Dentro de los numerosos movimientos poco racionales de los precios de los activos en los mercados globales, el que quizás más me está llamando la atención es la tendencia bajista de numerosas materias primas, especialmente de las alimentarias. Desafía a la lógica (cada vez somos más y consumimos más), a la histórica correlación con el precio del petróleo (que a pesar de haber rebotado casi un 200% desde sus mínimos del primer trimestre de 2016 no se ha visto acompañado por otras “commodities”) y destroza, una vez más, la filosofía malthusiana (que a pesar de haberse equivocado los últimos 200 años sigue teniendo sus seguidores) que profetizaba un mundo sin recursos por el exceso de población.
Nada mejor que unas imágenes para ejemplificar esto. Aquí vemos el gráfico del crudo (el de Texas, recordemos que el Brent europeo está bastante más alto)
Y, desde que acompañaron al rebote del petróleo en 2016, varias materias primas de primera necesidad ya no han seguido un camino paralelo. Por ejemplo la soja que está en mínimos de una década: