Como dije hace algunos viernes, y contra la opinión mayoritaria, creo que Rajoy ha cometido un error al convocar elecciones autonómicas en Cataluña tan pronto, creo que debería haber esperado unos meses hasta que se tranquilizaran los ánimos y pudiera demostrar durante más tiempo que el 155, como se está viendo en estas semanas de aplicación, no supone ninguna opresión para los catalanes. El otro día hablé con un amigo independentista y lo que me contó parece darme la razón. Él me confesó (creo que en el fondo esto lo piensan muchos aunque algunos no lo reconozcan en público) que cree que el govern pecó de ingenuidad al declarar la independencia sin tener asegurados a los mossos de su lado, sin tener apoyo financiero exterior, sin tener apalabrado algún reconocimiento internacional de alguna gran potencia, sin haber conseguido alguna concesión a su causa de la UE… pero cuando le pregunté que entonces a quién iba a votar el 21D me contestó sin dudarlo que al mismo partido independentista al que votó en 2015. Es decir, que hasta quien reconoce que lo han hecho mal, que han sido torpes, incluso que han mentido con los de las empresas, el reconocimiento internacional y el apoyo de la UE… los va a seguir votando.
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Droblo
En mi familia éramos 8 hermanos, la siguiente generación, que ya no creo aumente, ha resultado ser de 10 personas lo que no garantiza el reemplazo biológico pues todos se han casado al menos una vez, es decir, debería haber sido de 16. Con todo, lo más preocupantes es que la tercera generación aún está vacía, y eso que, salvo mi hija, los otros 9 son adultos y al menos 3 tienen más de 35. No es que me desespere no ser tío-abuelo pero puedo entender a quien cree que con esta dinámica estamos perdidos: seremos una sociedad de viejos que tendremos que trabajar hasta los 80 años para mantener el país en marcha…. ¿O no? Lo primero es asumir la realidad y creo que es evidente: debido sobre todo a la incorporación de la mujer al mercado laboral los matrimonios cada vez son más tardíos en todos los países desarrollados, los años de mayor fertilidad de las parejas suelen dejarse pasar y las circunstancias llevan a que cuando al fin se deciden –los que lo hacen- a tener hijos no suelan querer tener más de uno o dos. Hay quien dice que es por la situación económica pero creo hay muchos más motivos que tienen más que ver con el cambio psicológico (incluido el abandono del seguimiento de dogmas religiosos y el avance en las medidas contraceptivas) que ha tenido nuestra sociedad las últimas décadas por el que las prioridades han cambiado. Nuestros padres y abuelos vivían con más estrecheces, la mayoría del mundo vive con menos ingresos que nosotros y aun así, tienen más hijos, por eso no creo que sea la economía el principal obstáculo para reproducirnos más. En los EUA los inmigrantes son el 13% de la población y el 25% de los nacimientos en el país procede de ellos, es evidente que la filosofía de vida es diferente. Creo que aunque se den más ayudas, se pongan más guarderías gratuitas o se baje el IVA de los pañales, la situación no cambiaría demasiado. Hay países con todo eso que siguen sin aumentar su población autóctona.
Me preguntan por qué si la situación en Cataluña es lo bastante grave como para afectar al Ibex (esta semana igualó una racha negativa histórica: diez sesiones consecutivas en negativo) no lo está haciendo con el mercado de deuda, con la -en otro tiempo famosa- prima de riesgo. La respuesta fácil puede ser que BCE la “sujeta” pero lo cierto es que cuando a comienzos de noviembre nuestro banco central publicó las compras de bonos soberanos de Octubre, reveló que no había habido un incremento de la deuda española. ¿Es quizás suficiente con que sepan que está ahí para no especular contra el bono? Es posible pero en mi opinión hay que diferenciar las consecuencias del lío catalán en bolsa con las del mercado de deuda.
