España no es el mejor lugar del mundo para hacer negocios o atraer la inversión, prueba de ello es que si nos fijamos en los datos que muestra la página Doing Business, España posee unos datos no demasiado favorables al desarrollo de un negocio comparados con la OCDE. Por ejemplo, en nuestro país necesitamos 6 requisitos para inscribir una sociedad, mientras que la OCDE se encuentra en 4,8 requisitos y los días necesarios son 13, mientras que en los países de la OCDE la media se encuentra en 9,2 días. Otro problema que obstaculiza la inversión en España se encuentra en su fiscalidad, porque la tasa de impuesto total, que mide el importe de impuestos y contribuciones obligatorias, es del 58,2% y en la OCDE es del 41,3%. Para más inri, y es el de los peores datos que existen, en España se necesitan 229 días para construir una nave industrial, mientras que en la media de la OCDE se encuentra en 149,5 días.
A pesar de que este escenario no invita a invertir precisamente, lo cierto es que en España, tras la fuerte corrección que ha vivido el sector inmobiliario, florecen nuevas oportunidades de negocio para desarrollar nuevos proyectos de inversión. Es por ello, que el país consiguió el año anterior 232 proyectos de inversión extranjera siendo el cuarto país de Europa por detrás de Reino Unido, Alemania y Francia. Entre la Comunidad de Madrid y Cataluña acaparan el 71% del total de proyectos, ya que en Madrid se llevaron a cabo 57 proyectos, mientras que en Cataluña se iniciaron 108 proyectos.
Dada la importancia de estas dos regiones españolas, hay que empezar a valorar seriamente los resultados electorales de las elecciones municipales y cómo influirán sobre la inversión extranjera. Como todo el mundo sabe tanto en la ciudad de Madrid como en Barcelona se han establecido gobiernos de un corte «populista» y una enorme segmentación, lo que afectará gravemente a la inestabilidad política a no ser que haya una gran voluntad de formalizar entre los diferentes grupos.
Ante este escenario, imaginemos que somos un inversor y queremos iniciar un gran proyecto que necesita la aprobación o la colaboración del municipio… En primer lugar nos encontramos con las farrogosas dificultades descritas anteriormente para llevar a cabo negocios en el país, seguidamente nos encontramos unos gobiernos municipales cuyos discursos son extremandamente intervencionistas, y por último, si este proyecto necesita contar con el respaldo institucional, implicará que los diferentes partidos políticos se pongan de acuerdo para mantener un criterio determinado… Me resulta muy difícil imaginar un escenario más torpe para invertir que el que se ha generado.
El populismo y la segmentación política ya está afectando seriamente a la inversión… El programa del partido de gobierno Ahora Madrid incluye la revisión de grandes proyectos urbanísticos, por lo que están en riesgo la Operación Chamartín, el Centro Comercial de Madrid Río, la Operación Mahou-Calderón, el Complejo Canalejas, la Operación Edificio España, la Ciudad de la Justicia e, incluso, la Operación Campamento. Estos proyectos suponen en total 11.000 millones de euros en inversión, 120.000 puestos de trabajo y unos ingresos para la administración de 3.300 millones de euros.
Asimismo, el partido de gobierno de la ciudad condal, Barcelona en Comú, ha propiciado que los proyectos urbanísticos que están en riesgo son La Maquinista o el Heron City, la reforma del Camp Nou y el desarrollo urbanístico de los alrededores, la pista de esquí de la zona franca Barcelona SnowWorld y la transformación en hoteles de emblemáticos edificios como la Torre Agbar, el edificio Deutsche Bank del Passeig de Gràcia o el Proyecto Núñez i Navarro. Por si fuera poco, como el sector turístico es poco relevante en la ciudad (nótese la ironía), en el programa proponían replantear el modelo turístico de una ciudad que recibe 7,5 millones de personas al año, no queda muy especificado en qué consistirá esa nueva visión económica pero me da que al sector hotelero y hostelero no le hará mucha gracia.
Finalmente tenemos la experiencia muy cercana de lo que pasa cuando el populismo accede al poder, sólo falta con observar a Grecia… Fugas de capitales, expectativas deterioradas, la rentabilidad de su deuda disparada, inestabilidad en su futuro… ¿Supone un Récord Guinness destrozar la economía de un país en seis meses? Esperemos que todo lo anterior se quede en simples conjeturas y que los gobiernos formados asuman su responsabilidad municipal y no desechen por la borda los proyectos de inversión porque quienes lo pagarían de manera directa son familias y pequeñas empresas que necesitan estas inversiones como el aire.