La ética y la economía están tan unidas que si no tuviéramos ética muchos de los problemas económicos se arreglarían. Por ejemplo, el coste de la sanidad pública se reduciría notablemente si no tratáramos a los enfermos cuyo tratamiento fuera muy caro o el coste de las pensiones públicas podría desaparecer si practicáramos la eutanasia a todo aquel que se jubilara. Pero por suerte no somos así, tras muchos milenios nuestra sociedad ha establecido unas prioridades que priman la vida humana. O al menos eso nos dicen porque por ejemplo, ¿Cuánto vale la vida de un soldado ruso que es enviado como carne de cañón? ¿Y la de un niño que muere de hambre en un país africano por no haber invertido en su nutrición un dinero que se ha gastado en armas? Es decir, el valor de la vida humana también depende de la geografía política. Y si hablamos de política, teniendo en cuenta que la pena de muerte es legal en el país más habitado del planeta y en gran parte del territorio de la primera potencia mundial, está claro que la vida humana no es lo más valioso: depende de otras circunstancias y muchas veces esas circunstancias son económicas.
Yo siempre he estado en contra de la pena de muerte precisamente por motivos éticos (puede haber fallos judiciales, todo ser humano puede aportar algo positivo al mundo aunque sea un criminal…) aunque en los últimos años mi oposición ya no es tan rígida y el otro día teorizando llegué a la conclusión que estaría a favor en determinadas circunstancias. Y es que si la vida de un ser humano depende del dinero, a elegir prefiero que viva un inocente niño de Pobrekistán que un violador de niños por ejemplo. Y lo triste es que sí es una cuestión de eso. Según las cifras que he encontrado el coste de 1 preso al día en España es de 71€. En los países más pobres del planeta mucha gente vive con 1$ al día, redondeemos al alza y pongamos que es 1€. Supongamos –es sólo un ejercicio teórico- que hubiera una manera honesta –sin intermediarios comisionistas- de destinar al Tercer Mundo el dinero que nos gastamos todos los españoles en mantener con vida cada año -de los ¿20? de su condena- al tipo aquel que mató a sus dos hijos. Con ello podrían vivir 70 niños inocentes durante algunos años. ¿Sería factible aplicar la pena de muerte con la condición de utilizar esos fondos que se ahorran para salvar la vida a otras personas?
Seguramente sería una medida con apoyo popular pero la ética nos recordaría que es posible que el acusado sea inocente y sería jugar a ser Dios…. Pero, siguiendo con el ejercicio teórico imaginaos que a un criminal confeso cargado de remordimientos se le ofrece la posibilidad de morir para salvar la vida de unos cuantos niños que podrían desarrollarse gracias a lo que el estado se ahorraría por no mantenerle en prisión durante décadas, ¿sería ético si él está de acuerdo? ¿Sería posible crear un fondo con todo el ahorro generado por los delincuentes que pidan morir antes que cumplir con su condena? ¿Y sería posible que ese fondo se destinara exclusivamente a salvar otras vidas? Si todas esas condiciones se dieran ¿sería ético? Es una digresión que no lleva a ninguna parte, es un ejercicio teórico ya que está claro que nunca sucederá algo así pero ¿y si se salvaran vidas de españoles?
Hace unos años pusieron en TV el programa Encarcelados. Sin ser un prodigio de la realización ni mucho menos, su interés radicaba en que cumple algo que toda producción debería tener: cuenta algo interesante desconocido para el gran público. Los episodios en los que se describe la vida de los presos españoles por ejemplo de Bolivia son impactantes por muchos motivos (las cárceles son como barrios donde apenas entran los guardias pero ingresan cuando quieren mujeres y niños por ejemplo) pero quizás lo más llamativo desde un punto de vista económico es que el encarcelado no tiene derecho ni al sitio donde duerme ya que debe pagar un alquiler por un cuarto dentro de la prisión así como necesita fondos para suplementar una comida tan escasa y de tan baja calidad que por sí misma conduciría a la malnutrición. Hay tan sólo 2184 encarcelados españoles en el extranjero y suelen recibir una compensación de las autoridades españolas de 40€ al mes que es claramente insuficiente. Casi todos están presos durante varios años por tráfico de drogas y pierden su libertad por años y estropean su salud para siempre por haber querido ganar unos pocos miles de € transportando una sustancia prohibida para una mafia que seguramente los utilizó de señuelo, ¿No tendrían ellos más derecho a esos 54€ al día que unos padres que matan a su hija pero tienen la suerte –para ellos- de hacerlo en territorio español?
En resumen, es difícil cuantificar el valor de una vida humana pero no es cierto que sea lo más valioso ni para muchos individuos ni para muchos gobiernos. El dinero salva vidas. Muchas muertes y sobre todo muchos sufrimientos se podrían evitar con más dinero luego si fuera cierto que el valor de la vida humana es lo máximo, nadie fallecería por la ausencia de éste mientras a otros les sobra y nadie moriría de hambre o por falta de asistencia sanitaria si los gobiernos que distribuyen los fondos que captan consideraran el valor de la vida humana como lo más importante a preservar en una sociedad. Así que sí, tenemos suerte de tener ética pero es francamente mejorable.