Un tema del que se habla con mucha ligereza es sobre los beneficios empresariales, ¡cuántas veces habré leído que son sus “exagerados beneficios” los culpables de todos los problemas! Ya hemos comentado muchas veces que no es nada fácil ganar dinero con una empresa, que la mitad de las empresas creadas desaparecen a los 4 años y en torno al 25% ni siquiera dura 12 meses, que de hecho en España según datos de 2017 hay 536.823 que declararon unas cuentas positivas y 542.556 que registraron pérdidas (de las que 163.234 eran empresas productivas). También hemos visto más de una vez que nuestras empresas pagan un impuesto de sociedades en línea con el del resto de países de nuestro entorno, que las que son multinacionales pagan en cada país donde obtienen beneficios y es incorrecto (y tendencioso) comparar su beneficio global con lo que únicamente pagan en España y que todos los ministerios de Hacienda quieren recaudar más, sean de la ideología que sean. Y esto hace que incluso recurran a medidas tan poco éticas como amnistías fiscales (aplicadas por gobiernos de izquierdas y de derechas) para hacer aflorar dinero negro y que ni el país más poderoso de la Tierra consigue que tributen todo lo que desean. Y si no recuerdo mal, hemos comentado alguna vez que hay muchas subvenciones, descuentos y regulaciones (culpa de los políticos que las legislan) que suelen ser aprovechadas –de forma legal- por las compañías más grandes aprovechándose de la falta – cada vez más necesaria- de una eficaz coordinación internacional que ni está ni se la espera ya que ni siquiera existe dentro de los territorios de un mismo país.
Pero creo que de lo que no hemos hablado es de algo muy obvio para algunos pero que quizás otros muchos no sepan: que gran parte de los beneficios empresariales no van a parar a los dueños de las empresas ya que se reinvierten dentro del negocio. Esto hace que los “exagerados” beneficios no sean tantos. No es posible conocer los datos de todas las empresas españolas pero sí de las cotizadas. El payout (porcentaje de los beneficios que va a retribuir al accionista, es decir, beneficio que cobran los dueños) medio del Ibex35 en 2017 fue del 61,2% (si alguna supera el 100% es por algún ajuste extraordinario), y aquí podemos ver el detalle de 2018
Y estamos hablando de las mejores empresas del país. Durante años Apple nunca repartió dividendos, reinvirtiendo todo su beneficio en el crecimiento de la empresa (es el origen de su gran cantidad de fondos), algo que también practica Amazon. Hay otro tipo de empresas que se denominan zombies (al menos 20 de ellas cotizan en bolsa y todo) que son aquellas que aun teniendo beneficios, éstos son menores –de forma continuada- que los intereses que pagan por su deuda, y es que no se puede tener en cuenta sólo lo que se gana sin tener en cuenta lo que se debe, otro error muy común cuando se critica a lo loco.
En cualquier caso, voy a poner un ejemplo de una compañía con todo su negocio en España para que no pueda confundirnos lo que genere fuera y sea todo más trasparente: Unicaja Banco. Sus resultados antes de impuestos –cifras de la CNMV- de 2018 son muy claros: ganó 205,876 millones y por ellos pagó de impuestos 53, 335 millones (25,9%) luego ganó en neto 152, 541 millones. Pues bien, entre sus dueños (sus accionistas) tan sólo repartió un 40% por lo que lo que recibieron los que han invertido su dinero en esa empresa fueron 61 millones de €. ¿Esto es mucho o poco? Es un concepto subjetivo, lo que sí está claro es que es un porcentaje mucho menor de lo que bajó el precio de la acción ya que justo en 2018 la acción redujo su precio en un 12% por lo que todo accionista que mantuviera su propiedad perdió dinero a pesar de cobrar ese dividendo (por el que por supuesto, también pagó impuestos como saben los millones de españoles que tienen acciones). Y lo mismo en 2019 puesto que la acción cayó otro 15% (y eso porque rebotó con mucha fuerza tras los mínimos de agosto) por lo que tampoco los dueños de Unicaja ganaron dinero el pasado año. De hecho, ganaron más aquellos empleados que tuvieron paga de beneficios que los dueños.
Por supuesto, hay otras muchas compañías que hacen ganar mucho dinero a sus accionistas tanto por los dividendos como por el movimiento de la cotización, lo que está claro es que ser dueño (o uno de los numerosos dueños) de una empresa, sea grande o pequeña, es un riesgo financiero que sólo se asume si se espera un beneficio que nunca está asegurado (y que a veces implica tener que poner más dinero, por ejemplo en ampliaciones de capital) por lo que mientras cumplan las leyes y paguen sus impuestos, no hay diferencia entre una empresa que pierda dinero, otra que apenas cubra gastos y otra que gane 10 mil millones de €, sea de una sola persona o de millones. En mi opinión casi ninguna gana “demasiado”, porque estamos en una economía sin apenas monopolios, con una competencia brutal y por lo tanto si una empresa gana por vender mucho (por ejemplo Mercadona), es porque ha ganado la democracia del consumidor (y por eso mismo, otras del sector como Día o Eroski tienen tantos problemas) que elige sus productos y si gana por tener un margen muy amplio entre el coste y el precio de venta al público (por ejemplo Apple), otras compañías acabarán presentando ofertas similares a mejor precio y reducirán su cuota de mercado… si el consumidor, repito, quiere. Otro tema son empresas que pierden dinero año tras año pero sobreviven gracias a las subvenciones. Esas, que deberían ser mucho más criticables porque nos quitan dinero a todos, parece que para algunos tienen bula.
Pero volviendo al objetivo didáctico de este artículo es importante resaltar que los beneficios (cuando los hay) de las empresas sólo en parte van a parar al bolsillo de sus dueños (aquellos que han arriesgado su capital) mientras que las pérdidas sí recaen en ellos. Y que gran parte de los beneficios (cuando los hay) se queda dentro de las propias empresas, entre otras cosas para poder crear nuevos empleos y reducir deudas como lleva pasando en España, de media, durante los últimos años. Por tanto, los beneficios empresariales (cuando los hay) no son sólo una necesidad para premiar a los inversores por el riesgo financiero que han asumido, también son necesarios para la propia viabilidad de las empresas puesto que la mayoría necesita que gran parte de esos beneficios se reinviertan y no se repartan.