El Ibex 35 perdió en 2015 un 7,15%, cerrando el año en los 9.544 puntos. Aunque dado que el Ibex ofrece un elevado retorno por dividendo, si nos fijamos en el Ibex Total Return que incluye tanto dividendos como ampliaciones, en realidad ha caído en total un 3,5%. A pesar que el selectivo español llegó a revalorizarse más de un 15% en el mes de abril, el factor China, con su triple devaluación en el mes de agosto, ha contribuido notoriamente a la formación de los números rojos al cierre del año. También hay que destacar otros factores, como la volatilidad que generó Grecia y finalmente la decepción del mercado después de que el BCE finalmente no ampliara el QE.
En el terreno económico, el petróleo barato situado por debajo de los 40 dólares y un euro devaluado frente al dólar, suponen un catalizador para los resultados de las empresas españolas. Pero si miramos de cara a este 2016, los principales riesgos más que económicos tienen un componente político. Tras las elecciones del 20-D, nos encontramos en una situación de ingobernabilidad, con un escenario político repartido en varias fuerzas políticas que mantienen «infranqueables» líneas rojas, lo que imposibilita un acuerdo de investidura y empujaría a nuevas elecciones generales. Dado que el mercado más que derechas o izquierdas, entiende el concepto estabilidad o inestabilidad, la ingobernabilidad del país es el riesgo interno más relevante que podemos valorar durante este 2016 y veremos como éste se desarrolla durante el año.
Durante 2015, gracias a los estímulos de Draghi, hemos visto que el bono soberano español ha marcado un mínimo histórico del 1,141% y el Tesoro público ha conseguido por vez primera vez en su historia colocar Letras a 12 meses a tipos de intereses negativos… Una clara anomalía del mercado que envuelve una clara sobrevaloración en el mercado de renta fija a nivel europeo. Gracias a este entorno el Tesoro ha bajado el interés medio de emisión de la nueva deuda del 1,52% en 2014 al 0,84% en 2015, reduciendo el de los títulos ya en circulación del 3,47% al 3,14%. Este escenario podría desdibujarse en este año si los riesgos asociados se incrementan, lo que impulsaría a los intereses de la refinancianción de nuestra deuda
Asimismo, a alguno quizá le sorprenda la siguiente afirmación pero… Los inversores no están descontando en ningún caso el factor independencia en Cataluña. Si de verdad los inversores, tenedores de bonos españoles, dudaran sobre quién les pagará el cupón periódicamente (si será el Gobierno de España o un posible Gobierno de Cataluña tras un reparto de deuda) se lanzarían a vender en masa bonos españoles, propiciando un desplome del precio del bono, mientras que la TIR se dispararía. Hoy por hoy, descontando el factor QE del BCE, dado que el bono español cotiza en el 1,80% y la prima de riesgo en 115 puntos, no podemos afirmar que haya nerviosismo externamente ante el factor independencia. Nadie sabe qué camino llevará el desafío secesionista pero en última instancia, pero lo que sí podemos afirmar es que los inversores no se creen tal evento final.
Lo que no debemos ignorar y se está descontando en el mercado de bonos, es la inestabilidad política. Tanto en el bono español como en el bono catalán se han visto perjudicados durante este año por la la situación que atraviesa el factor político. Y a pesar de la mejora económica que atraviesa el país, las agencias de rating en sus informes se menciona repetidamente el término incertidumbre. Es más, por ejemplo la agencia Fitch, ha declarado lo siguiente referente al escenario posterior al 20-D:
«En el corto plazo es probable que tenga un impacto limitado en la política fiscal porque el presupuesto de 2016 fue aprobado antes de las elecciones la incertidumbre política. Mantenemos nuestra hipótesis de base de que cualquier nuevo gobierno mantendrá la relación Deuda pública/PIB en declive en la segunda mitad de la década, en consonancia con la eurozona y las reglas de política fiscal en España, aunque la elección aumenta los riesgos de deslizamiento. Pero un largo período de incertidumbre política y la posibilidad de una reversión parcial de las medidas de reforma y consolidación podría dañar la confianza económica y revertir las actuales dinámicas macro-fiscales benignos. Uno de los principales desafíos que enfrenta el nuevo gobierno de España será el de formular su respuesta a la decisión noviembre del parlamento regional de Cataluña para iniciar formalmente el proceso de independencia.»
Aunque a nivel interno el riesgo político será el factor dominante en términos internos e cara a este 2016, no debemos olvidar como factores de riesgo externos como son China, emergentes, la elevada sobrevaloración de la renta variable norteamericana y finalmente el escenario de utopía que viven los bonos europeos cotizando con rentabilidades negativas. Nuestro parqué tiene muy poquita personalidad, y si finalmente Wall Street deja atrás su amplia sobrevaloración, con intensas caídas, nosotros vamos detrás.