Llevamos meses en los que la actualidad política que puede afectar –y afecta- a la economía, no se encuentra en nuestro país: el Bréxit, la guerra comercial impulsada por Trump, la reforma constitucional de Xi que le perpetúa en el poder en China, el desafío italiano a la política migratoria de la UE y a los límites presupuestarios, la posible influencia del conflicto venezolano en el precio del crudo… pero en España desde que Sánchez es presidente, y aunque han pasado muchas cosas, no parece que haya ocurrido nada que realmente pese en la evolución de nuestra economía. Ni siquiera las a mi juicio malas decisiones del ejecutivo de subir los impuestos en plena desaceleración, aumentar demasiado bruscamente el SMI e intentar aprobar unos PGE que no cuadran, han tenido consecuencias apreciables… al menos hasta ahora. Si nos fijamos el PIB español se está desacelerando pero a un ritmo muy inferior al de la Eurozona, demostrando su fortaleza respecto a nuestros vecinos de área económica especialmente en el final del año pasado:
Ya empiezan a haber voces relacionando el mal dato de paro de enero con el aumento del SMI y todo apunta a que el objetivo de déficit no se va a cumplir. Afirmar lo primero me parece apresurado y lo segundo también puesto que sin PGE el gasto no se disparará tanto (aunque con las elecciones generales seguro que sí). Con todo, sí que parece que la actualidad de la política española vuelve a ser un tema sobre el que escribir ante el aumento de la tensión y las posibilidades que se están abriendo.
Por un lado está el tema del juicio a los que intentaron secesionar Cataluña de España (es novedoso porque acaba de empezar, durando 3 meses en pocos días seguro que pasa de moda). No debería ser un tema político porque el tema está en los tribunales pero curiosamente los mismos que acusan de falta de separación de poderes en España van avisando de que una sentencia condenatoria empeorará el clima político en Cataluña cuando ese no es un tema del que se deban ocupar los jueces que lo que tienen que hacer es cumplir con su trabajo valorando pruebas y testimonios. Ligar cualquier decisión política, bien del govern o bien del gobierno, a lo que unos jueces dictaminen sí que es un ataque claro a la necesaria separación de poderes. Dicho esto, el gran problema del independentismo catalán es que cada vez más gente se está dando cuenta de lo que yo llevo diciendo años: un referéndum de autodeterminación legal, que sirva para empezar un –no corto- proceso de independencia, sólo se conseguirá con una reforma constitucional y para eso los españoles deben elegir un Congreso con más de dos tercios de los diputados que estén de acuerdo en cambiar la Constitución, y además en hacerlo en ese sentido. Una vez que pase esto, algo que no parece que vaya a ocurrir en un futuro cercano, tiene que celebrarse dicho referéndum y que el bando independentista lo gane pero incluso con un resultado favorable, como estamos viendo con el Bréxit, el proceso de separación –muchísimo más complicado a todos los niveles que el de Reino Unido con la UE- sería muy largo y conflictivo. Aunque algunos en septiembre de 2017 mintieran y afirmaran que bastaba con el 1-O para conseguir reconocimiento internacional y que la independencia sería inminente, y por desgracia muchos más se lo creyeran, lo cierto es que ya pocos independentistas ignoran que la creación de un estado independiente reconocido por la comunidad internacional no es algo factible en el corto plazo.
