La inversión socialmente responsable (ISR), que antes se consideraba un área de nicho para la práctica de la inversión, ahora abarca una amplia audiencia de inversión que incluye a personas físicas, grandes patrimonios e instituciones como planes de pensiones, fondos de inversión y fundaciones. Los principios religiosos, las creencias políticas, los acontecimientos específicos y el amplio cometido de la responsabilidad empresarial (es decir, la inversión ecológica, el bienestar social) impulsan esta práctica de inversión.
En efecto, la asociación profesional USSIF: El Foro de Inversión Sostenible y Responsable, en su “Informe 2016 sobre Tendencias de Inversión Socialmente Responsable”, estima que alrededor de 8,72 billones de dólares en activos bajo gestión se suscriben a uno o más de los enfoques de inversión socialmente responsable antes mencionados, lo que supone un aumento del 33% desde 2014.