La historia nos enseña constantemente que los gobiernos son los menos indicados para manejar el dinero de sus ciudadanos. Cuando una divisa no es canjeable por oro u otro activo real que genere confianza a los poseedores de dinero, su valor dependerá en gran medida del juicio y la conciencia de la clase gobernante. En especial, ante las crisis o bien una guerra la tentación de imprimir moneda es demasiado grande como vimos claramente en el artículo: «Assignats: El dinero que empobreció a Francia». Otro de los grandes ejemplos en la historia de la hiperinflación de la República de Weimar, en Alemania.
Para empezar nos debemos situar en Alemania en el 31 de julio de 1914, el Reichsbank (Banco Central alemán) suspendió la capacidad de reembolso del oro por el marco, que se conoció como el marco de oro. Tras esta acción, no había límite legal en cuanto a la cantidad de notas que podría imprimir. El gobierno no quería preocupar a los ciudadanos con incrementos de impuestos. En su lugar, tomó prestado enormes cantidades de dinero que iban a ser pagados por el enemigo después de que Alemania hubiera ganado la guerra, por lo que gran parte del endeudamiento fue descontado y monetizado por el Reichsbank. Para el final de la guerra, la cantidad de dinero en circulación se había cuadruplicado.
No obstante, la inflación fue menor que uno podría haber esperado. El IPC había aumentado 140% en diciembre de 1918. Si lo comparamos con las demás economías, era igual a la inflación en Inglaterra, un poco más que en los Estados Unidos, pero menos que en Francia. Sin embargo, la deuda flotante del Reichsbank había aumentado de 3.000 millones a 55.000 millones de marcos. Las razones por las que no se desató una gran hiperinflación en ese momento es que los bienes estaban racionados, millones de personas se encontraban librando la guerra en el frente y la población civil trabajaban duramente y tenían poco tiempo libre para el gasto… Sin embargo, los factores para desarrollar una elevadas tasas de inflación ya estaban allí.
Tras la derrota de los alemanes en la primera guerra mundial, se estableció la República de Weimar desde el año 1919 hasta 1933. Los pagos de reparación de guerra que se le impusieron a Alemania, llevó al marco a una fuerte depreciación frente a las monedas extranjeras. Paralelamente a esta situación, el gobierno socialista prometió el aumento de salarios, reducción de horas trabajadas, grandes beneficios sociales, unas promesas que no estaban a la par con la capacidad de producción de la economía alemana. Ambos factores llevaron a los niveles de precios a ser cinco veces superiores al del periodo de guerra. En ese momento, los precios subían más rápidamente que el gobierno imprimía moneda, por lo que el gobierno evadió responsabilidades y siguió con la locura monetaria. Asimismo, con los tiempos de paz, miles de millones de marcos atesorados salieron de sus escondites y entraron en el mercado.
En el año 1920, el efectivo en circulación aumentó en un 50% y la deuda flotante del Reichsbank en un 100%. Ya en el año 1922 los precios habían aumentado un 700%, ¿Y qué hizo la autoridad monetaria? El Reichsbank continuó imprimiendo nueva moneda, aunque a un ritmo más lento del que los precios se estaban incrementando. Todas estas medidas monetarias hicieron que los consumidores empezaran a desconfiar de su moneda, y se quisieran deshacer lo más rápidamente, lo que paradojas de la vida, generaba aún mayor inflación…
Podríamos pensar que en un principio que había un sentimiento contrario a la inflación pero no era así… Por un lado, los líderes empresariales aceptaron alegremente porque su deudas se devaluaban. Además, sabían cómo protegerse y hasta obtenían un beneficio especulando con divisas, tomando prestado dinero del banco y usarlo para comprar acciones baratas y los costes salariales, en valor real, disminuyeron, lo que incrementaba sus beneficios. Muchos trabajadores también pensaban que se estaban beneficiando, al menos en las primeras etapas de la inflación sus salarios se aumentaron, y se tomó el tiempo antes de que reconocieron que, con el alza de los precios aún más rápido, en realidad estaban sufriendo un corte en el ingreso real.
Ya en el año 1922 se inicia el periodo de hiperinflación, la confianza en el dinero desapareció y el índice de precios subió más y más rápido durante quince meses, superando la capacidad de impresión de la moneda. Si el ritmo de creación de moneda ya era frenético, en el año 1923 los franceses alegaron violaciones en los tratados y ocuparon la cuenca del Ruhr, el distrito industrial clave de Alemania. Por ello, el gobierno subvencionó las empresas ocupadas y financió un programa costoso de «resistencia pasiva». ¿A que no adivinan cómo se financió? De nuevo, miles de millones de marcos se imprimidos, en los meses de 1922, la inflación estuvo por encima del 100% al mes y llegó al 6.000% cerca del final del año. Por aquel entonces, 300 fábricas de papel estaban trabajando la velocidad máxima y 150 empresas de impresión tenían 2.000 prensas que a pleno rendimiento de día y noche creando moneda. El marco fue conocido durante este tiempo como Papiermark.
En el año 1923, los precios se incrementaron 726.000.000.000 veces, una barra de pan tenía un precio de 200.000 marcos y un kilo de carne se podía adquirir por 2 millones de marcos. El auge de los precios era tal que los propios restaurantes cambiaban el precio de sus cartas varias veces al día. Durante ese tiempo a los trabajadores se les pagaban hasta tres veces al día y sus esposas iban corriendo a las tiendas para cambiarlo por bienes. Sin embargo, en ese momento, cada vez con más frecuencia, las tiendas estaban vacías y los trabajadores veían como se empobrecían a medida que no podía intercambiar su dinero. Los tenderos no podían obtener bienes o no podían hacer negocio con la suficiente rapidez para proteger sus ingresos de la depreciación de la moneda. Los agricultores se negaron a traer productos a la ciudad a cambio de papel sin ningún valor, lo que llevó a un estallido de protestas. Partes de trabajadores marcharon hacia el campo para desenterrar las verduras y saquear las granjas. Las empresas comenzaron a cerrar y el desempleo se disparó. El sistema fiscal prácticamente se quebró. Los hombres de negocios encontraron que simplemente retrasar el pago de impuestos, la depreciación de la marco prácticamente eliminaría su verdadero valor. Pero el gobierno, a falta de ingresos suficientes, se sintió obligado a recurrir cada vez más a la creación de dinero. En octubre de 1923, el 1% de los ingresos del gobierno provino de los impuestos y el 99% a partir de la creación de dinero nuevo.
En noviembre de 1923, se llevó a cabo una reforma monetaria creando una nueva moneda, el Rentenmark. El valor de la moneda era de 1 Rentenmark por 1.000.000.000.000 de Papiermark, estableciendo una tasa de cambio de 1 dólar de Estados Unidos por 4,2 Rentenmark. Este dinero era canjeable por bonos respaldados por tierra y activos industriales se creó un total de 3.2 mil millones de Rentenmark para respaldar la nueva moneda. Aunque el Rentenmark no era inicialmente de curso legal, nadie tenía obligación de aceptarlo como medio de pago o en la cancelación de deudas, pero la gente tuvo confianza en la nueva moneda, la utilizó y la política sensata del banco emisor detuvo la devastadora inflación.
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