China es un gran país, sin duda alguna, de hecho, es tan grande como toda Europa prácticamente, lo que significa que, a pesar de que para nosotros todos los chinos sean iguales, las diferencias en ese gran país son tan grandes como entre los distintos países que componen la Unión Europea.
Así, sin ir más lejos, mientras en la ciudad de Langfang, al norte del país, han prohibido la celebración de la Navidad y todas sus expresiones, otra ciudad china, Yiwu, se vuelve a coronar como la ciudad de la Navidad por excelencia.
En Lanfang, una mediana ciudad china del tamaño de Madrid, funcionarios comunistas han ordenado que se retiren todas las decoraciones navideñas de las calles y casas, advirtiendo a las tiendas que no vendan objetos que recuerden la Navidad. Además, advirtieron que si sorprenden a alguien vendiendo árboles, coronas o figuras de Papá Noel serán castigados. La Navidad es un momento para manifestar la fe con los seres queridos, “no sólo se trata de comprar regalos”, refieren las autoridades chinas para justificar tales medidas.
Sin embargo, en Yiwu, como todos los años, la Navidad se celebra todos los días como la gran fiesta del capitalismo. Bautizado como “El pueblo de Navidad de China”, Yiwu es el hogar de 600 fábricas que colectivamente llevan a cabo más del 60% de toda la decoración y accesorios de Navidad del mundo; desde brillantes árboles de fibra óptica hasta los clásicos sombreros de Santa. Los “duendes” que trabajan en estas fábricas son trabajadores migrantes, que trabajan 12 horas al día por un máximo de entre 315 y 450 dólares mensuales, y resulta que muchos de ellos ni siquiera tienen muy claro lo que es la Navidad.
El mercado mayorista de Yiwu tiene unas dimensiones difíciles de imaginar para los estándares occidentales: tiene nada menos que 62.000 puntos de venta y recibe la increíble cifra de 40.000 visitantes por día, 5.000 de los cuales son compradores extranjeros. Tanto es así que el complejo fue declarado por la ONU como el “mayor mercado mayorista de pequeña producción mercantil en el mundo”.
El mercado no es tanto un centro comercial, sino más bien una gran feria interminable, diseñada para contentar a los intermediarios más importantes: compradores minoristas, que acuden desde China y el resto del mundo para negociar envíos de contenedores llenos de productos baratos.
Los pasillos están repletos de tiendas que venden todo lo relacionado con la Navidad: árboles, papa noeles y renos de plástico, guirnaldas y luces parpadeantes de todos los colores. Cualquier cosa relacionada con la festividad más importante de Occidente está en este mercado de Oriente.
La industria de la Navidad mueve 5.600 millones de dólares al año en China, pese a ser un país donde esta festividad apenas se celebra. Y solo en la ciudad de Yiwu se fabrica el 70 % de todos los productos navideños que exporta China.
Estados Unidos compra el 90 % de sus luces de Navidad a China. El año pasado se importaron luces por un valor de 419 millones de dólares y otros artículos navideños por valor de 2.300 millones. Y pese a los nuevos aranceles, que gravan con un 25% productos como el papel de regalo o las luces de navidad, nada hace prever que esta cifra disminuya, entre otras cosas porque, a pesar de estos aranceles, los productores chinos siguen teniendo la mayor variedad de productos al mejor precio. Es más, los productores no han notado disminución de las ventas debido a esta circunstancia, siendo las grandes plataformas de venta por internet las que más daño les están haciendo.
El año pasado, la ciudad exportó unos 1.920 millones de yuanes (278,02 millones de dólares) en productos navideños entre enero y octubre, un 23,9% más que el año anterior, según datos del gobierno. Los datos de este año aún no fueron publicados, pero la evidencia anecdótica es sombría después de que la pandemia global casi detuvo los viajes de negocios internacionales cuando muchos países prohibieron la entrada de extranjeros. Los días de gloria del mercado parecen haber quedado en el pasado: ahora está perdiendo ante los gigantes de internet como Alibaba y Made in China que, aunque se nutren en gran medida de estos mismos productores, los márgenes de negocio están mucho más ajustados, lo que se traduce en pérdidas, si se compara con utilizar los canales de venta tradicionales. Además, en Alibaba, por ejemplo, se pueden solicitar 1,4 millones de diferentes decoraciones de Navidad para que lleguen a la puerta de tu casa con un solo click. En comparación, el mercado de Yiwu, posee apenas 400 mil productos.
Esta enorme galería comercial se llena de visitantes durante el verano para realizar grandes pedidos para la temporada de Navidad. Este año ha sido una auténtica debacle, ya que las restricciones de los viajes debido a la pandemia del coronavirus han frenado en seco la llegada de extranjeros, convirtiendo la ciudad en un enorme mercado vacío.