Imagina que visitas al doctor, te detecta una enfermedad y te dice que te quedan entre 5 y 10 años de vida. Te dice que no vas a sufrir grandes dolores ni mal estado hasta entonces, pero que la muerte será repentina cuando llegue. ¿Cómo vivirías hasta entonces? ¿Qué cambiarías de tu vida y cómo lo harías?
Esta pregunta no la hace un psicólogo, ni un filósofo, es una de las que hace un planificador financiero estadounidense llamado George Kinder a todos sus posibles clientes. Necesita entender cómo se enfrentarían a la definitiva situación para conocer bien sus verdaderos objetivos vitales y adecuar a los mismos la estrategia de sus ahorros e inversiones.
Quizá dentro de poco a Kinder no le haga falta poner a sus clientes en un entorno imaginario, sino que directamente podrá decirles la fecha orientativa de su fallecimiento.
Una empresa española de nombre anglosajón, Life Length, cofundada por María Blasco, directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) y participada entre otros por la Fundación Botín, ofrece a los particulares la posibilidad de someterse a unos test para conocer su edad biológica aproximada.