Parece que es inevitable volver a hablar de la guerra arancelaria desatada por Trump que va a disparar los precios de los productos importados entre ambos países. Sobre este tema ya se ha escrito mucho y las consecuencias económicas –basadas en otras ocasiones históricas en las que ha pasado lo mismo- se supone serán negativas. Mi opinión es que si Trump pretende que por ese encarecimiento de costes, el consumidor norteamericano, y sobre todo las grandes empresas, dejen de comprar productos chinos y comiencen a comprarlos estadounidenses, se equivoca. No sólo construir un tejido industrial que sustituya lo que China ofrece a día de hoy necesita una fuerte inversión ahora para obtener réditos a largo plazo -que sólo se mantendrán si esta nueva política arancelaria se mantiene por décadas, algo imposible de saber-, es que, incluso con la subida de aranceles, seguirá siendo más barato importarlo de allí (o de cualquier otro país) que manufacturarlo en los EUA, máxime cuando el coste laboral norteamericano está subiendo por la situación de casi pleno empleo.
Pero no creo que Trump espere eso, creo que simplemente espera recaudar más y no que se reduzca notablemente el consumo de productos chinos. Un arancel no deja de ser un impuesto, impuesto que no pagan los chinos como él quiere vender a la población, sino las empresas importadoras norteamericanas que repercutirán el coste o bien en sus beneficios (ahí radica uno de los motivos por el que las bolsas se lo toman tan mal ya que la influencia en el crecimiento del PIB no es tan grande) o bien –lo más probable- en el cliente final norteamericano. Esta jugada sólo le saldrá bien si China no responde y de momento ya lo ha hecho aplicando aranceles más altos a los productos norteamericanos y existe el riesgo de que utilice su enorme cartera de activos en dólares como factor de inestabilidad.
Como venimos comprobando desde que ganó las elecciones, creo que es muy raro que un viejo empresario conservador haga algo a sabiendas que va a perjudicar la actividad económica y los beneficios empresariales por lo que sigo creyendo que todo esto es un farol que acabará en un acuerdo, de hecho esta misma semana ha tenido un gesto con la UE y Japón retrasando seis meses el anuncio de nuevos aranceles al sector automovilístico de ambos bloques económicos. Pero si no es así, hay una consecuencia que podría impactar en el propio valor del Euribor. El motivo es sencillo: una subida de aranceles encarecerá los productos que compran los norteamericanos, eso disparará la inflación lo que unido a su situación económica de alto crecimiento y bajo paro, podría cambiar la actitud neutra de la FED respecto a los tipos de interés y volver a las subidas… y esa política activa podría contagiar al BCE para hacer lo mismo, especialmente si, como parece últimamente, el Brent no baja de los 70$.
Y es que el otro gran riesgo es que la guerra arancelaria se haga universal y afecte a Europa, tanto en su comercio con China como con los EUA. Con razón la bolsa alemana es de las que más ha caído ya que es una economía muy basada en la exportación y con una situación económica actual de muy bajo crecimiento lo que podría derivar en estanflación: suben los precios pero la economía no. No obstante, la UE tiene la gran ventaja de comerciar mucho entre los países miembros por lo que quizás se esté exagerando este punto. Aunque hay que reconocer que todo esto dispara las preocupaciones en un año que empezó con muy malas perspectivas que, cuando parecían superadas, están cogiendo nuevos bríos.
En los mercados el impacto ha sido claro: tras meses rebotando las bolsas, aparcado el tema del Bréxit (que aún puede ser muy traumático, no lo olvidemos), ignorando una posible guerra entre los EUA e Irán (algo que cada día parece menos descabellado) y dando por hecho que la guerra arancelaria no llegaría a suceder, el miedo ha vuelto a los inversores. Como suele ocurrir, un exceso de confianza y un minusvalorar los riesgos a pesar de lo evidentes que eran, ha llevado a fuertes correcciones. Para mi la tendencia sigue siendo alcista en Wall Street si bien en Europa, como lleva pasando todos estos años, parece que la alegría se ha secado muy rápido, y eso que es mucho suponer que todo esto llegue a afectar realmente a nuestras empresas y a nuestra economía, máxime cuando entra dentro de lo probable que se llegue a un acuerdo antes o después entre los EUA y China porque ambos saben que es una guerra en la que ambos pierden. De momento las fuertes caídas del lunes han sido aprovechadas como oportunidades de compra aunque siga habiendo muchas dudas. Como imagen, y para cambiar de tema, aquí se puede ver la evolución del ratio deuda pública/PIB de algunos países de la Eurozona la última década:
Links.
- El actual rebote de las criptomonedas, en perspectiva
- Breve historia de las pensiones
- Siete falacias de las sanciones económicas | by Hassan Hakimian
- La anatomía de la parálisis política de España | by Tano Santos
- Una confrontación infernal | by Amin Saikal
- No temamos a los euroescépticos | by Daniel Gros
- ¿El Festival de la Canción del BCE? | by Stefan Gerlach
- Las leyes del ciberespacio como armas de represión | by Janjira Sombatpoonsiri
- Informe mensual de economía y mercados de Mayo – Caixabank Research
- Injusticia