Equivocados o no –aunque yo creo que aciertan-, nadie en el mercado cree que la solvencia de España esté en peligro porque nadie ve factible la independencia (según este sondeo los catalanes que en Octubre la veían posible en un 51%, ahora sólo son un 28%), por lo tanto España podrá seguir emitiendo deuda con la que renovar vencimientos como hacen el resto de países. Además, el déficit se va reduciendo y las necesidades de nuevas emisiones menguan. Sin embargo, como llevo advirtiendo desde hace meses, la bolsa sí puede verse afectada porque el crecimiento económico se está reduciendo (y los expertos dicen que afectará a la baja a las previsiones de 2018) y porque a nadie le gusta la inestabilidad generada.
Uno de los mayores problemas económicos del sistema democrático de cambiar cada 4 años de gobierno es la tendencia de muchos gestores políticos a ser cortoplacistas. Cualquier alcalde, presidente autonómico o del gobierno central, sabe que si recorta el presupuesto tiene más opciones de ser impopular y que si aumenta el gasto sus posibilidades de reelección aumentan. Es por eso que hacen falta unas normas claras y unas instituciones independientes que frenen esas tentaciones. En la Eurozona por ejemplo teníamos el Tratado de Maastrich pero como incumplirlo sale gratis ya que las sanciones dependen de otros políticos, los déficits públicos y el volumen de deuda pública se han incumplido sistemáticamente. Ante todo esto BCE debería permanecer independiente pero lo cierto es que hace años que tomó partido e incumplió la norma de no financiar estados. Como el experimento está saliendo bien –parece- se podría pensar que esto es correcto pero tiene un gran obstáculo.
Como bien recuerda en este artículo Martin Feldstein la Eurozona tendrá problemas cuando llegue –que llegará- la próxima crisis ya que no le van a quedar municiones. En realidad les pasará a todas las áreas económicas porque hasta ahora se salía de las recesiones con menores tipos de interés. Ahora ya se ha probado el cero y se ha coqueteado con el negativo, y además se han hinchado los balances de los bancos centrales… ¿Qué será lo siguiente? Desde el momento en que los bancos centrales dejan su independencia y se ponen al servicio de los gestores políticos para hacerles la vida más fácil, estamos abriendo la puerta a que la política monetaria sustituya a las reformas económicas. Sin reformas, la deuda se mantendrá como hasta ahora, como mucho dejará de crecer respecto al PIB si el crecimiento se acelera pero difícilmente se reducirá. ¿Cómo hacerlo para no tener este lastre cuando llegue la próxima crisis? La semana pasada el propio expresidente del BCE Trichet (el mismo que subestimó la Gran Recesión subiendo tipos cuando todos los demás los bajaban) dijo que cree que el mundo es más vulnerable a una crisis ahora que en 2008.
Una opción posible, aunque en teoría nadie la contempla, es que haya quitas de deuda para llegar con las cuentas más saneadas a la siguiente crisis. No con la que está colocada entre inversores porque sería perjudicar a los ahorradores pero sí podría haber una acuerdo entre bancos centrales (haría falta coordinación global para que no afecte demasiado al valor de la divisa) que elimine parte de sus balances, por ejemplo que BCE renunciara a cobrar (creando un dinero de la nada para cubrir el agujero en sus cuentas) a los estados parte de la deuda pública que les ha comprado (y la FED hiciera lo mismo con su propio Tesoro). Muy difícil de implementar políticamente, imposible diría cualquiera hace una década pero tras lo que hemos visto estos años, ¡quién sabe! Y si todos los bancos centrales lo hacen a la vez, su efecto negativo sería muy limitado. O no, no se puede saber. Al fin y al cabo, en tiempos pasados la excesiva manipulación monetaria siempre ha tenido, antes o después, consecuencias desastrosas.
