Facebook es una empresa que gana mucho dinero siendo apenas una web. Muy bien hecha, que ya se embolsa el 20% de todo el negocio publicitario on-line gracias a su enorme cifra de usuarios… pero no deja de ser una web. Sin ser una idea original la de crear un espacio de contacto entre diferentes personas, es evidente que la creación de Mark Zuckerberg, sea por su diseño o por su fiabilidad, ha conseguido un enorme éxito. Como usuario nunca me ha interesado demasiado y si tengo una página es porque como hace 15 años vivo en una ciudad diferente a la de toda mi familia y algunos amigos, me es útil para seguir el contacto. Pero aparte de echar un vistazo un par de veces a la semana y de la utilización esporádica del servicio de mensajería, mi uso viene a que todo lo que publico en twitter (que esa sí es mi red preferida) aparece automáticamente en mi perfil de Facebook. Como inversión, me he equivocado mucho con Facebook (siempre me ha parecido que se pasaría de moda y/o que la desbancaría otra web mejor hecha) porque nunca le he visto el potencial que otros sí supieron ver y con el que algunos han ganado mucho dinero… al menos hasta hace poco.
Autor
Droblo
Dado que es Semana Santa hoy escribo poco y le doy más importancia a la imagen. Empiezo con una bien curiosa (y no he comprobado si es exacta): Ciudades del mundo que están en la misma latitud que algunas ciudades españolas
Esta otra, que muestra en una selección de países la evolución del precio de la vivienda desde 1970, es la típica que permite diferenciar una tendencia alcista de una burbuja. Personalmente, me sorprende mucho el doble primer puesto del Reino Unido, tanto en el pico de la burbuja de finales de los ´80 como en 2007
El que ahora nos preocupe tanto la desigualdad es lógico porque contrasta que tras una crisis tan dura, los más superricos aún lo sean más mientras el conjunto lleve diez años estancando o incluso peor. En mi opinión eso se debe a la respuesta de los bancos centrales contra la recesión que ha elevado enormemente el valor de la mayoría de activos y como dinero llama a dinero, quien tiene inversiones mejora mucho más que el que no las tiene. El que haya personas de mediana edad en un país rico como España más ricas que otras es algo normal tras las vicisitudes de la vida, el gran problema de la desigualdad es que desde tiempo inmemorial unos humanos han tenido mejores oportunidades que otros desde su nacimiento. Y eso no es justo porque nadie tiene la culpa de nacer en Somalia en lugar de en Suiza como no la tenía un niño por ser hijo de judío en lugar de serlo de cristiano en la Alemania de Hitler ni por nacer esclavo en lugar de patricio en tiempo de los antiguos romanos. Y digo esto porque incluso en desigualdad, en la que más cuenta, la que afecta a las oportunidades de progresar, los actuales tiempos son, aunque lejos de ser perfectos, los mejores de la Historia. Basta un dato: Hace un siglo, los países más ricos dedicaban un 1 % de su riqueza a los menores, pobres, enfermos y ancianos. Hoy gastan casi un 25%.
Esta semana ha venido cargada de noticias. Podemos empezar por el acuerdo para retrasar el inicio efectivo del Bréxit hasta 2021 lo que supone tanto una victoria diplomática de la UE (parece claro que es Reino Unido quien más está cediendo en las negociaciones) como un aumento en la probabilidad de una repetición del referéndum puesto que de lo que prometieron inicialmente los impulsores del Sí al Bréxit a lo que va a ser en realidad hay tanta diferencia que es lógico que se pida volver a votar ahora que conocen más las consecuencias. De momento la bolsa inglesa está en su nivel más bajo desde finales de 2016 a pesar de los mínimos de la tasa de paro (4,3%) ayudada por una economía británica que lleva un tiempo comportándose peor que la de la UE pero sobre todo por un empeoramiento de las perspectivas a futuro.
Aunque siempre he defendido que el PIB no es un indicador lo bastante detallado como para medir el estado de una economía, es evidente que su tendencia nos aporta mucha información. Es por eso que me llamó mucho la atención este simple gráfico:
Fácilmente se pueden extraer dos conclusiones que creo coinciden con el sentimiento general: España ha mejorado mucho las últimas décadas y la crisis de 2008 fue terrible. Con todo, fue más larga la que une la Guerra Civil y la postguerra y más dura según el porcentaje de PIB perdido -hasta 1950 no se recuperó el PIB de 1935, e hicieron falta 2 años más (1952) para alcanzar el PIB per cápita- y sobre todo, aquello ocurrió sin los mecanismos de asistencia social actuales.
Visto con esa perspectiva temporal podemos caer en la tentación de llenarnos de complacencia pero lo cierto es que no hemos sido los únicos. Es cierto que Europa está en decadencia si tenemos en cuenta su pérdida de poder geopolítico y económico pero el ¿90%? de la Humanidad vive peor que los europeos. Y si tenemos en cuenta la situación de países como Alemania, Italia, Austria, Holanda etc. tras la 2ª Guerra Mundial su mejora también ha sido espectacular. Incluso la de Reino Unido a pesar de perder casi todas sus colonias (¿alguien se imagina lo poderosos que serían si la India aún les perteneciera?). Aún lo es más el extraordinario desarrollo de la derrotada Japón o de Corea del Sur tras su guerra civil en aún menos tiempo pero eso sólo indica que es posible mejorar y hasta mantenerse.
