Tras una fuerte subida en los mercados emergentes durante los nueve primeros meses de 2017, un reciente retroceso en los mercados de bonos locales ha llevado a algunos inversores a temer que el ciclo de recuperación pueda estar en jaque.
El crecimiento del PIB mundial se ha fortalecido y ampliado en 2017, por lo que el contexto para los mercados emergentes deberá consolidarse en 2018. El rendimiento de los activos de los mercados emergentes también está determinado por las condiciones de liquidez a nivel mundial, que son ahora las más sólidas desde la crisis financiera mundial. Además, el apalancamiento financiero sigue siendo escaso gracias a las limitaciones del capital bancario tras la crisis.
Si nos centramos en el MSCI Emerging Markets que agrupa hasta 24 países emergentes podemos apreciar el buen comportamiento de este año. Desde enero hasta el mes de noviembre, el selectivo experimentó una subida del 30%. A pesar de este avance, sus ratios fundamentales siguen siendo atractivas: PER (15,35 veces), Rentabilidad por dividendo (2,25%) y P/B de 1,77 veces.
La falta de desequilibrios importantes en la mayoría de las economías emergentes sugiere que una perturbación inesperada de los tipos de interés en la economía mundial no tendría las consecuencias perjudiciales que vimos en 2013. Será importante observar si los desequilibrios se acumulan a medida que las condiciones financieras siguen siendo sólidas y, en caso afirmativo, dónde.
Los mercados emergentes siguen siendo de elevado riesgo para los flujos de capital. Pero la diferencia clave hoy en día es que las economías emergentes no tienen los desequilibrios cíclicos que impactaron duramente en el pasado. Se podría decir que los mercados emergentes nunca han estado tan bien aislados, en términos fundamentales, durante la etapa madura de un ciclo estadounidense de aumento de tipos de interés.
Los riesgos políticos siguen siendo importantes para la economía europea, pero aún así, la falta de desequilibrios cíclicos ayuda: los efectos macroeconómicos de la incertidumbre política tienen más probabilidades de desarrollarse gradualmente que rápidamente. Aunque podemos encontrar excepciones como Turquía, que es más vulnerable a las conmociones políticas debido a sus grandes y crecientes necesidades de financiación exterior.
Marc Fortuño