Pero hay otra medida aún más radical, y no creo ser el único al que se le ha ocurrido, de casi eliminar el problema de la deuda pública: el fin del dinero físico. Y es que cuando se habla de ello se dan argumentos a favor (control fiscal) y en contra (dependencia de la tecnología) sin tener en cuenta el que para mí es el mayor peligro: nuestra dependencia total. Me explico, en estos años se han llegado a ver tipos negativos pero lo cierto es que la inmensa mayoría de bancos no se han atrevido a cobrar directamente intereses a todo aquel que le depositaba dinero y el motivo es evidente: ¿por qué ingresar dinero en una entidad financiera perdiendo intereses si lo puedes tener bajo el colchón? Pero si el dinero físico desaparece, ¿qué obstáculo habría para que BCE por ejemplo ponga los tipos de interés oficiales en el -2%?Sí, las hipotecas serán muy baratas pero pensarlo por un momento: a todos no costaría dinero ahorrar, nuestras únicas opciones serían o gastar o invertir en activos que nos proporcionen una rentabilidad, aunque sea negativa, no tan baja. Es decir, sería muy normal, y muy beneficioso para los estados, que los propios ciudadanos compráramos la deuda que emiten al ¿-1%?
Imaginaos un mundo en el que ahorrar fuera castigado y endeudarse fuera rentable. No es tan difícil, lo hemos visto estos años en Suiza por ejemplo. No digo que no haya mucho que hablar sobre esto (seguramente un mundo en el que ahorrar fuera caro y lo ideal fuera gastar, la inflación se dispararía), por supuesto es algo hipotético pero no es tan difícil de suponer, lo hemos visto en Japón donde el banco central no es independiente y siempre actúa en complicidad con el gobierno, ¿Por qué el banco central no va a acabar siendo un títere de los estados para que éstos puedan endeudarse cuanto quieran a los tipos de interés que les interesen más? Al fin y al cabo, es la tendencia de los últimos años… No sé a vosotros pero a mi ese futuro me da miedo.
Ya comenté hace algunos viernes de lo delicada que era la situación económica de Venezuela. Que haya desembocado en eso que eufemísticamente se llama “reestructuración de la deuda” y que no es más que un intento desesperado para evitar la quiebra (la palabra “default” nadie la quiere pronunciar), no es una gran sorpresa. Cuando en la época de Chávez los precios del petróleo estaban por encima de los 100$ el barril, en lugar de cuadrar las cuentas, se recurrió a un aumento de la deuda externa, la mayoría emitida en dólares. Ahora que los ingresos en $ han declinado por la bajada del precio del crudo, hay problemas para devolver lo prestado porque se hace difícil emitir nueva deuda con la que abonar la anterior. Como dije en el artículo antes citado, las sanciones de Trump han sido la puntilla porque impide a prestatarios norteamericanos financiar a Venezuela.
Por otra parte, y como he comentado otras veces, el problema de la corrupción no cesa: la cifra de detenidos en casos de corrupción que involucran a PDVSA (la petrolera estatal) asciende a 35 desde agosto. Para colmo, según la firma de asesoría económica y financiera Econométrica, Venezuela registró en el mes de octubre una inflación del 50,6 % respecto del mes anterior (se habla de acabar el año cerca del +1000%), entrando técnicamente en hiperinflación al rebasar por primera vez en su historia el umbral del 50% mensual que define este último concepto. Cualquier gobierno en esa situación haría lo que Maduro: intentar renegociar los pagos al exterior antes que aumentar la crisis interna destinando los escasos ingresos en dólares a acreedores extranjeros. El problema es el de todas estas situaciones similares: una vez que incumples, dejan de prestarte y es casi imposible que una economía como la venezolana, tan deficitaria, pueda sobrevivir sin financiación exterior. Ahí es donde entra en juego la geopolítica. Y ahí es donde un tema local me lleva a una reflexión global.
