Un buen amigo que padece mis múltiples peroratas económicas en la Red me ha pedido que escriba sobre la banca ética. Como de costumbre, no le haré caso; al menos del todo.
Antes de comentar la banca ética, tema que dejaré para un futuro, con ejemplos como Triodos Bank, quiero trata un tema muy relacionado: ¿es normal que la banca no sea ética?
Si alguna cosa se me quedó grabada de mi paso por una entidad financiera, aparte de la calidad humana de la mayoría de bancarios de las sucursales, por mucho que los critique en general, es una frase de un directivo: los bancos no tienen alma.
Hace apenas unos años, en pleno espejismo de boom económico, cuestionarse si la banca era ética o tenía alma era tildado de ingenuo. Hoy mis antagonistas se lo pensarían dos veces antes de lanzar soflamas de libre mercado contra mis ideas. Seré un iluso, pero creo que el pueblo ya no está para economistas sin ética; tal vez sea algo coyuntural y los indignados vuelvan al pan y circo, pero de momento los poderosos temen al pueblo. Y eso está bien.