En lo que va de año, la cotización del Brent lleva una subida del 4,52%, desde hasta situarse en los 69.89 dólares, unos niveles no vistos desde diciembre de 2014. En los últimos dos años, la materia prima ha sumado una rentabilidad del 52,41% en el año 2016 y 17,69% en 2017. Por su parte, el barril de WTI ha seguido la misma trayectoria que el Brent y ayer cerró en los 64,52 dólares.
El crecimiento económico se está traduciendo en un crecimiento saludable de la demanda de petróleo, que llega en un momento en que la OPEP y Rusia lideran los recortes de la producción destinados a estrechar el mercado y mantener los precios. El acuerdo para retener la producción comenzó en enero del año pasado y actualmente está previsto que dure hasta 2018.
El principal objetivo de la OPEP para los recortes es eliminar un superávit global en las reservas de petróleo y reequilibrar el mercado. Existe cierta expectativa de que la OPEP permita que el acuerdo expire a finales de 2018, pero los principales productores aún no han sugerido que esto esté a la vista.
La fuerte caída de la producción venezolana está compensando los incrementos de Estados Unidos, que se encuentra en la cúspide de romper su récord histórico de producción de 10,04 millones de barriles diarios. La producción venezolana cayó a 2 millones de bpd en 2017, muy por debajo de las expectativas de 2,5 millones de bpd, y la Agencia Internacional de Energía dijo que podría seguir disminuyendo en 2018.
Los posibles vientos en contra de un nuevo incremento en los precios del petróleo incluyen el aumento de la producción de petróleo en Estados Unidos vía fracking, el debilitamiento de los márgenes de refino en todo el mundo que podría reducir las compras de refinería, y la posición larga neta de los gestores en los futuros más importantes y las opciones relacionadas con el petróleo.
Marc Fortuño