Los datos económicos de China se han ralentizado durante los últimos dos meses, y la Reserva Federal parece dispuesta a subir los de interés en diciembre, una vez más, lo que dejaría los tipos de interés en el 1,50% (si la subida de tipos es del 0,25%). Esta combinación tiende a fortalecer al dólar y a hacer más atractivos los activos estadounidenses frente al resto. En consecuencia, el dinero comienza a salir de China y el yuan empieza a depreciarse.
Cada año, esta volatilidad altera el equilibrio de la delicada economía china. Podría ser la salida de fondos de China que termina devaluando el yuan , o un diferencial creciente entre el valor de la moneda comercializada en China, comparado con la que se negocia en el extranjero ( siempre hay una diferencia), o bien las convulsiones que se desatan en el mercado bursátil chino.
Este año, sin embargo, el presidente chino Xi Jinping ha consolidado el poder, convirtiéndose en décadas en el líder más poderoso del país. Ahora que su control sobre el país ha sido asegurado, se apunta a que su objetivo es desinflar el edificio de la burbuja de la deuda en el sistema financiero chino desde 2009.
China tiene una ratio deuda/PIB cercana al 300%, y la deuda de los hogares está aumentando. En cuanto a la moneda china, en cada uno de estos ciclos, hemos visto su solidez probada. En un momento dado, uno tiene que preguntarse si habrá un momento en el que ya no tenga lo que necesita para resistir.
El gobierno puede optar por retirar la expansión crediticia y añadir más deuda al sistema. Sin embargo, aprincipios del año pasado, la última vez que se retiró la expansión del crédito se puso roja y luego comenzó a enfriarse junto con la economía en los últimos meses. Si China opta por una política monetaria laxa, el mercado inmobiliario volverá a calentarse, amenazando la estabilidad del mercado.
Marc Fortuño