Aunque históricamente no tiene demasiado sentido porque el fascismo nació contra la democracia liberal y de hecho, Mussolini procedía del socialismo, lo cierto es que en España solemos llamar facha a quien es muy de derechas. Cierto que José Antonio era un señor de derechas pero desde luego sus ideas respecto a la economía están hoy más representadas en los programas políticos de partidos de izquierda que en el PP. Pero bueno, ya es costumbre que términos antagónicos como facha o neoliberal se apliquen a las mismas personas y aunque sea una gran inexactitud nos entendemos… Y la ideología fascista no está nada de moda, a pesar de que hay mucha gente crítica con el capitalismo, con el euro, con la globalización etc. no se duda demasiado, al menos abiertamente, de la democracia como sistema político (aunque en España hay tanto “liberal” simpatizante del franquismo y tanto “comunista” admirador del castrismo que quién sabe…)
Pero hay otro significado de facha y es el de persona muy dictadora. Y creo que todos tenemos un dictador dentro, uno que censura, juzga y si pudiera, ordenaría la vida de los demás. Y con los ricos pasa mucho. A mi me pasa, no puedo evitar caer en la tentación de pensar que puedo saber mejor que Amancio Ortega, por ejemplo, lo que debe hacer con su fortuna. Yo que hace décadas que perdí la ambición profesional, que me gusta la ley del mínimo esfuerzo y valoro mi ocio por encima de mis ahorros, no puedo entender a una persona anciana que aún se preocupa por hacer más y más dinero. Pero al contrario que a la mayoría, a mi me alegra que existan personas así, aunque no las entienda. Si yo fuera Juan Roig habría vendido Mercadona hace años pero por suerte él no lo hizo, paga bien a sus empleados y creó miles de puestos de trabajo el año pasado. Socialmente su actitud es mejor que la mía.
Cuando hace tiempo argumenté que los ricos lo son –y son la mayoría en el mundo occidental, lo dicen los datos- porque nosotros queremos ya que como consumidores adquirimos su producto (sea un móvil, una canción o goles) y no deben tener límites de ganancias porque además de injusto sería socialmente peor porque limitando su ambición y talento impidiéndoles ganar más dinero (ni Spielberg seguiría haciendo películas ni Bezos seguiría mejorando Amazon) nadie intentó siquiera rebatir mis razones ni explicar una teoría alternativa, nadie dijo: “no, es mejor que, llegados a un punto, aquellos que son capaces de generar riqueza, no se queden una porción de ella, que trabajen gratis o que dejen de crear riqueza pero que no acumulen más” y demostrar que eso sea mejor para la humanidad. Lo que hicieron los críticos con mi artículo no hablaban de eso en el foro sino de que debían pagar impuestos (pues claro, es obvio, lo recalqué en el texto), de la globalización (tema de moda que es la culpa de todo, como si antes no existirían ricos), de que hay ricos que no merecen serlo (estoy de acuerdo, injusticias hay en todas partes), de que los directivos son unos jetas porque se asignan sus propios sueldos (a veces es cierto, y no sólo pasa en el ámbito privado), de que no es lo mismo ser rico que influyente (también es cierto aunque nada tiene que ver con el texto), que hay más ricos por robo o por herencia que porque lo hayan conseguido con su trabajo y talento (esto es un mito extendido pero contrario a lo que dicen las cifras, al menos en el mundo Occidental) y hasta me dijeron que yo creo que todo está bien en materia económica (será alguno que no me ha leído nada)… Y me quedé pensando que una vez más, uno escribe una cosa, los demás leen otra y que no tiene sentido conversar sobre lo que no he dicho. Pero justo unos días después me acordé de una entrevista que leí hace tiempo y voy a volver a intentarlo con otro ejemplo.
Miguel Monzón, más conocido como “el Gran Wyoming” es de izquierdas. De hecho, fue de los primeros en quitarse la chaqueta del PSOE para abrazar la de Podemos y lleva años haciendo 4 programas semanales cuyo principal contenido es criticar al PP, incluso cuando gobernaba ZP. Y es rico, reconoció poseer 19 inmuebles en Madrid. Él los tiene porque nosotros le hemos hecho rico viendo sus programas, como lo es Amancio Ortega porque compramos en Zara o Justin Bieber porque compramos sus discos. Él vende un producto y nosotros se lo hemos comprado y, nos guste o no, es la recompensa a su trabajo y su talento. ¿Me hace más pobre que él tenga 19 casas y yo ninguna? No, ¿deber tener un límite de beneficios por su trabajo? No, mientras tenga audiencia se merece seguir ganando dinero. Porque lo que yo defiendo, y lo dejé muy claro hace dos lunes, es que quien crea riqueza, quien la genera, tiene derecha a quedarse con un pedazo de ella, sin límites. Y por supuesto que sea legal y pague sus impuestos, que parece mentira que haya que repetirlo en cada artículo.
Pero volviendo al tema del facha que todos llevamos dentro, en la entrevista a este personaje hay un detalle que me llamó mucho la atención. El periodista quizás no se atrevió a exponerle que no es habitual que alguien de izquierdas compre casas (si fuera Mariló Montero la que tiene 19 casas la llamarían especuladora inmobiliaria y la criticarían por ello casi seguro) pero se lo citó y él respondió muy claramente: “Llevo 30 años trabajando en televisión y he ganado mucho dinero y lo invierto en lo que quiero” y después añadió: “Yo con mi dinero hago lo que me da la gana” Me parece perfecto porque defiendo la libertad y estoy harto de que todos juzguemos con tanta facilidad, ¿por qué es tan difícil entender que debemos dejar de ser tan fachas y dejar que la gente haga con el dinero que han ganado –sea poco o sea una cantidad “indecente”- lo que les dé la gana, por qué esa manía por pretender expropiar y repartir a nuestro gusto algo que no es nuestro? No puedo evitar pensar que en el prejuicio contra los ricos hay más envidia que racionalidad y hay más incomprensión (y ahí me apunto yo, que no entiendo por qué no se auto-limitan a sí mismos como dije antes) hacia sus actitudes que crítica social ya que no hay ninguna prueba, ni teórica ni histórica, que demuestre que una sociedad con menos ricos es más próspera. Más bien todo lo contrario. ¿Y sabéis lo más curioso? Que todos los españoles, incluso los de familias más humildes, nacemos con unos servicios asistenciales, una sanidad y una educación universal que nos convierte en ricos a escala planetaria puesto que la inmensa mayoría de los habitantes de la Tierra no nacen con tanta riqueza social, y si no hemos nacido en Chad ni en ninguna de la mayoría de naciones del mundo donde no disfrutaríamos de esas ventajas no es por nuestro esfuerzo ni por nuestro talento sino por la influencia de nuestros padres que nos han hecho nacer en este país. Es decir, somos ricos por herencia.