En el último artículo de 2015 he caído en la tentación de hacer un breve resumen. Este año ha habido pocas sorpresas macroeconómicas, hace 12 meses se sabía que Grecia sería un foco de problemas, que China ralentizaría su crecimiento, que Brasil y Rusia entrarían en recesión, que la Eurozona no crecería demasiado… por supuesto algunas previsiones se quedaron cortas y otras se pasaron (pocos preveían que las materias primas seguirían cayendo con tanta intensidad por ejemplo) pero no ha ocurrido nada que pueda suponer un cambio en la tendencia general de las cifras macro. Quizás lo más inesperado fue el caso Volkswagen que, sumado a menores importaciones chinas, podría haber conducido a una menor producción industrial alemana, lo que por el peso de este país dañaría a la Eurozona entera; pero tampoco parece que tenga tantas consecuencias como se habían temido, quizás por el efecto benéfico de corto plazo de la ola de inmigrantes, otro factor imposible de prever. El terrorismo igual, es muy duro, es impredecible pero no deja de ser un foco de inestabilidad que siempre ha estado ahí y si tenemos en cuenta que los peores augurios sobre una extensión geográfica del conflicto en Ucrania no se han cumplido, el tema geopolítico no ha hecho mella en la macroeconomía.
Un año más, los bancos centrales han sido los grandes protagonistas en los mercados financieros en 2015. Por un lado, la ausencia de la QE de la FED, finalizada a finales de 2014, ha impulsado la fortaleza del $, la retirada de inversores de las economías emergentes –lo que se ha traducido en un comportamiento económico y bursátil en general malo en esos países- y ayudado a la caída del precio de las materias primas al retirar liquidez del circuito internacional. Por otro, BCE con su QE y su reciente aviso de ampliarla ha debilitado al € y medio salvado un año bursátil que en septiembre amenazaba con ser bastante negativo. El Banco central chino también tuvo su protagonismo aunque fueron los nervios de los mercados los que sobreactuaron a su decisión de devaluar el yuan un 5% este verano y si bien la bolsa de Shangai está muy lejos de sus máximos anuales también lo está de sus mínimos en parte gracias a las medidas de su banco central. El de Japón ha continuado con el plan ideado por el primer ministro Abe pero la mayor ayuda la ha encontrado en la fortaleza del $ ya que ha debilitado al yen, algo importante para la economía de un país exportador. Por último, el banco central de Reino Unido decidió, a pesar de las previsiones, no subir los tipos de interés en todo 2015.
¿Han tenido repercusiones en la economía real tanto juego con la política monetaria? En la Eurozona aún no, en general se ha ido de más a menos y los efectos benéficos de la rebaja en las rentabilidades de la deuda pública y en el valor del € no se han traducido en grandes cifras. Se ha crecido y se ha creado empleo y reducido el paro pero en Francia, Italia y España (2ª, 3ª y 4ª economías) se sigue muy lejos de los números pre-crisis que sí han sido superados en Alemania, Reino Unido y los EUA. En este último la ausencia de la QE apenas ha incidido y aunque la fortaleza del $ ha impactado en los resultados empresariales, Wall Street ha aguantado medianamente bien. Eso sí, ha sido gracias a unos pocos grandes valores lo que suele ser una señal de peligro. En Japón sigue sin funcionar la enorme expansión monetaria y no cumple sus objetivos algo que aún desconocemos sobre la labor del Banco central chino.
Para los inversores internacionales los activos que más han caído han sido las materias primas, especialmente las energéticas y las de metales relacionados con la industria. Esa es quizás la gran contradicción del año: por un lado hay menor demanda de hierro y de cobre, materiales básicos para el crecimiento pero el mundo ha seguido creciendo. ¿Podrá mantenerse la economía sólo con un sector servicios boyante? Los inversores nacionales, a pesar del consabido optimismo de los “expertos” que hace un año insistían en rentabilidades de dos dígitos para el Ibex, han tenido un mal año (a pesar de que unos 400 puntos de caída del Ibex se compensarían con dividendos pagados). Muy pocos fuimos los que hace 12 meses pronosticamos un comportamiento negativo para la renta variable y no es que el PIB no haya crecido (de hecho, más de lo esperado) es que, una vez más, se equivocan los que se empeñan en establecer relaciones causa-efecto entre la economía y la bolsa. De hecho, la principal razón del mal desempeño del Ibex no han sido los datos macro ni el contexto internacional ni el terrorismo global, ni siquiera la caída del petróleo ya que no ha estado en algún valor industrial o directamente relacionado con las materias primas que haya restado muchos puntos al índice (Repsol bajó pero su peso no es tan grande) sino básicamente por el Banco Santander. Aquí podemos ver los valores que más han sumado y restado puntos al índice desde comienzos de 2015 hasta el viernes anterior a las elecciones generales y podemos comprobar la gran importancia de este banco:
El Euribor sí que se ha visto muy afectado por la política de BCE inyectando indirectamente liquidez en el bolsillo de muchos hipotecados a tipo variable. Seguro que algo ha influido en el aumento del consumo de los últimos meses y es posiblemente la mejor noticia para muchas familias y una de las escasas consecuencias positivas de la crisis. Y lo mejor es que de momento parece que va a seguir así incluso aunque la FED haya empezado un nuevo ciclo de subida de los tipos de interés en los EUA. Feliz 2016.