Japón tiene un problema grave en materia demográfica debido a que en 2010 el número promedio de hijos por pareja se encuentra en los 1,96 hijos, mientras que en los años 50 las parejas tenían en promedio 4 hijos. Asimismo, Japón tiene la población más envejecida en el mundo ya que más de un cuarto de las personas son mayores de 65 años. La pirámide de la población se encuentra claramente invertida por lo que las noticias no podrían ser peor para la sostenibilidad del sistema público de pensiones nipón ¿O quizá sí?
Al igual que Noruega, Japón tiene el fondo de pensiones en manos gubernamentales denominado Goverment Pension Investment Fund (GPIF). Pues bien este fondo de pensiones es el más grande del mundo y perdió la friolera cifra de 64.000 millones de dólares en el tercer trimestre del año. El valor del fondo japonés cayó un 5,6% hasta los 135 billones de yenes (1,1 billones de dólares) debido a la convulsión a los mercados provocada por la desaceleración de la economía China. Esta caída supone la tercera mayor del fondo en su historia por detrás del -6,1% en el cuarto trimestre de 2008 y del -7,8 % en el tercer trimestre de 2001. La distribución de estas pérdidas se centra en la renta variable nacional e internacional, que eran de un -12,8% y un -11%.
A pesar de que gran parte de la pérdida muy probablemente se haya recuperado en el mes de octubre, el GPIF ha estado promoviendo un aumento gradual de su exposición hacia la renta variable. Este apetito por el riesgo viene condicionado por la reforma de Shinzo Abe del fondo de pensiones que se centró en aumentar la exposición al riesgo para obtener una mejor rentabilidad futura para los pensionistas y así en el en lo años venideros aliviar la presión de las pensiones sobre los presupuestos públicos.
Según los datos del último informe, el fondo de pensiones japonés concentra gran parte de sus inversiones en los bonos del gobierno japonés que en la actualidad suponen un peso en cartera del 38,95%, este porcentaje en España puede parecernos ridículo ya que en comparativa el fondo de reserva de la Seguridad Social prácticamente invierte el 100% en Letras y Bonos del Estado. En segundo lugar las acciones japonesas tienen un peso del 21,35% de la cartera de inversión. Mientras que el peso internacional del fondo se distribuye entre el 21,64% en acciones y el 13,60% en bonos.
Definitivamente la exposición a la renta variable es la mejor alternativa para el largo plazo sin lugar a dudas, pero como comentamos en el artículo «La muerte por éxito: Cuando el fondo de inversión es demasiado grande» los grandes fondos de inversión tienden a perder eficiencia en su operativa cuando se vuelven demasiado grandes porque necesitan un tiempo mucho más prolongado para incorporar un valor en cartera y también para venderlo, lo que no aporta valor al partícipe. En este contexto, no deja de ser injusto para los contribuyentes/partícipes que se obligue a los japoneses a ahorrar en un mismo fondo gestionado por el gobierno sin tener en cuenta el perfil de riesgo de cada uno de los contribuyentes. Seguramente ese aumento de exposición al riesgo sería visto con malos ojos por aquellos que están más cerca de su jubilación.