“La aprobación del artículo 13 supondría el final de los memes, las covers o los gameplays”. Así de contundentes se muestran muchos youtubers que consideran dicho artículo el principio del fin de la “libertad de expresión” en internet. Pero no solo los creadores de contenido online tiemblan ante la previsible aprobación del artículo, también gigantes como YouTube —es decir, Google— están haciendo campaña en contra de la aprobación de la reforma de la Ley de Copyright por parte de la Unión Europea, no tanto porque se trate de una supuesta amenaza contra la libertad, sino porque supone más trabajo y menos ingresos para ellos.
¿Y qué dice el terrible artículo 13? “Los proveedores de servicios de la sociedad de la información (…) adoptarán, en cooperación con los titulares de derechos, las medidas pertinentes para asegurar el correcto funcionamiento de los acuerdos celebrados con los titulares de derechos para el uso de sus obras u otras prestaciones o para impedir que estén disponibles en sus servicios obras u otras prestaciones identificadas por los titulares de los derechos (…)”.
Esencialmente se trata de que los poseedores de derechos de autor tengan un mayor control —y cobren más dinero— en relación al uso que se hace de sus creaciones, ya sean canciones, películas, videojuegos, programas de televisión, retransmisiones deportivas, etc. En general, por lo tanto, estamos hablando de grandes multinacionales que, generalmente, poseen la mayor parte de los derechos de autor de los artistas y creadores que tienen en nómina, pero también supondría un incremento de ingresos para dichos artistas y creadores.
Si centramos el análisis en YouTube, la plataforma más afectada por el artículo 13, nos encontramos con un callejón sin salida aparente. La nueva ley, en caso de finalmente aprobarse, obligaría a la plataforma a reelaborar su sistema de monitorización de contenido subido a YouTube para detectar, a priori, cualquier video que infrinja la nueva ley. Este añadido de nuevos filtros para regular la subida de contenidos es lo que alarma a muchos internautas considerándolo una grave amenaza para la libertad de expresión: internet, dicen, ya no sería tal y como lo conocemos si se aprueba la nueva reforma de la Ley de Copyright.
¿Cómo se defiende YouTube del artículo 13?
YouTube arguye que ya cuenta con un sistema de regulación de contenido que, si bien no actúa a priori, sí detecta con gran eficacia contenido que incluya derechos de autor. Se denomina Content ID. Se trata de un sistema que permite a los propietarios de contenido registrar sus creaciones de modo que, si un video subido a la plataforma incluye ese contenido, recibirá una notificación pudiendo reclamar derechos de autor por dicho video.
En 2018, YouTube habría invertido ya más de 100 millones de dólares en este software mientras que los poseedores de derechos de autor habrían recibido más de dos mil millones de dólares en concepto de copyright gracias a Content ID desde su implantación hace una década.
Google lo tiene claro (o eso dice): apoya cualquier ley que beneficie a los autores pero no quiere perjudicar con ello a los usuarios ni a los creadores de contenido online cuya aportación a la plataforma es fundamental. Quiere, en suma, una legislación “más equilibrada” que tenga en cuenta ambos bandos.
Pero no solo Google, youtubers o usuarios de internet han elevado el tono de sus quejas en relación al artículo 13. Recientemente, diversas asociaciones y empresas audiovisuales —entre las que están la Liga española de fútbol, la Premier League, MediaPro o la Asociación de Compañías Independientes Musicales— han firmado conjuntamente un documento en el que manifiestan que “el objetivo original del artículo 13, es decir, corregir la distorsión del mercado digital originada por la subida de contenido de usuarios a la red” no se cumple con la nueva reforma.
“Lamentablemente, en estas condiciones, preferiríamos no tener ninguna directiva en absoluto que una mala directiva”, concluyen.
Como vemos, incluso algunos de los propios poseedores de derechos consideran la reforma de la Ley de Copyright un arma de doble filo que terminará por disminuir “la capacidad de los titulares de derechos europeos para crear e invertir en contenido nuevo y diverso en toda Europa”. Es decir, menos dinero también para ellos.
Con todo el mundo reclamando su parte del pastel, la Unión Europea tiene ahora la pelota en su tejado y deberá dirimir la peliaguda cuestión próximamente.