acuerda ya de las críticas a nuestras cadenas de distribución que tan bien están trabajando (y sin aprovechar para subir precios cuando podrían sin duda), ya no es la prioridad del gasto y la inversión lo que pueda pasar o no en unos años sino la realidad actual, la necesidad de mejorarla para volver, eso sí, a ocupar nuestro tiempo con nuestros “problemas del primer mundo” como dónde veranear este año (que espero que todos por solidaridad lo hagamos en España).
Y hablando de problemas, la bolsa, que esta vez sí que fue un buen indicador adelantado y entró en pánico antes que nuestros políticos, se está convirtiendo en uno, especialmente por la debilidad de los bancos, que empieza a amenazar su solvencia. La FED sacó toda la artillería un domingo por la noche y lo que provocó fue más pánico y un lunes negro que se oscureció aún más cuando Trump tuvo la ocurrencia de decir que los efectos del virus no se pasarían hasta julio, agosto o más adelante. Desde los mínimos de ese día, el Ibex necesitaría subir un 74% para volver a los máximos de hace un mes. Lo positivo es que por fin los mercados europeos –y especialmente el Ibex, cuya volatilidad ha bajado tras el veto a los cortos- parecen comportarse mejor que Wall Street y si los de aquí hicimos los mínimos el lunes, ellos los marcaron el miércoles… de momento. Ahora tiene que recomponerse un mercado bursátil que se ha roto debido al pánico porque muchas de las bajadas han sido no sólo excesivas, en el caso de algún valor, hasta absurdas. De todos modos creo que la gran pregunta que muchos se hacen es por qué si los tipos siguen bajos y el BCE ha anunciado más liquidez, el Euribor subía. El motivo está en el tirón de la prima de riesgo que ha llevado a un repunte de la deuda de varios miembros de la Eurozona como se puede ver aquí (no incluye la sesión de ayer)
Esto también es una muy mala noticia para los bancos ya que poseen una gran cartera de renta fija soberana, por eso las medidas de BCE de ayer (otro bazooka de 750 mil millones) que sí redujeron las primas de riesgo pueden ser tan beneficiosas y devolver a su tendencia lógica al euribor.
Links.-
- Martingala
- Resumen de las medidas tomadas por el gobierno
- El COVID-19 es una oportunidad para Europa | by Lucrezia Reichlin
- El mundo está en guerra | by Hans-Werner Sinn
- La prueba de estrés pandémica | by Raghuram G. Rajan
- La recesión global by Anders Åslund
- Así puede ser la China post-coronavirus
- ¿Y si los tipos bajos han venido para quedarse?