Este baño de realidad, esa frustración de la que yo avisaba como consecuencia más negativa antes del 1-O, está fracturando al independentismo: por un lado los que tienen cargos no quieren perderlos y creo se habían visto tentados de seguir apoyando a Sánchez (y más cuando las encuestas confirman que el poder autonómico lo tienen casi asegurado siempre y cuando no haya otro 155), por otro los que aparentemente han ganado: los que tienen poco o nada que perder –me atrevería a afirmar que en ese bando está Puigdemont- que prefieren que haya elecciones generales en España, que a ser posible entre Vox en el gobierno y que apliquen un 155 muy duro para que se alimente el victimismo –principal argumento histórico del nacionalismo catalán- y se consigan más simpatías internacionales, especialmente de una UE que se supone estaría preocupada por el discurso “lepeniano” de Vox respecto a Europa. Pero más allá de las grandes figuras del independentismo, está la gente corriente que aunque pueda ver objetivamente todas las dificultades que comporta ese deseo, quieren que Cataluña sea independiente. La mayoría de estas personas, que simpatizan con los políticos presos y que se manifestarán si son condenados y que incluso creen que su presidente legal es Puigdemont, siguen viviendo su vida. Han hecho lo más razonable: rebajar la expectativa y la importancia que ese deseo suyo tiene en su vida cotidiana. Del mismo modo los catalanes unionistas desinflaron sus temores de un cambio de estatus tras el tranquilo 155 y el tercer grupo, los que no son nacionalistas de ningún bando, seguro que también están más tranquilos tras vivirse en octubre de 2017 el peor momento. Pero esta calma puede acabarse en cualquier momento ahora que todo apunta a un nuevo cambio de gobierno…
Y es que por lo que parece hoy Sánchez convocará elecciones; es cierto que podría seguir de presidente prorrogando los PGE de Rajoy contra los que votó e ir abusando de decretos leyes para mantenerse en el poder pero sin el apoyo independentista sería muy difícil. En mi opinión el PSOE está en su peor momento en 8 meses para convocar elecciones (que por ahorro de costes deberían coincidir con las demás de mayo, no entiendo que se hagan en abril) porque no sacar los PGE es un fracaso evidente, y aunque pueda parecer raro que un presidente las convoque sabiendo que lo más probable es que pierda su cargo (aunque gane las elecciones necesitará a los mismos independentistas que acaban de votar en contra de sus PGE para la investidura), lo cierto es que Felipe González ya lo hizo en las elecciones de 1996 en una situación similar, cuando Pujol le retiró el apoyo para los PGE y más recientemente ZP adelantó las generales unos meses sabiendo que lo más probable era –fue lo que pasó- una mayoría absoluta de Rajoy. Ahora se nos abre un nuevo dilema, ¿es bueno o malo que haya elecciones en un par de meses? Mi opinión es que su incidencia será mínima. Ya hemos visto estos últimos años cómo las diferencias entre una mayoría absoluta, un gobierno interino, otro en minoría, otro fruto de una moción de censura (por vez primera en nuestra democracia)… han sido mínimas para la evolución del empleo, el PIB y hasta para la del Ibex. Que ahora pueda, según los sondeos (personalmente no lo tengo nada claro), gobernar una especie de tripartito de perdedores, algo que también sería único en nuestra historia, tampoco debería significar nada especial. Sólo un aumento espectacular de las opciones más radicales a derecha e izquierda inquietarían al mundo económico y a los mercados pero todo apunta a que ninguna de las dos quedará entre los dos partidos con más escaños.
En cuanto a la actualidad de los mercados, febrero se está pareciendo cada vez más a lo que ha pasado en las bolsas los últimos años: Wall Street subiendo, lo que hace que los índices europeos dejen de caer pero poco más y un Ibex muy débil que no consigue ni despegarse de los 9000 puntos, una vez más por culpa de sus bancos. Mientras en los EUA las bolsas marcan nuevos máximos de 2019, en Europa (salvo alguna excepción como el CAC francés) no podemos con los máximos de enero. Mientras, el petróleo en máximos de 2019 porque sí que sigue a la bolsa norteamericana y a las previsiones de crecimiento económico global; y es que la sensación es que queda descartada la posibilidad de una recesión de Estados Unidos este año como algunos agoreros pronosticaban hace un par de meses pero es algo que no está tan claro en el caso de Europa (esto también podría explicar la debilidad del cruce €/$). Yo, salvo en el caso de Italia –ya en recesión- y siempre y cuando no haya un Bréxit sin acuerdo, es un escenario que descarto… pero es sólo mi opinión.
Links.
- Errores de inversión subvencionados
- Situación Andalucía. Primer semestre 2019 – BBVA Research
- Situación Aragón 2019 – BBVA Research
- Las tendencias suicidas del Reino Unido by Ian Buruma
- La conmoción china que se avecina by Arvind Subramanian & Josh Felman
- El espejismo de un euro global by Daniel Gros
- Perspectivas económicas mixtas para el 2019 by Nouriel Roubini
- Informe Febrero CaixaBank Research: La era de los tipos de interés bajos
Compraventas de vivienda en España (dic-2018)