Ya hemos hecho mención de la capacidad de compra de China en otro post refiriéndonos a las inversiones que de forma muy lenta y silenciosa viene realizando en América desde hace mucho tiempo. Disponen de un importante caudal de dinero para invertir en los recursos naturales de otros países: 2,5 billones de euros que atesoran sus reservas de divisas, las más cuantiosas del mundo. Son un ejemplo como Gobierno a nivel mundial desde el punto de vista administrativo, en las últimas décadas lo suyo fue austeridad y ahorro, por lo que en la actualidad se encuentra en condiciones de invertir y la crisis europea el plato servido. Sus compras, inversiones y ayudas, como en el caso en que se está ofreciendo a prestar a Europa, son muy estratégicas.
Algunos ejemplos a mencionar son las adquisiciones en el sector eléctrico portugués del 21,3% de Energías de Portugal y el 25% de Redes Energéticas Nacionales; la concesión por 35 años del puerto griego de El Pireo a la estatal china Cosco por 3.400 millones de euros y la oferta de ayuda de Pekín en la cumbre del G-20 celebrada este mismo lunes en Mexico de 43.000 millones de euros al FMI (Fondo Monetario Internacional). Pero es que además ha entrado en el sector vitivinícola de Burdeos en Francia y en Alemania la china Sany adquirió a su rival Putzmaister con lo que el grupo chino pasará a ser líder mundial en maquinaria de bombeo de hormigón.
Para hacernos una idea de la influencia de China en Europa debemos tener en cuenta que entre 2010 y 2011 su inversión acumulada pasó de los casi 30.000 millones de euros a unos 42.500 millones de euros y esto sin tener en cuenta los más de 25.000 millones de euros que Pekín a inyectado en el fondo soberano China Investment Corporation (CIC) para dedicarlo a sus adquisiciones en Europa.
En diciembre de 2011 ya el Banco Popular de China, el banco central del gigante asiático anunciaba su plan para crear un vehículo financiero para invertir hasta 300.000 millones de dólares (225.000 millones de euros) entre Europa y EE.UU. China estaría usando sus reservas para proteger su economía de la crisis de divisas.
Pero todo esto no es gratis, el precio político que ha conseguido Pekín es el reconocimiento de China como economía de mercado por parte de la Unión Europea en la última cumbre entre China y Europa celebrada en Pekín en la que Herman Van Rompuy declaró que es la primera vez que se incluye un apartado en el que se menciona al voluntad política de Europa para avanzar en el reconocimiento de China como economía de mercado. Dicho reconocimiento implica para Europa la pérdida de su mejor herramienta jurídica de la que dispone para luchar contra el Dumping chino en la Organización Mundial del Comercio (OMC). China asumirá el estatus de economía de mercado en 2016. Además el compromiso de China del aporte de los 43.000 millones de euros al FMI no es una ayuda gratuita, es una inversión y una útil herramienta de administración de las reservas según ha declarado el mismo Banco Popular de China en un comunicado. El organismo insiste en que el FMI toma prestado de China ese dinero y que le garantizando un rendimiento seguro y razonable.
Sin embargo este avance de China en Europa produjo cierta preocupación entre los más conservadores de Europa que se vio reflejada en el Parlamento Europeo cuando en mayo se votara una resolución no vinculante para crear un organismo que supervise las inversiones foráneas que justamente ha vetado múltiples inversiones chinas en sectores estratégicos como el del petroleo o las telecomunicaciones.
Cuanto más dependan económicamente los países europeos de China, menos probabilidades habrá de que apoyen las acciones comunes de la UE que China considera hostiles a sus intereses fundamentales. No es difícil darse cuenta de que Pekín está construyendo una especie de lobby chino dentro de las estructuras de toma de decisiones de la UE, donde, al menos en teoría, el Estado más pequeño es igual que el más grande.
Es de destacar además que aunque muchas de las inversiones se hacen por parte de empresas del sector privado, siguen siendo las empresas estatales las que acometen la expansión internacional de envergadura. Dichas empresas reciben subsidios de toda clase y financiación de parte del Estado chino y son las que competirán en el futuro con las empresas europeas, a todas luces de forma desleal.
Sólo queda esperar que dentro de una década no seamos europeos con ojos alargados.