Normalmente para hacer inversiones en bolsa, los momentos actuales son ideales ya que suele ocurrir que en momentos de pánico el que dispone de liquidez puede comprar a precios atractivos y vender cuando vuelve la calma. Por desgracia el típico inversor bursátil casi nunca está en liquidez al 100% sino enganchado en algunos valores, no ha ejecutado un stop de pérdidas para limitarlas y seguramente hasta se haya doblado o triplicado en la misma acción según iba cayendo en lugar de esperar pacientemente. En general, esas inversiones pasan a ser de largo plazo y suelen tener más coste por la oportunidad que se pierde al no disponer de efectivo para comprar en mínimos y por los meses –o años- que ese capital está inmovilizado que por la pérdida en dinero que, al cabo del tiempo, suele (aunque no siempre) recuperarse. Aun así, es una pena que ocurra con tanta frecuencia.
El motivo por el que la mayoría nunca ejecuta un stop de pérdidas es psicológico, está estudiado que en el ánimo pesa mucho más perder un 10% que ganarlo, aunque la cantidad de dinero en juego sea la misma. Esto lleva a que la gente, por no sufrir la sensación de pérdida, se auto-engañe diciendo que mientras no vende no pierde (cuando su patrimonio sí se ha reducido) y prefiere arriesgarse en una misma posición una y otra vez antes que vender y esperar que baje más para comprar. Normalmente hay a quien le pasa esto pero no está preocupado, entiende que es algo coyuntural y que es sólo cuestión de tiempo. Por desgracia a veces no es así como saben por ejemplo los que compraron en 2011 Bankias a 45€ (ahora en torno a 0.90) o en 2007 acciones de la Banca Monte dei Paschi di Siena a 100€ cuando ahora están sobre 0.60€. Y hay muchos ejemplos más. Pero también los hay que lo pasan mal, que les afecta en el día a día ver que tienen unas Santanderes compradas hace unos meses a 7€ y que ahora no pueden venderlas ni a 4€.
La decisión de meter parte de los ahorros en una inversión de riesgo puede sea muy positiva para el bolsillo con el tiempo pero también puede que quizás no merezca la pena por el sufrimiento que algunos viven en tiempos como los actuales. Eso debe valorarlo cada uno, yo prefiero dejar de ganar y no arriesgarme, a ver cómo mis ahorros menguan aunque por culpa de no haberme arriesgado no crezcan si el mercado sube; otros, como dije, son capaces de aguantar con estoicismo que la acción que tienen comprada baje y baje y no les cambia el ánimo. Pero si alguien es de los que lo pasan tan mal cuando pierden que les influye en el ánimo ¿merece la pena la bolsa? Yo creo que no.
El problema es que más de uno a día de hoy me dará la razón pero si la bolsa vuelve a subir y recuperan toda la pérdida, entonces les habrá cambiado el ánimo y la opinión sobre esto. Y lo sé porque he visto esto muchas veces: el típico que cuando pierde se dice que en cuanto recupere lo perdido no volverá a invertir en bolsa y que luego, cuando se quita el “pille”, cae en la tentación de volver a lo mismo. Me parece muy bien, que cada uno haga lo que quiera pero mi consejo es: si lo vas a pasar mal cuando te toque perder, y a todos nos toca perder alguna vez, olvídate de la bolsa. Lo importante es ser feliz y bastantes inconvenientes ofrece nuestra vida diaria como para estar sufriendo, voluntariamente, por algo más.
En cuanto a la semana en las bolsas, tras un cierre negativo de enero pero lejos de mínimos, se esperaba un febrero más positivo y la palabra es decepción no porque se hayan visto bajadas espectaculares en conjunto, es que son más acusadas en Europa –y en el Ibex- que en Wall Street donde la temporada de resultados en general ha gustado y la inquietud es más por las previsiones. Febrero ha empezado con un pesimismo en la Eurozona similar a como empezó el año, sólo que en un nivel de precios mucho más abajo, y con los bancos europeos haciendo mínimo tras mínimo a pesar de todas las recomendaciones alcistas de los analistas y el mejor tono de la bolsa norteamericana. El sectorial bancario en Europa no deja de restar y ya ni siquiera los rumores para limitar la producción de petróleo consiguen levantar a los índices con lo que el panorama sigue complicadísimo para los activos de riesgo. Curiosamente, en una semana mala para la renta variable mundial, el valor que por capitalización bursátil es el más grande, Google, ha marcado nuevos máximos históricos. Por otra parte, el €, contra lo que sería lógico tras las intenciones declaradas de Draghi de más medidas, se ha apreciado en lugar de debilitarse pero es por efecto del $, que ha perdido fuerza ante la expectativa de una menor subida de tipos en los EUA este año por la ralentización económica que se empieza a notar allí.
Como imágenes, y para cambiar de tema, un par de datos que creo pueden ser interesantes: de qué países importamos el crudo y el gas
- China’s economy: slowing distorted and debt-addicted – RBS Economics
- Los límites de la expansión cuantitativa europea by Martin Feldstein
- Un piso para el yuan by Yu Yongding
- El regreso de la caída de las monedas by Carmen Reinhart
- La Grecia del Caribe by Andrés Velasco
- Robots y refugiados by Anne-Marie Slaughter
- En busca de estrategias de crecimiento by Michael Spence
- Bienvenidos al siglo XXI by Joschka Fischer
- Xi de Arabia by Minghao Zhao
- La importancia del sector exterior