El País ha tenido acceso al borrador de la propuesta sobre la creación del Fondo Monetario Europeo (FME), un documento que consta de 47 páginas que persigue culminar el proyecto europeo. Esta medida evitaría toda aquella opción de crear un presupuesto en el entorno de la Eurozona para rescatar países, una opción que Alemania no había visto con buenos ojos.
La idea de los funcionarios y dirigentes europeos, incluido el presidente francés Emmanuel Macron, es profundizar los lazos dentro de la Eurozona y, por lo tanto, hacerla más resistente a las crisis financieras. Pero, sobre todo, haría a Europa independiente del FMI cada vez que un país euro necesite ayuda financiera.
El Fondo Monetario Europeo se vería profundamente inmerso en conflictos de intereses entre sus miembros. Tendría que encajar junto con la Comisión y el Eurosistema, que ya se encargan de supervisar a los países de la zona del euro, prevenir crisis, conceder préstamos de último recurso y desarrollar principios de reestructuración de la deuda.
No se puede descartar el riesgo de que los préstamos oficiales sean excesivos, lo cual debe reconocerse con un procedimiento de evaluación que permita identificarlos como excesivos y exija una reducción de la deuda. Este es un paso delicado, ya que la tendencia instintiva de cualquier prestamista es culpar al prestatario por no haber cumplido con todas las condiciones.
Durante la crisis griega, hubo importantes diferencias de política económica entre Europa y el FMI. Éstas comenzaron por las diferencias en las previsiones -por ejemplo, en lo que será el superávit primario de Grecia- sobre las decisiones fundamentales finales, como por ejemplo cómo debería seguir funcionando la reestructuración de la deuda. Cabe señalar que el FMI ha sido, en oposición a la mayoría de los miembros de la zona euro, uno de los mayores partidarios de la adaptación del perfil de deuda griega.
Al mismo tiempo, un FME sería particularmente bienvenido en Alemania. La mayor economía del euro es una de las economías más críticas del trabajo de la Comisión Europea como autoridad fiscal: el brazo ejecutivo de la UE es responsable del seguimiento del cumplimiento por parte de los países de las normas sobre déficit y deuda, pero a pesar de varias desviaciones, la Comisión nunca ha impuesto multas.
Marc Fortuño