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El déficit sigue siendo el gran problema de la Eurozona

Los mensajes económicos optimistas llegan, «lo peor ha pasado», «hemos tocado fondo», «estamos en la senda del crecimiento», «no hay riesgo de ruptura del euro» y demás mensajes que cautivan a cualquier oído. El gran problema de la Eurozona se ha llamado y se sigue llamando deuda pública consecuencia de los déficit acumulados desde 1989 y se acentuó después del golpe a las arcas públicas fruto de la crisis subprime iniciada en 2008. A día de hoy, seguimos con unas estructuras de déficit, aunque cada vez son menores fruto de las medidas estructurales que se están llevando a cabo… Por lo tanto, la solución no vendrá de un día para otro, sino de forma paulatina en el tiempo y reestructurando los presupuestos hasta que las administraciones ingresen más de lo que gastan y mantengan esa línea continuada durante el transcurso de los años.

– Grecia: Qué se rescatara a Grecia hasta no debería sorprendernos, si tenemos en cuenta que desde la creación del euro en 1999, entró ocultando un abultado déficit  «debajo la alfombra» y al igual que muchos otros ha sumado déficits desde 1989, cuya consecuencia se denota en su deuda pública que asciende al 174,1% del PIB.

– Portugal: Al igual que Grecia a sumado déficit desde 1989, gastando más de lo que ingresaba, lo que ha llevado a la deuda pública lusa al 132,9% sobre el PIB. – Italia: La administración italiana se ha endeudado el 95% de los años desde 1989 y su deuda asciende a un total del 135,6% sobre su PIB.

– España: Nosotros no somos una excepción, desde 1989 el 86% de todos los años hemos acumulado déficit, sin embargo la burbuja inmobiliaria y de obra civil generó superávit de 2005 a 2007 pero como bien saben, eran ingresos artificiales que se fueron al mismo tiempo que la burbuja. España al iniciar las crisis se situaba con una deuda pública del 36,4% pero en la actualidad la deuda ha escalado hacia el 98,2% del PIB.

– Francia: La segunda economía de la Eurozona es un problemón encubierto, poco se ha hablado de una economía que ha ido sumando déficits desde 1989, todos y cada uno de los años y su deuda pública asciende al 93,6% del PIB. Sin embargo muchos hablan, aún hoy, del «derecho al déficit» y corrijo… el déficit no es un derecho es una obligación. Si bien es cierto, muchos economistas nombran el derecho al déficit con el objetivo de realizar políticas de estimulo o políticas de demanda para reactivar la economía con cargo pero hay que aclarar lo siguiente:

Primero, sobre el «derecho al déficit» le sigue cómo no… «deuda a tipos bajos», pretendemos no sólo endeudarnos sino que que los tipos de interés sean bajos y que nos compren nuestra deuda sí o sí. Y si la deuda no nos la compran o suben el precio por el riesgo país es que los fondos son malvados, en ningún caso que somos un activo de riesgo… Lo que me recuerda aquella frase que decía «el mérito es propio la culpa ajena».

Segundo, imaginemos que sí tenemos «derecho al déficit» y que lo pague la autoridad monetaria en última instancia a tipos bajos en este caso el Banco Central Europeo (BCE), pues bien no hace falta saber lo que pasa en este caso, el ejemplo lo tenemos en Japón. En la actualidad, esa deuda «gratis», en el que el bono a diez años cotiza al 0,5% de interés ha llevado que los intereses acumulados de la deuda sean del 22% en los presupuestos generales nipones y una deuda pública del 240% sobre PIB una salvajada económica se mire por donde se mire.

 

Tercero, lo que hay que tener claro es que tales políticas de estímulo con cargo al déficit son inútiles y lo vivimos en primera persona claramente en este país, cuando una vez pinchada la burbuja inmobiliaria el gobierno español pretendió redoblar la apuesta con más políticas de demanda hasta los 50.000 millones de euros (1 de enero de 2009), keynesianismo decían, pero no funcionan por el simple hecho que partimos de una situación de sobrecapacidad en infraestructuras, obviamente estás medidas hay que pagarlas e influyeron en los desequilibrios partiendo de una situación de superávit del 3% en España después del pinchazo del burbujón.

El EuroStoxx50, sube, la tendencia del Ibex 35 es alcista, y las bolsas están descontando un escenario de confianza en base a los futuros equilibros presupuestarios de los países miembros de la eurozona… pero los riesgos siguen estando ahí y cuando se habla de crecimiento débil se debe a que cualquier gota o nuevo riesgo puede hacer desbordar el vaso. Pero la culpa no es de esa determinada gota, sino de todos los riesgos acumulados detrás en forma de deuda pública años atrás.

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