Los Estados al igual que toda empresa o familia necesitan del grifo de la financiación para sufragar los gastos contemplados en los Presupuestos Generales del Estado de cada ejercicio. En los últimos años hemos contemplado como las partidas de los ingresos públicos: impuestos directos e indirectos, cotizaciones sociales, tasas, precios públicos y demás ingresos han sido incapaces de financiar todos los gastos previstos y por ello, el Estado debe emitir nuevos títulos de deuda pública, generando lo que se denomina déficit público a través de las emisiones del mercado primario de deuda pública.
Si acudimos a la web de la Dirección General del Tesoro podemos ver el calendario de emisiones previstas en este ejercicio, tanto de Letras del Tesoro (de 3 meses hasta 12 meses), Bonos (de 3 años hasta 5 años) y Obligaciones del Estado (de 10 años hasta 30 años), que son los instrumentos financieros más empleados para financiar el presupuesto.
La emisión de títulos en el mercado primario de deuda pública se puede realizar de por varios procedimientos o una combinación de éstos:
– Oferta pública: El Tesoro dictamina previamente el tipo de interés y el vencimiento de la deuda. Una vez que se reciben las solicitudes de suscripción, decide el importe final a suscribir.
– Subasta ordinaria: Los solicitantes de deuda pública ofertan un tipo de interés al que están dispuestos a adquirir o suscribir la deuda. Obviamente, aquellos que soliciten tipos más bajos tendrán prioridad sobre aquellos que soliciten tipos más altos.
– Subasta restringida: En este tipo de subastas normalmente hay un cierto número de entidades que ya se han comprometido con el Tesoro a suscribir un determinado importe de títulos de deuda pública. La selección de entidades agentes podrá guiarse por criterios financieros, de capacidad comercial o de potenciación de los mercados de Deuda. Por ello, no nos debe sorprender los «rescates bancarios» ya que el Estado tiene grandes intereses en colocar sus emisiones al balance de las entidades financieras.
Con carácter general, el Tesoro utiliza la subasta como procedimiento de emisión de sus instrumentos de deuda pública en moneda nacional (el euro, desde el 1 de enero de 1999).
El Banco de España realiza un papel relevante en la emisión del mercado primario ya que actúa como agente financiero del Estado, contribuyendo con sus medios técnicos a facilitar los procedimientos de emisión amortización y de gestión. A su vez, esta tarea es compatible con las limitaciones relativas a la prohibición de la monetización (financiar a través de emitir moneda) y financiación privilegiada del déficit público establecidas en el Tratado de Maastricht, y recogidas en la Ley 13/1994, de 1 de junio, de Autonomía del Banco de España. Por este motivo, también es relevante la normativa contenida en las Circulares del Banco de España.
Por otro lado, Iberclear se encarga de la gestión de la Central de Anotaciones, donde se liquidan y compensan las operaciones realizadas en el mercado español de deuda pública anotada.
Históricamente en España, sólo existió mercado primario de deuda pública hasta finales de los años sesenta, ya que los inversores que compraban los títulos los mantenían en cartera hasta fecha de su vencimiento. No obstante con la aparición de los ordenadores y de las telecomunicaciones, facilitaron la contratación electrónica. Además las valoraciones de la deuda pública al precio de mercado cambiaron el comportamiento de los grandes inversores institucionales que podían tanto comprar como vender títulos de deuda pública en el mercado secundario.