El año pasado comenté tras unas cortas vacaciones la mala salud económica que me había encontrado en una zona turística española: paro, deudas, dinero negro…y consenso generalizado de que 2010 estaba resultando peor que 2009. Este año no he tenido vacaciones propiamente dichas pero he pasado unos días en el mismo sitio y la situación que me he encontrado y los comentarios que he oído son los mismos pero agravados por un año más de crisis y con mucho más pesimismo que hace 12 meses. Las pocas novedades tampoco son positivas: las ofertas de “todo incluido” de los hoteles –según me han comentado- han perjudicado mucho a restaurantes y bares, he visto estudios a la venta por 50 mil euros en una urbanización donde hace 4 años fui testigo de la compraventa de otro igual por 110 mil, me he asombrado de ver muchas personas cargando con maletas bajo la canícula estival para ahorrarse el taxi, he comprobado cómo los turistas “de apartamento” ya no cenan “fuera” sino que en general suelen salir a la calle -después de ingerida la comida- sólo para dar un paseo o como mucho comerse un helado…
Evidentemente es una visión parcial y subjetiva que puede estar errada pero lo cierto es que las grandes cifras macro también apuntan que la economía lejos de mejorar, empeora. La gran diferencia con el año pasado es que por estas fechas ya había anunciado Bernanke el QE2 o inyección de dinero a la banca y la bolsa estaba iniciando un recorrido alcista importante mientras que este año también los mercados de valores parecen haberse contagiado de la mala situación de la economía real. Y es que los precios de las acciones parecen haberse dado cuenta de la situación tan grave que vivimos en la que tras 4 años no se ven salidas ni siquiera en la crisis financiera de los EUA –origen de todo- como atestigua la situación del Bank of América.