China (por cierto, Trump está de visita por allí estos días) siempre está dispuesta a adquirir materias primas por todo el mundo e instalaciones que le permitan dominar los suministros y el comercio. Debido al enorme volumen de su liquidez, sobre todo en $ obtenidos gracias a su superávit comercial, no tiene problemas para invertir y gracias a su poder geopolítico, no tiene miedo en comprar barato allí donde nadie más quiere arriesgarse. Ya lo hizo con el Puerto del Pireo aprovechando la crisis de deuda griega y sin grandes alharacas no deja de posicionarse como la gran potencia mundial que es, en todo el globo. Y de hecho ya tiene inversiones en Venezuela. Así que me temo que la solución financiera de Venezuela pasará por hipotecar futuros ingresos vendiendo parte del patrimonio nacional –empresas e infraestructuras- a un poder extranjero sólo que esta vez en lugar de ser el gran capital internacional, será China.
China es el imperialismo de siempre, con un fuerte intervencionismo estatal (el estado permite empresas privadas pero controla sus inversiones en el exterior) que le permite invertir allí donde no sólo se obtiene dinero, también poder. Es un tema del que ya he hablado en otras ocasiones, como las instituciones globales creadas por Occidente (como el FMI o el Banco Mundial) no acceden a darle a China la importancia geopolítica que merece, ésta crea sus propios métodos para tener la cuota de poder estratégico que busca usando sus propias reglas. Ya ha creado su propio banco para financiar inversiones en el exterior y crear infraestructuras (y también dependencia económica a muchos países), la Nueva Ruta de la Seda está resultando un éxito y el proteccionismo de Trump (como su salida del Acuerdo Transpacífico) no deja de favorecer sus ánimos de expansión dejándole vía libre. Las sanciones norteamericanas a Venezuela parece que van a provocar (al menos es mi predicción) eso mismo: más poder económico, político y geoestratégico, a China. Cada vez más, esta potencia se está convirtiendo para muchos acreedores en una suma de Banco Mundial+FMI: cada vez que un país tiene problemas financieros acaba apareciendo capital chino. Veremos qué resulta peor a la larga… ¡Qué malo es tener deudas!
En cuanto a los mercados, dos noticias a nivel global a destacar: el ascenso del precio del crudo a máximos de casi tres años y sus implicaciones tanto para la economía como para la inflación (y con ello, aumenta el temor a más subidas de tipos de interés que recordemos ya han empezado en los EUA y Reino Unido) y los máximos de 25 años del Nikkei japonés, al calor de los máximos históricos de Wall Street y feliz de la reelección de Abe y su política de control total sobre el banco central para inyectar más y más yenes en el sistema. En cuanto a España, un PMI de servicios de octubre que es el más bajo desde enero y bastante peor de lo previsto, demuestra con datos que la crisis catalana empieza a hacer mella en la economía: el Ibex toda la semana ha vuelto a estar más débil que el resto de índices europeos aunque ya no se puede achacar sólo al ambiente inestable, es que empiezan a rebajarse las previsiones de crecimiento con motivo. El €/$ se estabiliza en torno a 1,16 y el tono positivo tanto de las cifras macro como de los resultados empresariales sumado a la estacionalidad favorable, sigue impulsando el optimismo bursátil general aunque ayer hubo retrocesos que pueden poner en negativo el signo semanl. Y como imagen, un récord: Aunque aún falte para llegar a la cifra más alta total, nunca había habido tantas mujeres en España afiliadas a la Seguridad Social.
