Ayer, se produjo un hito en la historia de las finanzas y es que, el bono alemán a 10 años, conocido popularmente como bund, cayó al territorio negativo por primera vez en la historia, evidenciando el atractivo refugio que supone el bono alemán para los inversores. El bono alemán cerró con una rentabilidad del -0,008%, lo que significa que los inversores deberán pagar a Alemania para mantener su dinero durante la próxima década, aunque no demasiado, sólo ocho céntimos por cada 1.000 euros de préstamos.
Este hecho, se produce en un contexto de gran incertidumbre global. Por una parte, el Banco Central Europeo en los últimos meses ha aumentado su programa de compra de bonos extendiéndolo a la compra bonos corporativos que ha iniciado este mes de junio.
Por otra parte, el verdadero catalizador lo tenemos en el referéndum sobre el Brexit, que se celebrará el próximo día 23 junio. En base a este referéndum, empiezan a salir encuestas como la de ORB para el Telegraph señalando que el 48% los británicos estaría dispuesto a votar la permanencia en la unión europea, mientras que el 49% votaría por la salida.
Las cosas han cambiado mucho para Alemania en los últimos 25 años. A principios de la década de los años noventa, el bono alemán a diez años estaba cotizando con una rentabilidad por encima del 8%. Asimismo, durante estos años, el precio del bono ha subido, por lo que la TIR del bono ha estado cayendo lentamente durante el transcurso del tiempo. Sin embargo, a partir del «whatever it takes» que pronunció Mario Draghi, la rentabilidad del bono alemán ha caído a plomo hasta situarse en los actuales niveles negativos.
Comparativamente, el bund entra un selecto club de bonos que la actualidad están cotizando con TIR negativa. Es el caso de Suiza cuyos bonos a 10 años también están cotizando por debajo del nivel cero, aunque las medidas monetarias que ha adoptado el Banco Central de Suiza han sido para respaldar el franco suizo y evitar una apreciación por entrada de capitales. Por otra parte, Japón está viendo como soborno a 15 años recientemente ha alcanzado las cuotas negativas, si en verdad, el bono cuyo vencimiento a mayor largo plazo se encuentra en negativo, debido al intervencionismo monetario que ha adoptado de manera agresiva el Banco de Japón.
A partir de este punto, sólo es cuestión de tiempo que los bonos a 15 y 20 años sigan la senda marcada por el bund, debido a que la oferta es cada vez más escasa y la agresividad monetaria que ha adoptado el BCE en su programa de flexibilizaxión cuantitativa presionará a la baja las rentabilidades de los bonos, perpetuando la inflación financiera.