Por supuesto hay muchos riesgos, de hecho yo no soy precisamente optimista pero ¿Cuántas veces ha cundido el desánimo sobre el futuro y hasta ahora, incluso tras tragedias enormes como guerras destructivas, al final tras un tiempo el resultado ha sido mejor? Volvamos a España. En 1957 el país, tras casi dos décadas de economía autárquica, se estaba quedando sin reservas de oro y parecía destinado a incumplir pagos, en 1977 la inflación superaba el 20%, en 1994 el paro llegó al 24%, en 2008 se pensaba que el sistema financiero global iba a quebrar, en 2012 que el país necesitaba ser rescatado… y eso es sólo en lo económico, los que tenemos una edad hemos vivido atentados terroristas muy frecuentes, un golpe de estado, devaluaciones de la divisa… muchos momentos en los que parecía que no tenía sentido tener fe en el futuro. Pero al final, seguimos viviendo en uno de los mejores –y más ricos– países del mundo.
Habrá crisis y habrá catástrofes, y hasta es posible que algunos de nosotros las vivamos pero la Humanidad, con todos sus peros, está en un momento dulce: nunca hemos sido tantos y nunca hemos vivido tan bien. Quizás algunos en los países más desarrollados dejen de mejorar, incluso empeoren respecto a generaciones anteriores (aunque lo dudo ya que la tecnología sigue avanzando y haciéndonos la vida más fácil) pero en conjunto, la mejora es indudable.
Yo no soy optimista respecto al mundo en general porque me parece que basar la economía en el crecimiento y éste en un consumo cada vez mayor –y para mí en muchos casos incomprensible- que sólo es posible con deudas, no es algo sostenible. Pero he de reconocer que podía haber dicho eso mismo hace 40 años y no por eso no hemos dejado de mejorar. Y seamos sinceros: entonces se decía que España hoy sería un desierto y resulta que hay más árboles que entonces, que el mundo se quedaría sin alimentos y sin embargo, a pesar del crecimiento poblacional, hay más que suficiente (de hecho, es mayor problema la obesidad que la malnutrición) y encima la ciencia (¡siempre la ciencia!) ya está consiguiendo cosechas regadas con agua de mar, que el Mediterráneo sería un mar muerto y sin peces y sin embargo, gracias a las piscifactorías, seguimos comiendo pescado y el mar sigue ahí…
Es evidente que estar preocupados por el futuro es positivo, si no fuera por el miedo a que nos coma la basura, no habría empezado el reciclaje y si no fuera por el miedo al fin del petróleo quizás no se habría mejorado la eficiencia de los motores y no se habrían desarrollado energías renovables. Es bueno ser realistas pero ser pesimista, y yo soy el primero que tiendo a serlo, no conduce a nada. Tenemos fecha de caducidad, y no sólo por nuestro afán auto-destructor ya que un supervolcán, un meteorito o una simple gran llamarada solar pueden afectar muchísimo a nuestra civilización e incluso a nuestra propia existencia. Pero por otra parte, creo que somos una raza muy joven, el homo-sapiens apenas tiene unos pocos cientos miles de años mientras los cocodrilos existen desde hace más de 200 millones de años y han sobrevivido a extinciones masivas, ¿por qué no nosotros, que ya hemos demostrado nuestra alta capacidad de adaptación colonizando todo el planeta?
Nunca ha habido tantos españoles cobrando una pensión pública, nunca ha habido tantas mujeres en el mercado laboral español, nunca ha habido tantos turistas en suelo español y nunca han gastado tanto… Y sin embargo, nos quejamos. Tras 3 años ganando los jubilados poder adquisitivo por un IPC más bajo que su revalorización salarial, el primero en el que pierden –a pesar de que los asalariados, privados y públicos, llevan años perdiendo- es motivo para manifestarse; en lugar de valorar que somos de los países del mundo donde mejor viven las mujeres trabajadoras (nuestra brecha salarial es 8 puntos menor que la alemana por ejemplo) y que hemos evolucionado muchísimo en las últimas décadas, se pinta un panorama en el que todas las españolas son víctimas y todos los españoles culpables. Y lo del turismo es de traca, en lugar de alegrarnos por todo lo que ha ayudado a la recuperación económica española, en lugar de pensar en cómo estaríamos si esos millones de extranjeros no hubieran venido, también nos quejamos.