Links.-
- Situación España. Cuarto trimestre 2017 – BBVA Research
- Ventas minoristas en España (sep-2017)
- El Límite de Heisenberg en la Inversión
- Control de expectativas: los bancos centrales tienen que saber de redes sociales by Howard Davies
- La Reserva Federal de Donald Trump by Kenneth Rogoff
- La nueva geopolítica de la energía by Joseph S. Nye
- Las Grandes Tecnológicas se topan con el Gran Gobierno by Mohamed A. El-Erian
- No hay nada de natural en la tasa natural de desempleo by Edmund S. Phelps
- Afiliados a la Seguridad Social (OCT-2017)
- Burbujas y política monetaria: Informe Mensual Caixa Research
Continuando con el décimo aniversario del comienzo de la crisis del que hablamos hace algunos lunes, el presente no pinta mal ya que si miramos los datos macro ésta parece superada a nivel global y en concreto en las mayores economías el PIB está en máximos, así como el PIB mundial, y la tasa de paro en Japón, Alemania, Reino Unido, los EUA… está en zona de mínimos históricos:
y en su conjunto el mundo parece estar mejor ahora que hace 10 años. Pero claro, si rascamos vemos que hay muchas naciones, España por ejemplo, que se han quedado atrás y que hay millones de personas, especialmente en Europa y los EUA, que viven peor y que además tienen la sensación de ofrecer un peor futuro a sus hijos. Y sin rascar nada, vemos el gran elefante en la habitación: la deuda. Hoy trataremos de ella.
Es evidente cómo se han superado las dificultades financieras estos años: los bancos centrales han ayudado con sus políticas ultra-expansivas a abaratar el endeudamiento tanto con bajadas de tipos de interés como con inyecciones de liquidez como con aumentos de sus balances. Es decir, el sistema ha seguido vivo y se ha recuperado gracias a más deuda y ésta ha podido ser absorbida gracias a unas políticas nunca vistas antes, que se están prolongando mucho más de lo que se esperaba y de las que no conocemos sus consecuencias a medio y largo plazo aunque hayan sido evidentes los beneficios a corto.
En mi opinión, el mayor riesgo de que haya tanta deuda, concentrada además en emisores públicos, es lo que pasará cuando llegue la próxima crisis, ya que siendo el modelo el mismo y habiendo sido cíclicas hasta ahora, no hay motivo para pensar que no vendrá otra pronto. España puede ser un gran ejemplo: nos hemos mantenido, y a duras penas, gracias a aumentar la deuda pública en 700 mil millones de € en 10 años, algo que pudimos hacer, incluso antes de la ayuda del BCE, porque el ratio deuda/PIB era del 40%. Ahora que lo tenemos en el 100%, ¿Cómo sobreviviremos a la siguiente recesión, de dónde sacaremos recursos cuando acabe este ciclo expansivo? Es decir, el objetivo es reducir la deuda y la pregunta es cómo
El método alemán, quizás el ideal pero difícilmente exportable, es seguir creciendo sin déficits, de este modo el ratio deuda/PIB se reduce, y así ha pasado allí. Por desgracia es un caso casi único.
Otra opción es el método japonés: su banco central lo compra todo y no tiene ningún plan de finalizar esas compras, asume que su deuda pública supere el 200% del PIB (el doble si incluimos las privadas) sin remordimiento. Todo es una gran mentira porque el BOJ crea dinero de la nada con la excusa de que lo que compra será devuelto pero nunca se devuelve ya que se renueva antes de que venza. Es tentador pero también parece difícilmente exportable: allí los japoneses financian con sus propios ahorros (a veces hasta pagando intereses por la deuda que compran) al estado y apenas necesitan inversores extranjeros. Para mi es una bomba de relojería que acabará estallando.
Entre medias de estas dos opciones se encuentra lo que está haciendo la FED hace tiempo y el Banco de Inglaterra desde hace menos y se supone acabará haciendo BCE: cuando la economía lleve un tiempo mejorando, dejarán de comprar activos, subirán tipos y reducirán balances hasta volver a una situación similar a la de hace 10 años. Muy muy complicado que esto ocurra antes de que haya otra crisis y además tiene otro problema: debido al alto coste del estado del bienestar en Europa, para nosotros es mucho más difícil que para los EUA mejorar las cuentas públicas y reducir los déficits presupuestarios sin la ayuda de un banco central que reduzca el coste en intereses de nuestra deuda pública.
Esto es lo que se está haciendo, la próxima semana veremos un par de opciones más radicales para reducir la deuda o más bien convivir con ella, que están muy relacionados con la no-independencia de los bancos centrales