Y no es malo quejarse, ni querer mejorar las cosas. Y es normal que el primer destinatario de nuestra insatisfacción sea el gobierno de turno. Igual que cuando hay un incendio en la casa lo primero es huir de él y sólo después nos ponemos a pensar en lo quemadas y sucias que han quedado las paredes, en 2013 nos bastaba con que la economía española dejara de destruir empleo pero ahora, años después de haber pasado lo peor de la crisis, todos queremos más. Lógico. Y sí, la hucha de las pensiones se ha agotado pero en realidad nunca existió como ya he explicado alguna vez. Si tenemos un agujero de 1 billón de euros, de nada sirve que tengamos unos pocos miles de millones con una etiqueta que diga que son “ahorros”, de hecho esa “hucha” mientras estuvo viva se dedicó a… comprar deuda pública que podríamos no haber emitido si no se hubiera inventado esa teórica “hucha” y hubiera salido más barato. Sí, se ha destinado a pagar las pensiones algo que llamamos fondo de pensiones pero da igual que ese fondo esté lleno o agotado, para las cuentas públicas lo que cuenta es que gastamos más de lo que ingresamos y no reducimos deuda. Ese es el problema porque es el estado español el que debe garantizar, todo él, la sostenibilidad de las pensiones públicas.
El sistema actual de pensiones, mientras no se cambie, está basado en que ellos cobran de lo que a los empleados –y a sus empleadores- se nos quita de la nómina. También depende de los actuales asalariados el coste de la Seguridad Social que cada vez es más cara entre otras cosas por el envejecimiento poblacional que dispara el gasto sanitario. Si aumentamos el gasto de los jubilados, lo repercutiremos en los actuales trabajadores –repito- mientras el sistema no cambie. Ya está en marcha una subida salarial importante para el sueldo mínimo y el de los funcionarios y en los convenios de las empresas privadas también ocurrirá pero se quedará en nada si aumentan los impuestos o lo que se sustrae del sueldo para mejorar las retribuciones de los pensionistas (que supusieron 139,647 millones de € en 2017, la mayor partida de gasto del estado español). Y recordemos que la Seguridad Social ya está en déficit… Se puede y se debe mejorar la gestión de ingresos y gastos pero a corto plazo no hay milagros posibles. Y es cierto, todo es mejorable, a todo le podemos sacar punta y siempre habrá pensionistas que consideren que cobran poco, siempre habrá sectores que se sientan discriminados, siempre habrá personas que se vean perjudicadas por los turistas.
Lo que hay que hacer es valorar con objetividad si el beneficio para la mayoría es más importante que el perjuicio para la minoría; y si merece más la pena tener un estado del bienestar de la calidad del nuestro aunque algún sector -que fue el menos perjudicado durante lo peor de la crisis y el que menos riesgo social tiene como acabamos de ver- ahora mejore menos, si vamos a exagerar de repente situaciones que pueden ser injustas pero que no dejan de mejorar desde hace años como la situación de la mujer en España o si vamos a quejarnos de los turistas, responsables de la creación de decenas de miles de empleos. Siempre encontramos motivos para la queja y no es nuevo, en 2006 –aunque quizás algunos jóvenes no se lo crean- también nos quejábamos de todo, siempre encontrábamos peros. Y es natural, nunca jamás encontraremos un titular de un periódico que diga: “Todo es perfecto” o “el dato de paro es inmejorable” o “el crecimiento del PIB es ideal” o “no podemos tener un mejor presidente” o “las injusticias y las desigualdades en el mundo han finalizado”. Sabiéndolo, no caigamos en la demagogia de los políticos que ya están en campaña electoral porque a los números no se les engaña.
En cuanto a los mercados, aunque aún no haya vuelto la calma, Wall Street ya se ha recuperado en gran parte del bajón de comienzos de febrero y el Nasdaq ha marcado una vez más nuevos máximos históricos. Y eso a pesar de las inéditas decisiones de Trump que tanto descolocan a los medios y de las valoraciones “burbujiles” de algunas empresas como Amazon, Netflix, Tesla etc. Por el contrario, las bolsas europeas están lejos de los niveles de enero y a pesar de que por criterios objetivos las acciones de nuestro continente están más “baratas” los inversores no piensan lo mismo y quizás estén descontando que los tambores de guerra comercial a quien más perjudicarán será a las empresas eurozoneras… y que incluso, contra lo que dice el criterio económico más común, acabará beneficiando a la economía norteamericana. Yo pienso que es un error, los aranceles mutuos son malos para todos y no veo motivos para invertir en Wall Street a estos niveles. Por último, aunque las criptomonedas ya llevan un tiempo corrigiendo fuertemente desde máximos, es curioso cómo la decisión de Google de prohibir la publicidad sobre ellas han acelerado la caída de sus precios. Una muestra más del enorme –y para mí excesivo- poder de esta gran multinacional.
Links.
- A vueltas con la desigualdad
- Costes laborales por hora trabajada en España (4T-2017)
- Producción industrial de España (ene-2018)
- ¿Hemos evitado la bala del estancamiento secular? by Kemal Dervi
- El impuesto de Trump a Estados Unidos by J. Bradford DeLong
- El verdadero motor del ciclo económico by Amir Sufi & Atif Mian
- La ilusoria fiebre del blockchain by Nouriel Roubini & Preston Byrne
- Contabilidad trimestral de los países europeos (IV-2017)
- Precios de la vivienda en España (IV-2017)
- Situación Illes Balears 2018